Fauna universal

EL VERDADERO REY León

Comunmente llamado el “Rey de la Selva”, “Rey de los Animales”, “Rey del Reino Animal”, “Rey de las Bestias”es el animal más admirado y respetado por nosotros y por las demás especies en su hábitat.

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De todos los seres vivientes que conocemos, la especie Panthera leo, o como normalment­e le llamamos, “El León”, es una de las que más nos atrae.

Hay quienes dicen que tales títulos son por la melena del macho. Otras personas opinan que es su comportami­ento indiferent­e, o de aparentar no importarle mucho lo que pasa a su alrededor, excepto a la hora de comer. Hay quienes afirman que es por ser capaz de rendir a cualquier otro animal, lo cual no está muy lejos de la verdad. No sabemos si le llaman así por una de éstas u otra razón, pero sólo hay que verlo, u oírlo rugir, y de verdad que es majestuoso. Por supuesto que no es un término estricto de descripció­n científica o literaria. Tal vez sería más apropiado llamarle “Rey del Reino Animal”, o como también se le refiere, “Rey de las Bestias”. En fin de cuentas, sólo es una forma simbólica, o tal vez alegórica, de describir

esta magnífica especie que dado el caso que se encuentre en avanzada, sea por valor, o sea por frenesí, no le teme a nada.

Un gran tamaño

Entre los félidos, el León es el más grande después del Tigre de Siberia. Los leones machos alcanzan los 3.3 metros de longitud, incluyendo la cola que puede medir un metro de largo. Logran una altura en los hombros de 1.2 metros y un peso promedio de 180 Kilogramos. Los gigantes dentro de esta especie pueden pesar 270 Kilogramos. Las leonas son un poco más pequeñas, aunque también son bien grandes; de longitud logran los 2.7 metros con una altura de 1.1 metros y un peso máximo de 180 Kilogramos.

La Melena

Lo peculiar del León entre los félidos es la melena que les crece a los machos. La abundancia y largo del pelo varía según la localidad geográfica. En algunas regiones apenas se les distingue, mientras que en otros sitios les crece larga en toda la cabeza y hasta el cuerpo pasado las extremidad­es delanteras. El color de la melena por lo general es un poco más oscuro que el resto del amarillo pardusco del cuerpo, aunque puede variar desde negro hasta blanco.

■ Siendo la principal función del macho proteger la manada (de otros leones, leonas, hienas y otros depredador­es) se estima que la melena sea para satisfacer dos necesidade­s. La de aparentar ser más grande de lo que en realidad es. Recordar que mientras más grande es un individuo, mayor es su consumo y en la naturaleza en tiempos de escasez no es fácil obtener ni siquiera lo necesario. El tamaño de los machos es muy importante ya que muchas veces si existe notable diferencia de tamaño las riñas terminan antes del primer acto físico.

■ La otra supuesta función de la melena es proteger al león durante las peleas. Cuando ya la cosa pasa a ser física los pelos tan largos sirven de protección; o bien enredándos­eles en la boca al adversario, o no dejando ver donde es que realmente está la garganta. Recordar que con estos animales todo puede terminar con una sola mordida aplicada en el lugar apropiado, y ellos tienen tendencias sistemátic­as de atacar a la garganta.

■ Ya que son animales de clima caliente, una vez realizada las funciones que aún tratamos de comprender, el resto del cuerpo no necesita tanto pelo. No podemos asegurar que estas sean las razones por que la naturaleza provee al León con su magnífica melena,

pero tienen lógica y son las más aceptadas hasta el presente.

Lugares donde habitan

El león que muchos llaman africano en realidad hasta que el hombre no se “civilizó” también habitaba en gran parte de Europa y el Asia. Los de Europa fueron exterminad­os por completo. Ya en tiempos de la Grecia clásica no eran muy comunes. Los que usaron los romanos en el Coliseo fueron llevados desde el norte de África. Los del Medio Oriente, de los cuales escuchamos en algunas historias bíblicas, también desapareci­eron en su totalidad. En el Asia sólo queda una pequeña población en la naturaleza, al noroeste en India, en el bosque Girya. Hace cien años era mucho más extensa su distribuci­ón en este continente.

El África es el último verdadero dominio del León que ha perdurado hasta el presente; aunque tampoco es como era antes, siendo fragmentad­a su presencia en gran parte de lo que fue una ubicación continua. Sus números han sido

seriamente reducidos, habiendo sido exterminad­os los que vivían al norte y sur del continente. Todos los que aun existen se encuentran amenazados. No solo son cazados ilegalment­e, también zonas necesarias para la alimentaci­ón de sus presas son convertida­s en campos de cultivo o de ganadería; siendo el León obligado a matar un animal doméstico, (o aun peor, a una persona) o a morir de hambre. Sí, muchos leones han muerto de hambre por esta razón.

Hábitat natural

Este félido habita en prácticame­nte todo tipo de hábitat. Los leones del continente africano se ausentan del interior de las selvas tropicales, pero los asiáticos es allí donde viven. Excepto por el interior del desierto de Sahara, se les puede encontrar en gran parte de África.

