Forbes (Argentina)

Roberto Urquía

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Su extensa carrera política lo expuso más que al resto de su familia. Concejal, intendente, legislador provincial y senador nacional, Roberto Daniel Urquía (69) escaló en esa esfera, pero es apenas uno de los tres herederos de la gigante Aceitera General Deheza que levantó su padre. La compañía, una de las 15 que más facturan en el país, es número uno a nivel mundial en producción y comerciali­zación de aceite de maní y uno de los top players en aceite y harina de soja. En consumo masivo, es famosa por su marca Natura. Sin embargo, el mayor grado de reconocimi­ento que alcanzó uno de los miembros de la familia fue en pleno conflicto por la Resolución 125, en 2008, cuando Urquía era senador nacional por el kirchneris­mo, pero tuvo que elegir de qué lado de la grieta saltar ante la avanzada de sus coterráneo­s productore­s agropecuar­ios en contra de la medida. Hoy, AGD cumple 70 años, factura

US$ 2.800 millones cada 12 meses, y FORBES estima la fortuna familiar en US$ 1.200 millones.

Un imperio de clase mundial

Quien transite la Ruta Nacional 158, en Córdoba, al atravesar la localidad de General Deheza, quedará sumergido en una red de tuberías que conectan las distintas plantas que el gigante AGD tiene en su pueblo natal. Ahí, la compañía de la familia Urquía tiene una aduana seca con más operacione­s que la de Córdoba. Además, la empresa cultiva 200.000 hectáreas cada campaña, de las cuales, solo en su provincia, 40.000 son propias, algo así como dos veces la superficie de la Capital Federal. A su vez, procesa 20.000 toneladas de soja cada 24 horas

y puede almacenar hasta 3,5 millones de toneladas de granos, el equivalent­e a la carga de 116.000 camiones. En Mendoza, suma 1.750 hectáreas de almendros, una de sus nuevas apuestas.

Los límites de su imperio no terminan ahí. Una red de vías férreas recorre cerca de 6.000 kilómetros y llega hasta un puerto propio a la vera del Paraná. Es la concesión del Nuevo Central Argentino, el mayor tren de carga por volumen transporta­do del país,

en manos de la familia desde hace décadas. Además, produce el 30% del biodiesel argentino.

Y, a escala mundial, comerciali­za 1 de cada 4 toneladas de aceite de maní, más de un 6% de la harina y el aceite de soja y el 2,2% de la harina de girasol.

Como si todo eso no fuese suficiente, AGD es un eximio criador de cerdos, bovinos y hasta ranas. Con la marca Natura, se hizo famoso entre los consumidor­es y le hace frente a la multinacio­nal Unilever en el segmento de aderezos. En sociedad con otro peso pesado, Bunge, es dueño de Promaíz, destinada a la molienda de ese cereal; y de las firmas Terminal 6 y Guide, dos puertos ubicados en el sur de Santa Fe. Son más de 2.500 los colaborado­res necesarios para que todos los engranajes funcionen y eleven los ingresos a US$ 2.800 millones anuales.

Todo en familia

Tal es el bajo perfil de la familia Urquía que, cuando el pasado 11 de agosto Evelina Gastaldi, esposa del fundador de AGD, falleció a los 93 años, no se pudo leer una sola línea en los principale­s medios de alcance nacional. A pesar de su baja exposición, no solo era la mujer detrás del fundador, sino también madre de los tres principale­s herederos, activa directiva en el holding familiar e importante benefactor­a de la provincia de Córdoba. En otras palabras, era dueña de una fortuna superior a US$ 1.000 millones, pero casi nadie lo sabía.

En cambio, su hijo Roberto, contador público y licenciado en Administra­ción de Empresas por la Universida­d Nacional de Córdoba, supo elevar el perfil y, siguiendo los pasos de su padre, empezó como intendente de su propio pueblo, General Deheza. Su carrera política lo llevó hasta el Senado de la Nación, y sus declaracio­nes juradas lo dejaron en evidencia como el más rico entre los compañeros de bancada.

Casado y con cuatro hijas, no es el único propietari­o de AGD. Adrián Alberto y Adriana Nora son sus hermanos. A su vez, su primo Alberto Vicente Urquía también tiene una porción del imperio.

En los últimos meses, cobró cierta notoriedad otro miembro de la familia. El esposo de Adriana, la única mujer entre los accionista­s, pasó a encabezar los titulares al asumir la presidenci­a de la Unión Industrial Argentina. ¿Su nombre? Miguel Acevedo. Quizás el único que le robe algo de protagonis­mo a su cuñado Roberto.

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