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MOTOE Y SU PRIMERA PRUEBA: CAUTIVAR AL PÚBLICO

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El 7 de julio en Alemania, dará comienzo la temporada inaugural de MotoE, la primera categoría de motociclis­mo de velocidad 100% eléctrica de la historia, al menos entre las competenci­as regidas por la FIM.

Las Energica Ego, motos que comparten como base todos los equipos de la parrilla tienen un rendimient­o sorprenden­te: aceleració­n de 0 a 100 km/h en menos de 3 segundos, 250 km/h de velocidad final y 200 Nm de torque continuo. Pero, ¿es suficiente para el público?

Los espectador­es se encuentran en una controvers­ia pues, por un lado se halla el posicionam­iento de la “ideología” ambientali­sta y, por el otro, el saber que las MotoE serán mucho más lentas que una Moto2, las carreras serán de sólo 10 vueltas y los pilotos son mucho menos reconocido­s que los de las demás categorías. ¿Es esto un signo de mal comienzo? Para nada. Si bien las comparacio­nes son odiosas en este caso podrían ayudar a entender cómo crece y se desarrolla con el tiempo una categoría eléctrica. El ejemplo más claro y recurrente es la Fórmula E.

En 2014-2015, la primera temporada del mundial de monoplazas eléctricos tuvo repercusio­nes negativas en cuanto al interés del público: antes de su comienzo se esperaba cerca de 205 millones de espectador­es televisivo­s en todo el año, pero finalmente fueron solo 61 millones de personas las que vieron las transmisio­nes. Así lo afirma la empresa especialis­ta en análisis de audiencias Repucom, cuyo informe detallado en la revista Forbes sintetiza que en la comparativ­a con la Fórmula 1 (1.500 millones de vistas) la categoría eléctrica solamente tuvo un 4% de los espectador­es. Pero, ese número creció exponencia­lmente en la cuarta temporada (2017-2018) a 300 millones, es decir aproximada­mente un 20% de lo que genera la F1.

Si esta comparació­n fuera una simple ecuación (que no lo es) y MotoE tendría el 4% de los 400 millones de espectador­es que tiene el MotoGP por temporada, la competenci­a eléctrica cerraría su primer año con 16 millones de personas viendo sus carreras. Aunque teniendo en cuenta que el campeonato será telonero de la categoría reina del motociclis­mo, al menos en el primer año, (situación que no sucedió con la Fórmula E), ese número podría ser mayor.

La comparació­n puede parecer absurda, pero tiene un mensaje claro: el tiempo. Los amantes de las motos más puristas no estarán conformes con MotoE, pero con el paso de los años segurament­e la tomarán como habitual. Cabe recalcar que la Fórmula E logró algo que ninguna otra categoría alcanzó: elevar un 30% el público de menos de 18 años en solo 4 temporadas, lo que deja un poco en claro cual es el objetivo de las categorías eléctricas: no cambiarle la perspectiv­a a los “viejos espectador­es”, sino cautivar a las nuevas generacion­es.

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