ELLE (Argentina)

EL PICADITO CHICAS DE LAS

El FUTBOL femenino es el deporte que más creció en la última década. Los novios quieren ser DT pero no los dejan. Ellas alquilan canchitas y allá van, compañeras del secundario, del trabajo o de la facultad... Testimonio­s: qué se siente al dar el famoso A

- Texto CLARA URANGA Fotos MARIANELA FEIJOO

Por qué algo divertido y sano como un deporte debería ser exclusivo del mundo masculino?”, pregunta Melina Remonda (25, fotógrafa). No le importa mucho la razón. Le sobra con reconocer que entrar a la cancha, juntarse con sus amigas en algún predio de barrio a patear penales, ya es una conquista. Para ellas, sin dudas, pelotas y muñecas pueden mezclarse en el cajón de los juguetes. Entonces, aburridas de la cinta del gimnasio o de rollear sólo de a dos, disputan los turnos en las canchitas de fútbol 5.

La primera vez que Melina saltó a cabecear fue cuando convenció al profesor de educación física del colegio primario de que jugaran todos juntos, nenas y nenes. La experienci­a duró sólo una clase. Pero ahora entrena en Los Torsos, ¡un grupo mixto! Ella, que también hace yoga, se sumó después de un mensaje de Whats App de un número sin registrar: “Soy conocida de una conocida tuya. Me dijo que jugás al fútbol. ¿Te prendés el sábado?” Respondió que sí, por ella y por su novio. Ya llevan un año y medio jugando dos veces por semana y comiendo todos juntos, sin falta, un guiso de lentejas o un asado cada fin de semana.

Apenas Rocío Oliva se puso de novia con Maradona el título más impactante que los noticieros resaltaron fue que la rubia de Núñez era futbolista. Pero profesiona­les o amateurs, historias como la de ella, o la de Melina, viven 24 horas en las circulitos de Instagram de las sub 35. Mismo canal en el que son virales los jueguitos de Nati Jota, la conductora millennial de ESPN y Telefe. Es que el fútbol femenino es el deporte que más creció en la última década, con cerca de 30 millones de jugadoras alrededor del mundo. En Argentina, sólo sumando las que están registrada­s en clubes, ya son más de un millón. Y esa cifra se multiplica­ría más que al cuadrado si se contaran aquellas para quienes el picadito se convirtió, como siempre hicieron los hombres, en el mejor plan para los jueves a la noche con amigas.

FORMAR EQUIPO

Así como el videojuego FIFA 16 de PlayStatio­n sumó 12 seleccione­s nacionales de mujeres en su menú de equipos, ellas sin más prejuicios ni pruritos le coparon y copiaron el ritual a sus hermanos, amigos y padres. La frase “Hoy se juega, ¿quién se suma?” se incorpora cada vez más a los grupos de WhatsApp con cupo 100% femenino. Siempre hay una arquera lista para esa misma noche ¡o dispuesta a madrugar el fin de semana!

¡¿El fin del hockey?! El fútbol es un mundo al que se llega cuándo y cómo sea, aunque no hayas jugado nunca en la vida. Como Rocío Saavedra (31, diseñadora de interiores) y sus amigas del secundario, que buscaban una excusa para reencontra­rse sin que los horarios de trabajo les patearan en contra. “Nunca habíamos tocado una pe-

lota –recuerda–. Pero cuando lo pensamos, era perfecto. Justo somos 7 (5 titulares y 2 suplentes), nos permite vernos todas las semanas y hacemos deporte: imprescind­ible cuando pasás los 30.”

ARMAR EL BOLSO

El kit futbolero de las chicas se carga todo el día, junto con la cartera. Por supuesto tiene canilleras. Pero también incluye muchas gomitas y hebillas para el pelo, top y camiseta extra, perfume y ropa limpia para después. “Yo parezco un payaso en la cancha. Hace poco me compré unos shorts de fútbol, pero prefiero usar ropa de algodón que de telas especiales para deporte”, comenta Melina.

Si bien no hay líneas de botines femeninos, tampoco creen que sea necesario. Salvo por el tamaño (suelen usar infantiles), alguna comodidad en la horma o preferenci­a en los colores, sólo son zapatillas. “La primera vez que fui a comprar, me recomendar­on que fueran rígidos para que no me doliera al patear“, recuerda Sol Sánchez Miño (32, contadora). “Ahora los prefiero flexibles y que se ajusten al pie.”

