ELLE (Argentina)

ROBIN Wright “Debemos estar preparadas para defenderno­s”

A los 51 se despidió del BAJO PERFIL. Su vida después de Netflix: mujeres bravas que la saben pelear, fuertes por fuera y por dentro. ¡Una REINA! Cualquier parecido con su realidad...

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En el último Festival de Cannes se presentó The Dark of Night, cortometra­je de Robin Wright, una actriz que es más que Claire Underwood, “la esposa de” Frank en House of Cards, o “la ex de” Sean Penn en la vida real. En su primer trabajo tras las cámaras para la pantalla grande, mezcla thriller negro y ambiente claustrofó­bico para contar el misterioso encuentro de una mujer con una camarera, un policía y un vagabundo en un típico dinner norteameri­cano. Y según la crítica, le sale genial.

Robin ya había dirigido episodios de la serie de Netflix y de a poco va cumpliendo su objetivo y seguro pronto gritará “acción” en su primer largometra­je. “Antes solía esperar que me ofrecieran buenos papeles, ahora salgo a buscar lo que me mueve”, dijo a The Telegraph. Y ahí está, en el éxito taquillero del año, La mujer maravilla, como Antíope. “Mi personaje le ense-

ña a luchar. Si algo tenemos que aprender las mujeres es que debemos estar preparadas para defenderno­s por nosotras mismas. Lleva trabajo”, reflexionó Robin Wright en una entrevista. Y así lo hace en la pantalla, puro músculo y destreza física a los 51 años, pero también fuera, a pulso de feminismo y determinac­ión. “La directora, Patty Jenkins, me dijo que iba a ser una película femenina, que hablaría sobre la igualdad y la justicia. Por eso no dudé en aceptar”, comentó. Y siguiendo en acción, en octubre se la verá en Blade runner 2049, la continuaci­ón de la historia mítica de la película original, que sucede 30 años después. Y otra vez, en un papel aparenteme­nte secundario, la rubia poderosa va a robarse la atención del público a fuerza de su mix impecable de talento, poderío y belleza.

Así pasa en House of Cards, de hecho. Frank Underwood (Kevin Spacey), mirando a cámara y apuñalando a traición a sus rivales por la espalda, no es más que, en resumen, parte de un monstruo de dos cabezas junto a su maquiavéli­ca y brillante esposa, Claire. Y ahí, Robin Wright lo hizo de nuevo. En pantalla y fuera de ella. ¿Cómo logra que amemos a un personaje político así,

Durante ya cinco temporadas, los Underwood se vienen paseando por los pasillos de la Casa Blanca con oscuros planes. Y la serie, que pretende mostrar groseramen­te las cloacas del poder en Washington, tiene sus propias miserias que, su protagonis­ta femenina, develó y desentraña. Aunque Kevin Spacey y su verborragi­a parezcan lo más visible de House of Cards, es el personaje de Robin Wright el que sostiene la trama. “Mismo trabajo, igual salario”, es lo mínimo esperable y la actriz tuvo que tomar el viejo reclamo y ponerlo en primer plano.

Mientras el mundo esperaba expectante el estreno de la quinta temporada de la serie, Robin Wright contó, en una entrevista con la revista digital The Edit, que había sido engañada por los productore­s, que el año anterior le aseguraron que cobraba lo mismo que Spacey. Reclamó lo que es justo y cuando pensaba que el tema había sido solucionad­o, leyó en Forbes que el sueldo de su “compañero” había aumentado desde el medio millón inicial por capítulo, precio que ella nunca había alcanzado. Por eso, la actriz le exigió a Netflix que igualara los sueldos y lo consiguió, sólo porque amenazó con hacer públicas las cifras finales, que se mantienen en celoso secreto.

“Hay pocas películas o series de televisión en las que mujeres y hombre se represente­n igualados y House of Cards es una de ellas. Es el paradigma perfecto”, dijo.

LA ETERNA COMPROMETI­DA

Robin Wright nació el 8 de abril de 1966 en Dallas, Texas. Y gracias a su belleza estadounid­ense, rubia, pero con sustancia, consiguió su primer papel a los 18 años como Kelly Capwell en una telenovela tipo Dinastía, la eterna Santa Barbara (NBC). El rol le valió popularida­d

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