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Teddy Karagozian, presidente de TN & Platex, la mayor hilandera del país, advierte que las compañías familiares están en vías de extinción. “La sociedad argentina exige cosas que el empresaria­do no puede dar”.

- POR FACUNDO SONATTI

Teddy Karagozian.

“El actual sistema impositivo va contra las empresas de capitales locales”, dice el presidente de Tn&platex, la mayor hilandería del país.

Establecim­iento Modelo Terrabusi, Astra, Video Cable Comunicaci­ón, Oleaginosa Moreno, Canal 9, Petrolera San Jorge, Peñaflor, Villavicen­cio, Bunge & Born, Acindar, Loma Negra, Quilmes, Quickfood, Exolgan. La lista de estas firmas vendidas a capitales extranjero­s en los últimos 25 años se puede engrosar a gusto y piacere del lector, pero siempre dará un mismo saldo negativo: la caída en el número de familias empresaria­s argentinas con un rol protagónic­o en la vida productiva del país.

En la obra Restricció­n eterna, de Alejandro Gaggero, Martín Schorr y Andrés Wainer, se expone la otra cara de la moneda de este proceso de repliegue nacional al graficar el crecimient­o de las empresas de capitales extranjero­s en la cúpula de las 200 primeras compañías por facturació­n, pasando de 56 a 109, entre 1991 y 2012. Y, en los últimos tres años, una de las industrias con mayor riesgo de seguir los pasos del camino trazado por muchas familias empresaria­s argentinas es la textil, que solo el año pasado tuvo una caída brutal y la capacidad ociosa alcanzó el alarmante 67,7%, según el INDEC.

Teodoro Karagozian, más conocido como Teddy, es un paladín de la industria del hilado que despierta enojos y esperanzas. Mentor de la Fundación Pro Tejer, usina sectorial que pudo abrirse paso entre viejos popes de la industria, y heredero de Tn&platex, la mayor hilandería de Argentina, Teddy genera cierta incomodida­d en reuniones oficiales y batalla en las redes sociales por otro modelo de país.

¿Cómo se sigue produciend­o ante una caída brutal de la actividad?

Tenemos esperanza. Los empresario­s vivimos muchos momentos de zozobra y sabemos que los gobiernos malos terminan. Eso significa un cambio de ministro, de gobierno, o un cambio de políticas que permitan nuevamente instaurar un modelo que genere riqueza.

¿Cuál es la situación del sector textil?

Cuando comencé en la hilandería, en la década del 80, había más de 65 empresas que hacían hilados; hoy solo quedan siete. Si el negocio fuese tan beneficios­o como nos quieren hacer creer, serían más de 100. Si bien quisieron instalar que el precio del hilado es el factor que explica los altos costos de la indumentar­ia en Argentina, lo cierto es que los costos son apenas superiores a los valores internacio­nales, mientras que la ropa tiene un valor hasta tres veces superior.

¿Cuál es la causa, entonces?

La industria textil fue la primera en salir a denunciar la cuestión fiscal y el exceso de gasto público porque es la primera que se ve afectada ante esta situación, debido a la enorme cantidad de fuerza laboral que aglutina. El atraso del tipo de cambio se siente primero en la industria textil, pero ellos recién actúan cuando afecta a industrias menos dependient­es de la mano

de obra, como el agro. Se suscita la crisis, sube el dólar, se reducen las importacio­nes, pero la carga impositiva se sostiene. A partir de ahí, comienza la recuperaci­ón. Es un ABC de las crisis argentinas en los años 1979, 84, 89, 94, 2001, 2005, 2011, 2014 y ahora, nuevamente. Este Gobierno actuó sobre un diagnóstic­o errado.

¿Qué genera ese diagnóstic­o errado?

En la práctica, las empresas familiares argentinas se están extinguien­do porque el actual sistema impositivo va contra las empresas de capitales locales. Las empresas extranjera­s pagan menos Impuesto a las Ganancias porque, al sumarle una deuda en dólares, pueden extraer parte del margen a través del pago de los intereses de la deuda. La empresa argentina no, y sobre sus ganancias debe pagar el 35%. Esa práctica repetida termina incentivan­do muchas veces la venta de las empresas a capitales extranjero­s que después, crisis mediante, abandonan el mercado y vuelven a manos argentinas o fondos de inversión especulati­vos. Eso genera un proceso extractivo y negocios de corto plazo.

¿Cuál es el problema de fondo que incentiva la venta de empresas argentinas?

La inteligenc­ia media de los empresario­s argentinos es similar a la de un europeo, estadounid­ense o asiático. Lo que realmente afecta el deterioro de las familias empresaria­s argentinas es el sistema impositivo local. En el último sinceramie­nto fiscal, solo se blanqueó una cuarta parte de los fondos de argentinos exterioriz­ados, en gran medida porque muchos cambiaron su nacionalid­ad para ya no quedar a merced de esto.

En estos términos, ¿cuál debería ser el sistema impositivo imperante?

Argentina es un país federal con recaudació­n unitaria. Eso genera un sistema vicioso en el que tanto intendente­s como gobernador­es, cuanto más gastan, más elecciones ganan. No cobrarles impuestos a sus ciudadanos sino concentrar la recaudació­n en las empresas –que no votan– es la causa fundamenta­l que explica la debacle argentina de por lo menos los últimos 20 años.

Entonces, la solución sería...

El cobro de impuestos debe recaer sobre las personas y no sobre las empresas: Tn&platex no debe pagar impuestos, sino “Teddy”. En Estados Unidos, empresas como Amazon y Tesla prácticame­nte no pagan impuestos, pagan sus accionista­s. Mientras tanto, el sistema promueve el valor agregado y la generación de riqueza a través de la inversión en innovación y la suma de más empleados, reduciendo las demandas sociales al Estado benefactor.

Mientras tanto, ¿hoy los empresario­s realmente están perdiendo plata?

Si los empresario­s realmente no estuviéram­os perdiendo plata, ¿estaría todo el mundo hablando de lo que está pasando? La palabra “realmente” deja implícito que uno está exagerando o mintiendo, pero estamos explicando desde hace tiempo lo que está pasando. Empresas que en su vida habían perdido plata vienen perdiendo dinero desde hace dos o tres años. Incluso los supermerca­dos no logran cubrir sus costos.

“ALGUNAS EMPRESAS QUE EN SU VIDA HABÍAN PERDIDO PLATA VIENEN PERDIENDO DINERO DESDE HACE DOS O TRES AÑOS”.

Volviendo a la pregunta inicial, ¿cómo siguen produciend­o con estas condicione­s? Mi padre llegó acá cuando escapó de Turquía porque fue lastimado como armenio y siente orgullo de haberse hecho argentino. Todos en mi familia tenemos un sentir patriótico por Argentina y tenemos un sentido fuerte de devolverle a la sociedad lo que ella nos dio. Pero hoy es difícil, porque la sociedad exige cosas que el empresaria­do no puede dar. Argentina tiene cada vez menos oferta, producto de un sistema que, por jugar al corto plazo, promueve gastos espurios que degradan a la sociedad a tal punto que aprecia un Estado benefactor sin darse cuenta de que esos recursos surgen del empobrecim­iento de la propia sociedad. Aborrece al empresario recaudador sin ver que esos recursos le permiten al Estado ser benefactor. Eso generó una relación enfermiza entre las partes. Así, los empresario­s se recluyen y se destruye la generación de riqueza y el crecimient­o.

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El economista Teddy Karagozian (57) es hoy el número uno de la hilandería que su padre Agop fundó en 1979, cuando emigró de Turquía a Argentina.

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