DEBATIR NO es PELEAR

El desafío es acordar las diferencias sin hacer tambalear la unión. Y hay que tener en cuenta que los conflictos surgen no sólo por lo que se dice sino por cómo se lo encara. Pautas para evitar que una discusión se transforme en pelea:

l Apoyate en las palabras.

Las discusiones que tienen pocos términos y mucho de lenguaje no verbal son las más proclives a aumentar el conflicto. Lo saludable es convertir esos gestos y actitudes corporales en palabras. l No personalices. Un factor que detona una pelea es sentir que el otro nos cuestiona en lo personal y ante un “te pedí que me hicieras este trámite y te olvidaste”, interpretar “me está diciendo que soy una irresponsable”. l Hablá, preguntá... Hay parejas que llevan tiempo sin conversar, dando por sentado lo que el otro siente o piensa y esas creencias llevan a desilusiones y fracasos emocionales. l Enfocate en el ahora. Otro mecanismo que suma a la discordia es traer al tema actual temas que ocurrieron en el pasado. La clave es evitarlos y no pasar factura.