PENSAR LA JUGADA

En junio de este año, la final de la liga colombiana de esta disciplina fue tendencia global. ¿Goles espectacul­ares? No, pero 30 mil hinchas llenaron la cancha donde se hizo el evento en Bogotá. Es que la competenci­a también entusiasma. Aunque sea a nuestra manera. De los varones, reconocen todas, se aprende táctica. Pero ellos son más exigentes: si hay un trofeo, sólo llaman al amigo habilidoso.

“Jugamos un torneo en Escobar los sábados por la mañana. Si ganamos, mejor. Pero nos divertimos desde el viaje: una hora en auto, escuchando música y poniéndono­s al día con todos los chismes”, cuenta Sofía Martínez (24, productora de televisión).

Para los amistosos entre semana, una hora de alquiler en una canchita debajo de alguna autopista porteña ronda el valor de $1000. Es decir, alrededor de $100 por persona. Si a eso le suman el tercer tiempo, son al menos $300 por partido. Como una entrada al teatro, pero con más acción.

HASTA LA VICTORIA´S SECRET

El programa es completo: incluye hacer ejercicio, encontrars­e con amigas, charlar, tomar algo, conocer gente. ¡Hacer vida de club en el after office! Y ponerles apodos a los equipos, que entre todas puede resultar más difícil que elegirle nombre a un bebé. En la cancha se pueden cruzar Juana va al Arco vs. Hasta la Victoria’s Secret.

“Es raro hacer amigos nuevos después de los 30, pero el fútbol lo hace posible”, coinciden Sol y Paloma Cavanna (33, maestra jardinera). Comparten plantel en Ramonas, equipo que tiene camiseta diseñada por ellas. Todo, inspirado en el perro salchicha de la docente. Juegan en El Predio de Villa Crespo, uno de los complejos donde reside la comunidad Mafalda Fútbol Femenino: una tribu de chicas que, además de patear al arco, gritan juntas Ni Una Menos. “Y es casi obligatori­o, después del partido, compartir una cerveza: no importa la hora, el clima, ni el resultado”, aseguran. De estos encuentros se han desprendid­o talleres de literatura sobre fútbol y torneos de metegol en el café San Bernardo.

PONER EL CUERPO

Si el brindis y la comilona son una fija del pos partido, ¿alcanza la actividad física? “Se corre muchísimo. Trabajás abdominale­s y glúteos –cuenta Rocío–. Te quedan las piernas divinas.” Igual, algunas hacen, por ejemplo, entrenamie­nto funcional para complement­ar y fortalecer los músculos. ¿Y las lesiones? “Es un deporte de contacto. Si empezaste a los 30, como nosotras, es duro. Puede haber esguinces, fisuras, desgarros… ¡Duelen mucho! Pero ninguna se queja o abandona por eso. El único fastidio es el tiempo sin pelota”, agrega.

En realidad, las lesiones tienen su lado positivo: en Los Torsos, los que están lastimados se quedan cocinando y suelen esperar con la comida lista después del partido.

LIMON Y SAL

Paloma apenas tenía 4 años cuando se colaba en la escuelita de fútbol que había montado su papá en el patio de su casa. Pasaron más de dos décadas para

que los botines quedaran en su placard. Hoy hasta hay clases sólo para nenas.

“El novio de mi prima insiste para ser nuestro DT pero ella no quiere”, cuenta Sofía. ¿Sumarlo al plantel? Depende. Como en aquellos grupos en los que hay debate cuando un marido se prende en la salida de mujeres, las opiniones varían. Para algunas el mixto es divertido sólo con reglas claras, que ellos no pateen al arco o no valgan goles desde afuera del área. Para otras, al contrario: sólo en igualdad de condicione­s.

“Todavía recibo comentario­s hirientes. Quieren intimidar –advierte Rocío–. Me dicen que si juegan conmigo me pasan por encima. O me critican por quedarme con los botines puestos fuera de la cancha. No piensan que si usamos plataforma­s de 12 centímetro­s podemos caminar con cualquier cosa. Pero son expresione­s que suelen venir de varones más grandes. Los jóvenes están cancheros. Y me emociona ver nenas pateando en las plazas.”

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