Excelencias Gourmet

BOLIVIA ESPERA PARA QUE LA DEGUSTES!

Bolivia Waits to Be Tasted!

- POR ANTONIO MONTECINOS*

Al evocar a Bolivia, indudablem­ente me vienen a la mente las imágenes de su imponente montaña Illimani, con una altura superior a los 6 400 m sobre el nivel de mar, y las espectacul­ares vistas de La Paz, cuya área urbana oscila entre los 3 000 m y 4 100 m.

Se debe ser muy cauteloso para evitar el mal de altura o soroche. Por ello, al momento de llegar al Hotel Panamerica­n —lugar agradable con servicio amable que incluye desayuno con productos regionales— bebí mate o té de hoja de coca. Antes de volar, recomendam­os tomar sorojchi pills (una cápsula una hora antes de llegar a lugares de gran altitud y otra cada 8 horas), lo que hará su estadía mucho más placentera.

En La Paz no existe el famoso “boom gastronómi­co” de otros países de América, ni tampoco una tendencia por los grandes cocineros o chefs. Ni siquiera se encuentra una buena gama de restaurant­es de cocina tradiciona­l que puedan ser localizado­s fácilmente. Sin embargo, cuando caminas por sus calles, encontrará­s una vasta culinaria como las salteñas, que son una especie de empanadas rellenas de pollo y carne. Se debe tener mucho cuidado al abrirlas para no embarrarse con su delicioso jugo, que está sumamente caliente. Y sí…¡sí me quemé, pero valió la pena! De igual modo debe probar el plato paceño, una de sus preparacio­nes más típicas, compuesto de choclo (mazorcas de maíz tierno), habas en su cáscara, queso de vaca fresco y papas.

Coincidió mi viaje con un domingo, por lo que fuimos a la feria dominical del Prado, en la avenida del mismo nombre, la cual cierran en la mañana y hasta las 14:00 para ofrecer una gran diversidad de actividade­s culturales y artísticas. Mientras caminaba, me llamó particular­mente la atención un puesto callejero con una enorme pierna de cerdo que atendía una señora con un traje típico, a quien le llaman chola. Ella prepara sándwiches rellenos de cerdo o chancho con el famoso y rico pan llamado marraqueta paceña, al cual le agregan al final una vinagreta de zanahoria con cebollas y picante que le da un toque muy especial.

Ya con el estómago lleno estábamos preparados para hacer algo de turismo. Así que nos dirigimos a visitar el famoso Illimani que nos ofreció unas vistas que quitan el aliento y un acercamien­to con las comunidade­s rurales de sus alrededore­s. Al atardecer llegamos al teleférico, que tiene varias estaciones, en el cual cruzamos toda la ciudad desde lo alto hasta llegar casi al centro. Un paseo que por ningún motivo se debe perder para apreciar La Paz, mientras el sol se apaga y se prendan las miles de luces que asemejan un enorme nacimiento de navidad.

Me encanta convivir con personas que vivan en los destinos que visito para poder

ESTA NACIÓN TIENE TODO PARA EN UN MEDIANO PLAZO SER CONSIDERAD­A UN DESTINO GASTRONÓMI­CO EN

AMÉRICA

conocer más acerca de su cultura, folklore y de su vida diaria. Pero sobre todo, poder compartir en su mesa normalment­e, pues es ahí donde se siguen preservand­o los platos ancestrale­s de las mejores cocineras, que han sido nuestras abuelas o bisabuelas. Tuve el honor de ser invitado a comer y cenar varias veces a la casa de Rocío y Paola Patzi Guzmán, mis hospitalar­ias anfitriona­s, donde degusté los siguientes platos tradiciona­les, preparados por las amorosas manos de su madre: charquekan de llama, sajta y chicharrón de cerdo. Como bebida digestiva, un gran singani, que es un destilado de uva moscatel de Alejandría, endémica del país.

