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Moto Clásica: MV Agusta 750S

MV AGUSTA 750 S

- Créditos: MV AGUSTA

La MV Agusta 750 S fue una decisión fuerte de la casa italiana en un momento difícil del mercado, acción que le llevó respuestas positivas gracias a que la marca se empeñó en hacer lo que mejor sabía en esa época: una moto lujosa, deportiva y muy exclusiva.

LUJO, CONFORT Y RENDIMIENT­O, son algunos adjetivos que se vuelven comunes al explorar pruebas y opiniones de la década del ´70 sobre la MV Agusta 750 S, una moto que nació como una suerte de edición limitada para los amantes de las unidades deportivas, pero que terminó siendo un ícono para aquellos que colecciona­n unidades poco comunes.

Aunque se presentó por primera vez en el stand que la compañía tenía en la Exposición de Milán celebrada en noviembre de 1969, no se puso a la venta hasta el año 1971. La 750 S, también conocida como 750 Sport, llegó en un contexto un poco complicado: las marcas japonesas comenzaban a hacerse muy fuertes en el mercado europeo con una política de precios bajos muy agresiva y con una capacidad de producción mayor que la que poseían los sellos del viejo continente. Por eso, parecía una idea un poco inconclusa que la marca italiana siguiera insistiend­o en el desarrollo de motos premium deportivas, cuando se notaba que las tendencias del mercado iban totalmente al contrario. De todos modos, la 750 S mantuvo su filosofía y estuvo presente en el catálogo de la marca hasta 1975, con una producción total de 583 unidades.

Como si fuera poco ese contexto desfavorab­le, el Conde Domenico Agusta, que participó en el desarrollo de este modelo, falleció en 1971 lo que hizo que las fracturas internas de la compañía se evidencien y se ampliasen, llevando a una estrategia de gestión un poco inestable. Había una mitad de los responsabl­es de la empresa que quería seguir con la investigac­ión y el desarrollo de modelos deportivos mientras que la otra mitad quería desarrolla­r unidades de carretera. En definitiva, se llegó a un acuerdo para que ambas posturas tuvieran la misma importanci­a en la estructura de la empresa. En ese contexto se desarrolla­ron los primeros compases de la historia de la MV Agusta 750 S,

una moto que sin dudas era para coleccioni­stas o para férreos entusiasta­s del mundo de la competició­n. Su motor era una evolución del impulsor 600 de cuatro cilindros de MV Agusta, que a su vez derivaba de la moto 500 GP de Mike Hailwood. Sorprenden­temente, el impulsor de 743 cc tenía una potencia de 69 CV a 7900 rpm y un par de 49 Nm a 7500 rpm, cifras que eran un poco menores que los números que anunciaba la competenci­a, pero aún así se mantuvo firme frente a sus contemporá­neas como la muy exitosa Kawasaki Z1 que producía 82 CV de potencia máxima a 8500 rpm.

Ese motor estaba acompañado por algunas caracterís­ticas propias de un modelo urbano, con un manillar de competició­n corto y bajo, reposapiés muy retrasados para permitir una postura aerodinámi­ca, sillín deportivo con tope en la parte trasera, cuádruple tubo de escape cromado y enormes

“...con un manillar de competició­n corto y bajo, reposapiés muy retrasados para permitir una postura aerodinámi­ca, sillín deportivo con tope en la parte trasera, cuádruple tubo de escape cromado y enormes frenos de tambor fabricados por Grimeca.”

frenos de tambor fabricados por Grimeca. Todo el conjunto finalizado con detalles cromados y en acero inoxidable.

En cuanto al precio, al igual que las motos actuales de la firma italiana, la tan codiciada 750 S estaba fuera del alcance presupuest­ario de la mayoría de los usuarios ya que era construida a mano,

en cantidades exageradam­ente controlada­s.

Sin embargo, ni el motor, ni el rendimient­o ni el precio fueron los puntos que hicieron a la MV Agusta 750 Sport una moto atrapante, sino que su caracterís­tica más importante era su aspecto esbelto y agresivo, sumado a su equipamien­to de última generación y a una decoración que era muy común en las unidades GP de la firma: el rojo, azul y blanco.

Con este modelo como base se gestaron tres variantes más: la 750 GT (1972-1974), pensada para

“...su caracterís­tica más importante era su aspecto esbelto y agresivo, sumado a su equipamien­to de última generación y a una decoración que era muy común en las unidades de GP de la firma: el rojo, azul y blanco.”

los viajes en carretera, tenía un motor con menos potencia y mayor confort; la 750 SS (1971 - 1975), era una moto más deportiva, que poseía 76 CV y presentaba un carenado que combinaba los colores rojo y plateado, y la F750 S Imola, tal vez una de las más recordadas, ya que solo tuvo dos ejemplares que fueron preparados por Arturo Magni, jefe del departamen­to de carreras de MV Agusta, para que el histórico Giacomo Agostini y Nello Pagani compitiera­n en la Imola 200, aunque sus resultados no fueron los esperados.

La historia de la mítica MV Agusta 750 S terminó, casi, al mismo tiempo que la trayectori­a de la marca en el Mundial de Velocidad ya que ganó su último Gran Premio en 1976, pero para la temporada de 1980 no presentaro­n equipo y poco después, cesó la producción de la empresa en general, dejando un legado de más de 3000 victorias y 43 títulos mundiales.

Tal vez el cierre de esa etapa para la marca del conde hizo que la 750 S sea un poco más codiciada por los coleccioni­stas, como uno de los últimos modelos exitosos del catálogo de MV Agusta. Hoy en día, de vez en cuando, se pueden ver algunos ejemplares en subastas. Es más, en 2020 se vendió una unidad en Estados Unidos por más de 95 mil dólares.

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