3 PREGUNTAS
No siempre es sencillo escucharse. Pero nada de pánico: la perfección no forma parte de este programa.
¿DE QUE TENGO HAMBRE? Fuera de las comidas, ante síntomas que parecen hambre, pensá si realmente es el cuerpo que necesita energía para seguir con sus actividades (“hambre” de las células). ¿O son ganas de picar algo para reconfortarse (“hambre” del corazón)? ¿Necesitás comer porque es la hora (“hambre” del estómago)? Hacete las preguntas adecuadas. “Al momento de comer, calculá la cantidad de alimentos que necesitás para quedar satisfecha y ponelos en un plato. Al terminar, tomate unos minutos para comprobar si necesitás volver a servirte”, dice Géraldine Desindes.
¿HAGO BIEN O MAL LOS EJERCICIOS? Es normal hacerse esta pregunta, y mejor aún, no tratar de responderla. “Tratá de mantenerte curiosa y dispuesta a esta experiencia nueva”, dice Desindes.
¿ESTOY SATISFECHA? No siempre es fácil saberlo. Por suerte, la respuesta se da progresivamente cuando estamos atentas a nuestras sensaciones. Al comienzo del plan, prestá atención a tu respiración ventral, vas a comer menos rápido y esto te dará tiempo para evaluar si realmente tenés necesidad del bocado siguiente.