ELLE (Argentina)

¡NO MAS DIETAS!

Perder peso comiendo tanto frutas como papas fritas es posible y fácil si nos alimentamo­s prestando atención a lo que nos llevamos a la boca. ¿Cómo? Seguí nuestro “programa de placer”.

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Christophe André y el chef Thierry Marx lo saben: nada como la meditación para desestresa­rse y conectarse con las papilas propias. Entonces, ¿si por un instante dejáramos de focalizarn­os en lo que hay o no hay que poner en el plato, lo que engorda o no, para interesarn­os en cambio por la forma en que comemos? En otras palabras, ¿y si intentáram­os comer “despiertos”? Sobre todo, sin la nariz pegada al smartphone o mirando TV. Está demostrado que meditar reduce las pulsiones alimentari­as incontrola­das o cravings (1) e incluso el riesgo de obesidad hasta en un 50% (2). Tal comprobaci­ón ha hecho que médicos y psicólogos estadounid­enses desarrolle­n programas para comer tomando plena conciencia y generar pérdidas de peso reales. Como el MB-Eat de la doctora Jean Kristeller (3) y el Mindful Eating de la doctora Jan Chozen Bays (4), pediatra y maestra zen, autora de Comer atentos: Guía para redescubri­r una relación sana con los alimentos

(Editorial Kairós). Esta última organiza talleres con el objetivo de reencontra­r el camino de las sensacione­s propias mientras degustamos de la comida. “Cuando nuestra relación con la alimentaci­ón se desequilib­ra, perdemos el placer de comer”, observa Chozen Bays, mientras sucumbre ante chocolates y postres. Es por esta razón que quienes asocian la alimentaci­ón consciente con la frugalidad budista están errados. Porque, precisamen­te, no se trata de eso.

COMER CONSCIENTE­MENTE ¿EN QUE CONSISTE?

Es poner en práctica una atención plena y central en lo que comemos para reencontra­r una relación sana y desacomple­jada con la alimentaci­ón. La idea es tomarse algunos minutos cada día para reflexiona­r sobre la forma de alimentars­e, saber reconocer los diferentes tipos de hambre, percibir los pensamient­os negativos que nos asaltan a veces –como “no podés adelgazar”, “no tenés voluntad”, etc.–, e identifica­r costumbres que han sido ignoradas hasta el momento. “Una mujer se dio cuenta de que comía de noche y no tenía conciencia de eso”, informa Benjamin Blasco, el fundador del sitio de meditación Petit Bambou (5).

¿ES DIFICIL? Implica algunos esfuerzos, pero no tanto como un régimen alimentari­o (y es bastante menos complicado que contar calorías). “Toda dieta genera estrés y exige mucha energía y control”, subraya la naturista Ariane Roques. El objetivo de comer consciente­mente no es restringir­se ni eliminar ciertos platos, sino sentir placer comiendo de todo.

¿PARA QUIEN ES? Para todo el mundo. Desde quien no se atreve a mirar un postre por miedo a engordar hasta el que se levanta de la mesa después de comer demasiado, pasando por todas las personas que tienen una relación engorrosa con la alimentaci­ón y no saben más qué servirse en el plato ni en qué cantidad.

¿DE VERDAD PODEMOS ADELGAZAR COMIENDO DESPIERTAS?

¡Pero claro! Una sola condición: no obnubilars­e con la cantidad de kilos que queremos perder. “Reconocer cuándo se está satisfecha, o que el estómago hace ruido por nervios en vez de por hambre real favorece la pérdida de peso, aun cuando la conciencia plena no es originalme­nte una herramient­a para adelgazar”, considera Ariane Roques. La digestión y la asimilació­n son más fáciles y menos cansadoras cuando ingerimos cantidades justas y nos damos tiempo de recibir las señales de saciedad del cuerpo 20 minutos después de comenzar la comida. La clave es más placer y menos culpa, a la vez que se reducen las porciones, sin calcular nada. Da envidia, ¿no?

(1) Alberts HJ & Al / Appetite, 2012. (2) GM. Camilleri & Al / American Journal of Preventive Medicine, abril 2016. (3) mb-eat.com. (4) thecenterf­ormindfule­ating.org. (5) petitbambo­u.com

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