ESCOCES
A la vez tradicional, punk y cool, el tartán despierta nuestros recuerdos y las ganas de revivir prendas del pasado. Aquí el gran regreso y sus infinitas posibilidades.
Es el rey indiscutido de este invierno. Ese que coloca a los popes de la moda en la misma vereda. No hay dudas: después de varias temporadas y de aquella gala antológica del Met en 2013 que honró e hizo alarde de la estética punk, el escocés hace su gran regreso. Esta vez la vuelta es una especie de terremoto. En las pasarelas raramente se da esta unanimidad en cuanto a una única tendencia. Casi no hubo desfiles en los que no hayamos visto un twist de tartán. Podríamos decir que es una verdadera explosión de moda y no un detalle clown. Esta estampa es poderosa y está cargada de simbolismo. En su acepción híper tradicional, nos traslada al imaginario celta, o a la serie Outlander transcurrida en Escocia con sus prendas enormes a cuadros, superpuestas en tonos más sór-
didos que los que vimos, por ejemplo, en el desfile de Sara Battaglia (amarillo furioso) o en el de Versace (a puro color). Imposible no recordar la falda escocesa del colegio, recuperada por los punks londinenses que reescribieron su historia y la llevaron a otro nivel: ¡rebelde! ¿Cómo llevarlo hoy? Con algo cool y bien descontracturado para revivir las siluetas invernales austeras. Podemos poner en práctica la sobriedad en el resto del equipo total black y llevar un tapado escocés. Para las más audaces es ideal un traje de blazer y pantalón con estampas mezcladas. Las más tímidas optarán por una falda o pantalón en tonos discretos, combinados con prendas básicas en blanco o negro. Contrariamente a las flores, el tartán, geométrico, da cierta estructura y aporta sin forzar una poderosa dosis de color que levanta los días más fríos.