El señor luz
Los rumores señalan que un breve paseo por la redacción de La Razón, diario que dirigía su tío, Jaboco Timerman, desalentó las intenciones de un veinteañero Marcos Marcelo Mindlin de sumarse a un medio de comunicación. “Si querés ganar plata, no te hagas periodista, porque somos todos pobres”, habría sido la frase que torció el destino de este joven nacido en el seno de un matrimonio de médicos en La Carlota, Córdoba. Con 55 años, hoy es un empresario emblemático y su campo de acción atraviesa todo los segmentos de la industria eléctrica, desde la generación, pasando por la transmisión hasta la distribución domiciliaria. Mindlin tiene el timonel de un buque que multiplicó por tres su valor desde la salida del kirchnerismo. Pampa Energía es responsable del 10,1% de la capacidad de generación de energía del país, controla un 85% de la trasmisión y abastece a tres millones de clientes en el área metropolitana.
Un self-made man criollo
En los pasillos del Nacional Buenos Aires, Mindlin conoció a Eduardo Elsztain. Juntos, convencieron a George Soros de invertir en Argentina y así accedieron a los primeros US$ 10 millones. En los 90, la dupla ascendió bajo el ala del magnate húngaro. Cresud, IRSA, Alto Palermo y Banco Hipotecario los llevaron a las primeras planas. Pero la crisis de 2001 y la salida de Soros les dejaron en sus manos las empresas y una abultada deuda. Elsztain retuvo las compañías y Mindlin aprovechó su habilidad para reestructurar pasivos para firmar el divorcio y saltar del real estate a la energía.
La riqueza llama dos veces
Mindlin gestó Pampa Energía tras comprar los papeles de un frigorífico en desuso listado en la Bolsa porteña. A partir de ahí, la historia es más conocida. Los roces con el kirchnerismo le abrieron tantas puertas como portales al abismo. Nunca pudo recomponer las tarifas eléctricas, pero la llegada de Macri cambió las reglas del juego y también las cifras del negocio. En los primeros 9 meses de 2018, los ingresos de Pampa treparon un 83%, hasta los $ 66.028 millones, según los balances remitidos a la CNV. En ese período, anotó un rojo de $ 5.507 millones versus una ganancia de $ 4.367 millones en ese lapso del año previo.
“Si querés ganar plata, no te hagas periodista, porque somos todos pobres”.
-La frase que marcó su destino-