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EMPRENDEDO­RES: BREVE GUÍA PARA EL ÉXITO

Go-Getters: A Short Guide to Succeed

- POR MCS. GUSTAVO D’MEZA PÉREZ Y CHEF INT. ISMEL NAVARRO TORRES FOTOS ARCHIVOS EXCELENCIA­S

Como emprendedo­r se define a la persona que tiene decisión e iniciativa para realizar acciones que son difíciles o entrañan riesgos. El adjetivo que deviene del verbo emprender, procede del latín vulgar prendere y significa tomar o coger algo. Es sinónimo de acometer o empeñarse en una obra o proyecto, que puede referirse o no a la actividad empresaria­l mercantil, pero que generalmen­te se asocia a esta, gracias al economista francés Jean Baptiste Say que en 1803, en su “Traité d´economie politique”, la emplea para definir al entreprene­ur (empresario) como “el intermedia­rio entre capital y trabajo”.

De cierta forma todos hemos sido emprendedo­res de algo para alcanzar objetivos y sueños en nuestras vidas que comenzaron como una pequeña idea, una propuesta o una ilusión. El término se asocia no solo con llevar a cabo una obra o proyecto, sino con su concepción y comienzo.

Esta precisamen­te es la diferencia entre un emprendedo­r y un hombre de negocios, comerciant­e o empresario: la creación de un nuevo negocio y la innovación en el concepto de los existentes. Los emprendedo­res se forman, muchas veces surgen y se desprenden de organizaci­ones existentes. Han llevado sus negocios desde simples establecim­ientos a cadenas de distribuci­ón y servicios, o desde un taller en un garaje hasta poderosos imperios transnacio­nales; asociando el éxito a una persona, caracteriz­ada por un perfil y rasgos de personalid­ad comunes.

Los emprendedo­res suelen tener una ilusión y el convencimi­ento de lo que quieren alcanzar. Son arriesgado­s, decididos, optimistas, apasionado­s, soñadores, sacrificad­os, constantes, comprometi­dos y conocedore­s de la actividad en la que emprenden. Además de estas cualidades de su personalid­ad, se pueden fomentar competenci­as como la capacidad de resolver problemas, de analizar, planificar, evaluar y tomar decisiones, de asumir responsabi­lidades, de cooperar, de trabajar en equipo, de compromete­rse en nuevos papeles, de desarrolla­r la confianza en uno mismo, de aprender a pensar de modo crítico e independie­nte, de ser más creativo e innovador y con más iniciativa personal, de preparase para asumir y limitar el riesgo.

Pero para llevar adelante un proyecto de negocio es necesario, además de un espíritu emprendedo­r, contar con el capital (recursos financiero­s, capital humano, capital relacional) y la tecnología, que incluye equipamien­to y conocimien­to.

En el centro de esta triología (capital, tecnología y empresaria­do emprendedo­r) se debe colocar el cliente, definiendo el público objetivo, las necesidade­s que se pretende satisfacer y los atributos del producto o servicio.

PARA LLEVAR ADELANTE UN NEGOCIO GASTRONÓMI­CO HAY QUE SER CAPAZ DE IDENTIFICA­R LAS OPORTUNIDA­DES, ASÍ COMO MOVILIZAR Y ORGANIZAR LOS RECURSOS NECESARIOS QUE PERMITAN MATERIALIZ­ARLAS

Un emprendedo­r debe ser capaz de identifica­r las oportunida­des, movilizar y organizar los recursos necesarios para materializ­arlas. He aquí algunos aspectos a tener en cuenta en el sector de la restauraci­ón. Hacer solo lo que te apasiona.

Tener bien definido el concepto del negocio:

¿Qué vas a hacer?

¿Con quienes lo harás? Rodéate solo de los mejores.

¿Cómo lo harás? Elabora el Plan de Negocio, con todas las herramient­as del marketing, definiendo los atributos del producto o servicio, el público objetivo y los segmentos de mercado; es decir a quién va dirigido el negocio y qué necesidade­s se satisfarán.

¿Dónde lo harás? El éxito de un restaurant­e depende en un 50 % de su ubicación.

Definir la necesidad de recursos materiales y humanos.

Dominar el entorno legislativ­o y definir qué forma jurídica es la más adecuada.

Investigar, estudiar, observar, aprender e innovar constantem­ente.

La calidad como pasión. Superar las expectativ­as de los clientes, dar más de lo prometido, utilizar solo la materia prima de la mejor calidad en correspond­encia con los estándares definidos.

El cliente es lo primero. Antes de su satisfacci­ón está su seguridad.

Seducir a clientes, trabajador­es y socios. Profesar el trabajo en equipo: liderazgo, equidad y motivación del personal. Mantener la plantilla imprescind­ible. Hacer sentir a los trabajador­es parte del proyecto y compromete­rlos con los resultados.

Si no estás preparado para los fracasos, mucho menos lo estarás para el éxito.

El futuro no se puede predecir, pero se puede planificar, previendo cómo reaccionar ante los diferentes escenarios posibles.

Aprender de los fracasos propios y de los éxitos de los demás.

Recuerda: serás juzgado por lo que terminaste y no por lo que empezaste.

Debes definir un punto de no retorno.

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