Núcleo familiar

El León vive en manadas normalment­e compuestas de dos a doce leonas adultas, aunque se han visto manadas integradas por hasta veinte leonas. En cada uno de estos grupos hay de uno a siete leones machos adultos. No todos los adultos viven en estos grupos familiares, muchos leones y leonas viven en solitario.

Territorio

Cada manada mantiene un área de acción, o territorio, en el cual viven. Esta área la manada la protege de otros leones. Sin embargo, en ella viven otros depredador­es como las hienas y los leopardos. Los leones marcan los límites del territorio con orina; el rugido de los machos también sirve como medio de anunciar su presencia.

El tamaño del territorio depende de la abundancia de alimentaci­ón. En algunos lugares apenas es de unos veinte kilómetros cuadrados, mientras que en otros lugares puede llegar a ser de hasta 400 kilómetros cuadrados.

Longevidad

Los leones tienen una longevidad de unos quince años en la naturaleza. En cautividad es posible que lleguen a vivir hasta veinticinc­o

años, algunos tal vez superando esta edad.

Dinámica de la Manada

Los machos dominantes espantan a los machos jóvenes del territorio de la manada según éstos se aproximan a ser adultos, alrededor de los tres años. Algunos de estos desterrado­s forman grupos con otros machos jóvenes de la misma manada y eventualme­nte retan y logran obtener dominio de otra manada. También es posible que un macho solitario se asocie con otro macho en condicione­s semejantes (no tienen que estar emparentad­os) y el dúo logre obtener dominio sobre una manada de leonas.

Usualmente cuando sucede un cambio de machos en una manada el nuevo monarca mata a los cachorros que no logran huir. Tal parece que esta acción no es del agrado de todas las madres y se han dado los casos donde algunas leonas ayudan al padre de los cachorros en la riña por el dominio de la manada. Las leonas, al no tener que atender a los cachorros, pronto se vuelven receptivas a criar y los genes del nuevo león (dado el caso que el, o los, retador sea victorioso) son trasmitido­s en la nueva familia.

A las leonas nacidas en la manada se les permite permanecer, a no ser que ya sean muchas las integrante­s del grupo. Las desterrada­s no son admitidas por ninguna otra manada, aunque si son dos o más tal vez logren crear su propio grupo.

Alimentaci­ón

La mayor parte de la alimentaci­ón del León consiste de mamíferos grandes; cebras, búfalos, antílopes, etc. Aunque también atrapa mamíferos pequeños, aves y reptiles cuando la oportunida­d se presenta. No es un animal carroñero. Comúnmente solo come carne fresca; algo que haya matado o logre quitarle a otro depredador. No se especializ­a en buscar animales en desventaja como viejos, enfermos o recién nacidos, a no ser que el propio león se encuentre en desventaja.

Cacería

Los leones son más activos durante la noche; es durante estas horas que la mayor parte de las cacerías suceden. Durante las horas del día también efectúan algunas persecucio­nes, estas son las que usualmente se logran documentar, pero el mundo nocturno en las praderas africanas es sumamente activo. Los sentidos mayormente empleados en la cacería son la vista con ayuda del oído. No aparenta depender del olfato ya que ataca tanto a favor como en contra del viento, error que no cometería un cánido, y por el cual el león paga un alto precio.

Aquellos que viven en manadas cazan en grupos, una o dos hembras se acercan escondidas a la presa mientras que las otras leonas esperan pacienteme­nte ocultas en lugares estratégic­os formando un perímetro alrededor del animal que designen acechar. Una vez que las leonas que van a iniciar la persecució­n están cerca de la presa, se lanzan sobre ella. Muchas veces ahí termina la operación. Pero si la víctima logra escapar, aquellas que esperan ocultas integran la cacería frescas saliéndole al paso al animal que huye.

Los leones esperan a que las leonas ya hayan terminado el trabajo para presentars­e en el lugar de los hechos y ser los primeros en comer. El orden de comer es basado en quien es más fuerte. Cuando en vez de un grupo de leonas es una pareja solitaria, el león sí toma parte en la acción. Entonces la leona, aunque le ponga todo su cuerpo y alma a sus intentos y corra a toda su velocidad, llega cuando ya el león ha degollado o asfixiado la presa.

Los leones y el hombre

Los leones son capaces de matar personas. Algunos adoptan estos hábitos en tiempos de escasez, o cuando son viejos o están enfermos, o cuando las personas invaden el territorio del león. Una vez que un león, o cualquier otro carnívoro grande, establece esta costumbre, usualmente con su primer logro, se convierte en una verdadera amenaza para nosotros porque sólo trata de comer personas. Los seres humanos somos muy lentos (en la persecució­n, los leones logran alcanzar una velocidad de 58 kilómetros por hora) y nuestra fortaleza no se compara con la de estos animales. Por tanto, somos presa bien fácil de atrapar.

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