Forbes (Argentina)

+ Life: Interview

- POR GISELA CARPINETA

El CEO de Louis Vuitton habla sobre el regreso de la marca al país. El lujo en Buenos Aires y las caracterís­ticas del cliente argentino.

Tras retirarse de la icónica Avenida Alvear hace seis años, la firma francesa Louis Vuitton tuvo un regreso triunfal al país a fines de 2018: durante el día de apertura del pop-up store en Patio Bullrich Shopping, la marca fue Trending Topic en Twitter y tuvo que cerrar dos veces las puertas porque la tienda había superado la cantidad de clientes. “Cuando tomamos la decisión de venir, nunca imaginamos la situación de una puerta cerrada y filas afuera. No lo podíamos creer, pero esto nos motiva mucho a seguir pensando en el futuro”, afirma el brasileño Alexandre Frota, CEO de la marca en América del Sur. Fundada en 1854 y presente en Brasil, Chile y Colombia, la Maison francesa empezó sus operacione­s en Argentina hace casi 25 años. El nuevo local ofrece desde sus icónicos bolsos hasta accesorios y –por primera vez en Buenos Aires– también está disponible la colección Ready to wear del reconocido diseñador Nicolas Ghesquière. Aunque el nuevo proyecto permanecer­á abierto hasta abril de 2019, la firma no descarta sentar base en el país más allá de este pop-up.

A seis años de su salida del país, Louis Vuitton volvió con un formato pop-up. Alexandre Frota, CEO de la región, explica por qué Buenos Aires es uno de los puntos clave en el mapa de la marca.

¿Por qué decidieron irse de Argentina?

Fue por un problema de exportacio­nes, algo fundamenta­l para una marca que busca prestar un buen servicio a sus clientes a largo plazo. La única cosa que nos puede sacar de un mercado es no poder operar. Aparte de esto, nada nos hace irnos de un país. Desafortun­adamente, tuvimos que hacer una pequeña pausa, pero el cariño por el mercado argentino siempre estuvo presente porque seguimos relacionán­donos con ellos en otras tiendas del mundo. El contacto no es lo mismo que al estar en el país, claro, la idea siempre fue volver.

¿Cómo fue el proceso para volver?

Buenos Aires, una de las ciudades más emblemátic­as del mundo y segurament­e la más importante de América Latina, siempre representó un punto fundamenta­l para la marca. Durante tres años, analicé las opciones en busca de una locación perfecta. Así fue como, hace poco más de un año, dimos con este local y no tuvimos dudas. Fue una gestación de casi 12 meses y es un proyecto muy especial para nosotros. Si bien no tiene el tamaño que nos gustaría, porque nos encantaría tener una tienda más grande, tratamos a este proyecto como una verdadera joya. Es una tienda muy exclusiva, la fachada externa está inspirada en un local muy especial que tenemos en Tokio, y tratamos de simbolizar toda la modernidad de la marca. La decoración es de diseñadore­s argentinos de diferentes provincias del país porque la idea era prestigiar la cultura local.

Este local va a estar abierto hasta abril. ¿Y después?

Amamos Argentina y es un país que tiene que estar en el mapa de la marca. Lo que podemos adelantar es que estamos trabajando fuerte para reunir las condicione­s necesarias para que esta historia que empezó ahora pueda perpetuars­e.

¿Cuáles son las caracterís­ticas del cliente argentino?

Es uno de los clientes más exigentes de América Latina. El argentino tiene una elegancia clásica y está muy conectado con lo que pasa; es moderno y tiene una mezcla muy particular que nos encanta. Siendo brasileño, puedo decirlo: no se compara la educación de moda que tiene el argentino con ningún otro país de la región. Es un público desafiante para satisfacer justamente porque tiene un perfil claro, sabe bien lo que quiere y está bien formado. Eso nos obligó a tener mucho más cuidado con la curaduría. Hasta el momento, los resultados dicen que vamos por buen camino.

¿Qué expectativ­as de ventas tenían antes de abrir la tienda?

Hicimos un plan más conservado­r y los resultados están muy arriba de las expectativ­as. No esperamos esto para nada. Desde que empecé con este proceso de regreso hace tres años hasta hoy, cambiaron un montón de cosas. Por ejemplo, cuando empecé las conversaci­ones, el dólar estaba a $ 17. Pasaron muchas cosas y fueron varios los que intentaron desanimarn­os y dijeron que no sigamos adelante. Quizás el momento no era el adecuado, pero Vuitton es una marca que piensa a largo plazo. Por más dura que sea la crisis, siempre creemos que es una cuestión de tener paciencia y esperar. No nos importa si perdemos plata durante uno o dos años, pero tenemos siempre la certeza de que, si mantenemos la relación con nuestro público, un día esa cuenta se salda.

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