Tecnología: Cómo funciona el Control de Tracción ...
DE LA COMPETICIÓN A LA SEGURIDAD
Un sistema de seguridad activa que es común hace varios años en los automóviles, en las motos de competición y en los modelos de alta gama, pero que seguramente en el futuro será habitual en cualquier vehículo de dos ruedas. Qué es y cómo funciona el control de tracción.
EL CONTROL DE TRACCIÓN es otro sistema de seguridad activa que se gestó en la competición, y que allí conoció todo su potencial. Es una tecnología que desde hace muchos años está plasmada en automóviles, pero que llevada al mundo de las dos ruedas ganó gran reconocimiento en el MotoGP. El contexto: los prototipos de competición, con sus más (muchos más) de 250 CV de potencia y gran torque, debilitaban y desgastaban muy rápidamente los neumáticos traseros, por lo que los pilotos debían cuidar las aceleraciones repentinas luego de las curvas, con lo que se perdía mucho tiempo. Las principales marcas buscaron la manera de contrarrestar el deterioro de los compuestos restando entrega de potencia en bajos regímenes, de múltiples maneras. A grandes rasgos, el control de tracción, como lo indica su nombre, busca otorgar la mejor tracción de la rueda trasera en cualquier situación, ya sea de velocidad o de adherencia. Al mantener la tracción se evitan dos cosas: que la moto siga aprovechando la potencia que el motor transmite a la rueda trasera y mantenga su velocidad; y, la más importante, que la rueda no deslice y pueda provocar una pérdida de control de la moto. Técnicamente, con el fin de poder mantener el control sobre la tracción de la rueda posterior los fabricantes se basan en la tecnología utilizada en los sistemas de frenada ABS, es decir, el mismo sistema que detecta la velocidad en cada una de las ruedas. Cuando la moto está en movimiento ambas ruedas deben de girar a la misma velocidad para conseguir el comportamiento óptimo de la moto. Pero, cuando la trasera pierde agarre y comienza a deslizar durante una aceleración, gira más rápidamente que la rueda delantera, y ahí es
donde entran en escena los sensores, velocímetros o acelerómetros ubicados en las llantas. En ese momento, cuando el sensor trasero registra más vueltas que el sensor delantero, la centralita lo traduce en una pérdida de tracción e inmediatamente reduce el torque actuando directamente sobre el sistema de inyección, cortando por completo el suministro de combustible si llegara a ser necesario. Así la rueda vuelve a recuperar su adherencia y vuelve a traccionar correctamente. Cabe destacar que cada una de las marcas tiene su propia manera de realizar esta reducción de potencia para evitar el derrape. Este sistema es muy importante en unidades con gran rendimiento y motorización, como las deportivas, o en motos destinadas a circular sobre superficies poco adherentes, como las motos trail, e incluso hay controles de tracción pensados especialmente para las off-road de competición. Los controles de tracción más modernos permiten ser ajustados en diferentes niveles de intervención, de manera que los usuarios puedan acomodarlo a su experiencia y necesidad. También en condiciones de conducción bajo lluvia, la ayuda del control de tracción se volvió un importante punto para la seguridad del motociclista. Esta tecnología cuyo origen es de la competición, se volvió muy utilizable en los modelos cotidianos de prácticamente cualquier estilo, por lo que en la actualidad es habitual verla en muchas motos de alta gama, acompañado por un paquete electrónico muy amplio. Con la evolución del mercado y el rápido avance electrónico de las unidades, no es descabellado pensar que próximamente estará dispuesto en todos los modelos de serie, como sucede por ejemplo con el ABS que es obligatorio para los fabricantes de algunos territorios, como el europeo.
“...busca otorgar la mejor tracción de la rueda trasera en cualquier situación, ya sea de velocidad o de adherencia”