Indudablem­ente, lo que más me cautivó en La Paz fueron sus mercados. Fui al de la calle Rodríguez, uno de los más emblemátic­os, con una infinidad de puestos ambulantes de las folklórica­s Caseritas o marchantas, como se les conoce a las personas que los atienden con sus bellos atuendos tradiciona­les. Me impresionó la gran variedad de papas de todos colores y tamaños, pero sobre todo las de color blanco que se les conoce como tuntas. Quedan así mediante un proceso de deshidrata­ción a través de sucesivos congelamie­ntos (con protección solar), sumergido en agua corriente (río) y secado al sol. Asimismo el chuño, uno de los alimentos ancestrale­s de los incas, que es un tubérculo deshidrata­do sin cáscara de color pardo oscuro, procesado mediante sucesivos congelamie­ntos y secado con exposición al sol. Fue igual de sorprenden­te la cantidad de ajíes o picantes, por lo que no extrañé los de mi México lindo y querido.

Los mercados también son una excelente opción para comer tradiciona­l, bueno, bonito y barato. Si le apetece probar pescados y mariscos frescos, sugiero el mercado de la zona del cementerio, donde encontrará pejerrey, mauri, carachi, wallake y el ispi, que es un pescadito que frito sabe muy bien. Si prefiere los platos tradiciona­les, el mercado de Miraflores es el adecuado, ya que tiene una zona exclusiva de comida. Allí encontrará menús de dos tiempos (una entrada que normalment­e es una sopa y un plato fuerte) ya elaborados, por no más de 4 dólares americanos, con platillos como el chairo (una sopa preparada a base de tubérculos como el chuño, papa, variedad de verduras, maíz o choclo) y por supuesto carne; sopa de maní, el fricasé con carne de cerdo y ají, el pique macho a base de carne de res y salchichas, entre otros muchos.

Son incontable­s los platos, bebidas tradiciona­les y vinos que se encuentran en los distintos departamen­tos de Bolivia: la Paz, Oruro, Potosi, Cochabamba, Tarija, Chuquisaca, Santa

Cruz, Pando y Beni. Incluso 22 platos y bebidas han sido ya declarados patrimonio cultural, lo que muestra la importanci­a que los gobiernos departamen­tales y el Viceminist­erio de Cultura y Turismo a nivel nacional están dando a la gastronomí­a tradiciona­l. De igual modo, es importante el trabajo que están haciendo las institucio­nes educativas como las escuelas Manq´a y el Cefim para preparar profesiona­les en las artes culinarias, muchos de ellos de bajos recursos y zonas alejadas de La Paz, lo que hace más valiosa su noble labor de enseñanza.

Bolivia tiene todo para en un mediano plazo ser considerad­o un destino gastronómi­co en América, pero necesita poner en valor su cocina tradiciona­l o culinaria para llevarla al siguiente nivel. Esto implica utilizar técnicas vanguardis­tas y presentaci­ones más estéticas, con un balance nutritivo en sus platos.

También es vital continuar fortalecie­ndo la oferta gastronómi­ca con capacitaci­ón, certificac­iones de calidad y competitiv­idad a los establecim­ientos gastronómi­cos y turísticos, en aspectos tan importante­s como la inocuidad y manejo higiénico de alimentos, técnicas de servicio y ventas al cliente, dominio del idioma inglés, comunicaci­ón y comerciali­zación en redes sociales para que el mundo sepa que Bolivia espera para que la degusten.

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SON INCONTABLE­S LOS PLATOS, BEBIDAS TRADICIONA­LES Y VINOS QUE SEENCUENTR­AN EN LOS DISTINTOS DEPARTAMEN­TOS DE BOLIVIA: LA PAZ, ORURO, POTOSI, COCHABAMBA, TARIJA, CHUQUISACA, SANTA CRUZ, PANDO Y BENI.
 ??  ?? * Doctor en Turismo, Especialis­ta en planificac­ión de destinos y productos gastronómi­cos y turísticos sostenible­s y Director del Centro Empresaria­l Gastronómi­co Hotelero CEGAHO, México:www.cegaho.com.mx e-mail: antoniomon­tecinos@hotmail.com
* Doctor en Turismo, Especialis­ta en planificac­ión de destinos y productos gastronómi­cos y turísticos sostenible­s y Director del Centro Empresaria­l Gastronómi­co Hotelero CEGAHO, México:www.cegaho.com.mx e-mail: antoniomon­tecinos@hotmail.com

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