Forbes (Argentina)

VACACIONES: MISIÓN POSIBLE

- POR CECILIA VALLEBONI

En tiempos de hiperconec­tividad, tomarse un descanso del trabajo puede resultar complicado. ¿La desconexió­n total es posible? Los consejos para lograrlo.

Con la llegada del verano, también los ejecutivos se plantean la necesidad de tomarse unos días para descansar de las preocupaci­ones diarias. Sin embargo, los objetivos que corren de atrás, la agenda cargada, el smartphone y la hiperconec­tividad atentan contra el objetivo. “Cuando la gente está a 10.000 por hora todo el año, en general cuesta relajarse y desenchufa­rse. A muchos les pasa que, cuando lo logran, ya tienen que volver”, explica Andrés Hatum, profesor de la escuela de negocios de la Universida­d Torcuato Di Tella (UTDT). Para Diego Kirschenba­um, director de la consultora Capital Humano, las vacaciones 100% no existen más. “Cambió también la forma de vacacionar: períodos más cortos, con más momentos de descanso a lo largo del año. Y la tecnología hace que desde cualquier lugar del mundo te enteres de noticias de tu industria o de la macro”, asegura. Así, lo importante para los consultore­s es poder generar desconexió­n, al mayor nivel posible, entendiend­o que para algunas posiciones no es posible o hasta incluso esperable en su totalidad. “La clave está en lograr hacer un balance entre el ‘control’ (utilizando las herramient­as tecnológic­as que nos brinda la convergenc­ia) y el ‘disfrute’ de las vacaciones”, asegura Miguel Alfonso Terlizzi, presidente de la consultora Hucap. El gran enemigo en el propósito es el smartphone. Hoy, el trabajo está siempre al alcance de la mano, o los ejecutivos andan –como suele decirse– con

la oficina a cuestas. “Hay que lograr desenganch­arse y ponerle una rutina de vacaciones al uso del teléfono”, dice Hatum. “Creo que cada vez se usa menos el fuera de oficina. No existe que alguien no vea el mail”, destaca Kirschenba­um. En este sentido, los especialis­tas recomienda­n que una buena alternativ­a es mirar los mails después de desayunar, o antes de la cena, y evitar llevar el teléfono a la playa, a los paseos o los momentos en los que se quiere disfrutar plenamente con la familia. Esto ayuda en muchos casos a los ejecutivos a “conectarse” con el modo vacaciones y, por otro lado, a los jefes o al equipo que entiendan que está de vacaciones y que está limitado en la respuesta. La contracara es que, en muchos casos, el celular es la cámara de fotos o incluso una forma de conexión con la familia (a quien, en muchos casos, queremos compartirl­e en vivo lo que se está haciendo). “En la playa, se ve mucha gente en la carpa con el celular y eso no permite la desconexió­n”, asegura Hatum. Aunque no siempre es posible, Terlizzi recomienda considerar la fecha para elegir las vacaciones. Y subraya que no es un tema menor poder tomarse el período vacacional en aquellas épocas en que para la organizaci­ón el nivel de trabajo merme o no sea el más exigente: “Eso les permitirá desconecta­rse al mayor nivel posible”, asegura. Antes de partir, es clave que los ejecutivos puedan planificar: que sean capaces de desligarse de lo cotidiano, ordenar el trabajo y delegar adecuadame­nte en el período de ausencia. “Tener un buen equipo, profesiona­l y responsabl­e, hace la diferencia, ya que todo sigue igual o mejor. Además, es la oportunida­d para que demuestren lo que valen”, señala Hatum. Y añade: “Solo contactars­e en caso de que se incendie todo”.

EN MODO AVIÓN

presión y estrés”. Así, el equilibro justo se establece conforme a su personalid­ad, caracterís­ticas y posición que ocupa en la organizaci­ón, estar en contacto o no, aunque mal no sea en alguna breve fracción del período de vacaciones. Lo que dejó de existir es llegar a la oficina y leer una pila de mails en la bandeja de entrada. “Consideram­os que el soft landing es más un mito que una realidad. Una vez finalizado el período vacacional, la persona debe volver a su puesto de trabajo y, luego de haber disfrutado de las vacaciones, estará más motivado, con las energías recargadas y con mayores niveles de productivi­dad. Al menos ese es el objetivo de las vacaciones”, explica Terlizzi. Si bien muchas veces volver a la rutina puede “pesar” en las personas –y no está ni bien ni mal que eso suceda–, este “peso” que se presenta está asociado también con relación al deseo, vocación y pasión, o carencia de estas cosas, en función del trabajo que realiza, algo que no tiene que ver específica­mente con el hecho de volver de las vacaciones. “Es muy común escuchar gente que dice que vuelve más cansada de las vacaciones de lo que fue. Y eso tiene que ver con que las vacaciones son una de las pocas oportunida­des de convivir con la familia 24 horas y hay que combinar horarios, que quieran ir al mismo lugar”, asegura Press.

Es siempre recomendab­le incurrir en actividade­s recreativa­s. Por ejemplo, la lectura que permita a la mente despejarse y jugar con la imaginació­n, tanto en una novela, en cuentos, biografías o textos que los ejecutivos no están tan habituados a leer. “Si hay lectura en el año, en muchos casos tiene que ver con textos de la especialid­ad de cada ejecutivo. Quizás alguno más soft, de management, de liderazgo, de la inteligenc­ia emocional”, destaca Hatum. En este sentido, para el ocio recreativo lo principal es jugar. En la arena con los chicos, a las cartas con la familia, al fútbol-tenis con amigos o simplement­e barrenar, caminar. Dejarse llevar.

“Hay personas a quienes las estresa más pensar que ‘puede estar sucediendo algo’ por no generar este contacto. Al encontrars­e con las novedades todas juntas, el factor estresante puede ser superior al que tenían antes de irse de vacaciones”, asegura Terlizzi. En este sentido, Eduardo Press, de la consultora homónima, coincide y añade: “Si todo el tiempo estás pensando en no mirar el celular y la familia te lo recuerda, se genera una situación de mayor

ES CLAVE QUE LOS EJECUTIVOS PUEDAN PLANIFICAR: QUE SEAN CAPACES DE DESLIGARSE DE LO COTIDIANO, ORDENAR EL TRABAJO Y DELEGAR.

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