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DOS ÉPOCAS, UNA MOTO.

HONDA CB650R

- Créditos: Honda News

Polifacéti­ca y difícil de encasillar. La recienteme­nte lanzada Neo Sport Café de la casa del ala dorada conjuga detalles que le dieron grandes resultados a la marca en el pasado, incorporan­do ciertos cánones de diseño actuales y soluciones del futuro, con los cuales pretende controlar el segmento de media cilindrada.

LA HONDA CB650R fue presentada como un radical prototipo en París, durante octubre de 2018, por lo que la marca japonesa sorprendió a propios y extraños al mostrar el diseño definitivo de ese modelo un mes después, en el Salón Internacio­nal de Milán. Esta naked es difícil de describir ya que, sobre la base de la ya discontinu­a CB 650F, la marca dispuso de una configurac­ión motriz prácticame­nte deportiva, una estructura con la comodidad necesaria para destacarse en el ámbito urbano y una estética que comprende lo mejor de la herencia japonesa. Su diseño evoca a varias motos míticas del catálogo de Honda. Por ejemplo, en sus líneas se ven ciertas similitude­s con la famosa Hornet y la disposició­n de los

caños de escape paralelos son prácticame­nte iguales a la que utilizaba la CB400 Four, sin olvidar sus especifica­ciones técnicas que confirman el legado supersport bajo el cual fue concebida. En el mercado europeo los pequeños scooters y las unidades urbanas de media/alta cilindrada se llevan gran parte de las ventas, un dato importante a la hora de entender la apuesta de Honda con su nuevo producto: una moto que puede ser polifuncio­nal, con buenas capacidade­s tanto en ciudad como en ruta, acompañada por un diseño llamativo y atemporal, pensada para llamar la atención de la mayor cantidad de usuarios posibles.

SEPARADA DE LA COMPARATIV­A

Mitad naked, mitad sport heritage, la Honda CB650R no se destaca solo en un único estilo o segmento. Por ejemplo, en cuanto al motor que equipa, su cilindrada de 649 cc la coloca en la misma lista que la Yamaha MT-07 y que la Kawasaki Z 650, aunque estas dos son bicilíndri­cas por lo que poseen una potencia sumamente menor que la Honda, cuyo motor es de cuatro cilindros en línea. Si se le busca competenci­a por el lado de la potencia, con sus 95 CV se equipararí­a con modelos como la Yamaha MT-09 (tricilíndr­ica de 115 CV) y la KTM 790 Duke (bicilíndri­ca de 105 CV), productos contra los que “pierde” en la comparativ­a del caballaje. En definitiva, la empresa apuntó a una unidad que marque un punto intermedio en cuanto a la parte motriz, con buen comportami­ento urbano, pero que no se quede atrás al momento de forzar el rendimient­o. Concretame­nte, la CB650R equipa un propulsor de cuatro cilindros en línea, con distribuci­ón DOHC, cuatro válvulas por cilindro y refrigerac­ión líquida, que puede erogar 95 CV a 12000 rpm y 64 Nm a 8500 rpm, lo que le da “buena presencia” en un rango habitual de revolucion­es. Para diferencia­rla de su antecesora,

la fábrica dispuso de un nuevo sistema de admisión y escape, pistones rediseñado­s y árboles de levas mejorados. Dentro del cilindro se aumentó la relación de compresión para lograr esa actitud más deportiva que anuncia la nueva familia CB. El motor está acompañado por una transmisió­n de 6 velocidade­s que engrana los cambios a partir de un embrague multidisco en baño de aceite, asistido y con tecnología antirrebot­e que ayuda a que la rueda trasera no se bloquee en las reduccione­s de velocidad.

ELECTRÓNIC­A DE HOY

Visualment­e esta moto responde a una tendencia que los expertos en diseño titulan como “neo retro”, es decir que combina líneas añejas con detalles de vanguardia. En su apartado electrónic­o sucede algo similar, puesto que a los aspectos tecnológic­os ya conocidos en la pasada CB650F, esta versión añade novedades que hereda de la CB1000R y la CB300R, los primeros productos que estrenaron el catálogo Neo Sport Café de la casa nipona. Además del ABS de serie, equipa el control de tracción HSTC que es fácilmente desconecta­ble gracias a un interrupto­r colocado en el puño izquierdo, que activa una luz de alerta en el cuadro de instrument­os. Esa pantalla central, una de las caracterís­ticas más propias de la gama CB, aparenta las utilidades de un Smartphone además de que sus dimensione­s son similares. En su interior muestra una gran cantidad de informació­n, como velocímetr­o y tacómetro de gráfico de barras, ambos digitales; medidor de viaje dual, indicador de nivel y consumo de combustibl­e, reloj, temperatur­a del agua, indicador de velocidad engranada y testigo de marcha subida.

“En definitiva, el sello apuntó a una unidad que marque un punto intermedio en cuanto a la parte motriz, con buen comportami­ento urbano, pero que no se quede atrás al momento de forzar el rendimient­o.”

Toda su iluminació­n es LED y tiene como particular­idad, aparte de su minimalism­o, un sistema de frenada de emergencia, que al momento de una reducción repentina e inesperada de la velocidad, la moto enciende todos sus intermiten­tes para alertar a los demás conductore­s.

CRUZA DE RAZAS

El chasis perimetral de acero de esta nipona habla de una concepción deportiva, pero la parte de ciclo deja un poco de lado la radicalida­d para fomentar la funcionali­dad y la comodidad de aquellos que la utilicen como su transporte diario. Lleva de serie una horquilla Showa SFF invertida con barras de 41 mm, mientras que el monoamorti­guador trasero, también firmado por la empresa japonesa, posee una muy amplia opción de regulación de 10 niveles. Los frenos están compuestos por pinzas Nissin de cuatro pistones que muerden discos de 310 mm, mientras que detrás, el disco es de 240 mm y emplea una pinza de dos pistones. La reducción de pesos fue otro de los aspectos en los que Honda trabajó fuertement­e. El cuadro bajó casi 2 kg con respecto a su antecesora, mientas que la diferencia total sobre la balanza es 5 kg menos para la neo retro. En cuanto a su ciclística, los ingenieros de la casa del ala dorada mantuviero­n la premisa de unir de manera correcta dos conceptos que parecen alejados: agresivida­d y comodidad. La posición de manejo de esta naked es un testigo sólido de esa intención, ya que su manubrio es

mucho más corto que en el modelo que reemplaza y más bajo. Los apoyapiés fueron recolocado­s algunos milímetros más arriba para que el piloto se incorpore sobre el tanque, aunque, , cabe destacar, que no es de manera exagerada, por lo que se coloca como una unidad sumamente versátil.

“Su diseño evoca a varias motos míticas del catálogo de Honda. Por ejemplo, en sus líneas se ven ciertas similitude­s con la famosa Hornet y la disposició­n de los caños des escape paralelos son prácticame­nte iguales a la que utilizaba la CB400 Four, sin olvidar sus especifica­ciones técnicas que confirman el legado supersport bajo el cual fue concebida.”

Honda realizó una “cruza de razas” para llamar la atención de los motociclis­tas más exigentes, aquellos que no buscan un punto fuerte de rendimient­o específico, sino que estiman un buen accionar en márgenes amplios de utilidad. La CB650R es eso, una fusión armoniosa de épocas, estilos y tecnología­s, ideadas para entrar en la considerac­ión de un público extenso.

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