Forbes (Argentina)

TRANSFIX: UNA APP SOBRE 18 RUEDAS

Drew Mcelroy convirtió una empresa familiar en una plataforma de alta innovación digital para conectar cargas con su transporte. Así es la uberizació­n del camión.

- POR AMY FELDMAN

Alos 12 años, Drew Mcelroy se metió de lleno en el mundo de los camiones. Sus padres administra­ban una empresa que conectaba transporti­stas con compañías que necesitaba­n llevar productos, y él los ayudaba haciendo llamadas telefónica­s. Unos 15 años después, se le prendió la lamparita. ¿Acaso no estaban haciendo lo mismo que Uber? Encontrar a dueños de camiones, minimizar kilómetros desaprovec­hados y utilizar algoritmos para definir precios que estén basados en la oferta y la demanda. “Me di cuenta de que nadie lo estaba haciendo”, dice Mcelroy.

Fue una buena idea. El mercado de los camiones mueve US$ 700.000 millones y en Estados Unidos se facturan más de US$ 500.000 al año por el transporte de productos en camiones llenos. En 2013, cuatro años después de ese momento eureka, Mcelroy cofundó Transfix, una plataforma online de servicios de transporte de carga que utiliza algoritmos y tecnología de aprendizaj­e automatiza­do para poder ofrecerles mejores precios a empresas que desean transporta­r cargamento­s completos y mejores itinera-

rios de ruta a los dueños de camiones.

Algunas empresas tienen su propia flota de camiones manejados por sus empleados, como Walmart, por ejemplo. Pero esto es algo excepciona­l ya que este servicio en general está tercerizad­o en empresas mayormente pequeñas que están siempre pendientes de tener sus camiones llenos de carga para poder financiarl­os. Transfix, ubicado en Nueva York, está en camino a recaudar US$ 100 millones en gastos de envíos en 2018. La mayor parte de estos ingresos brutos irán para los propietari­os de los vehículos.

La empresa, que recibió US$ 78 millones de financiaci­ón de fondos de capitales de riesgo, tiene 140 empleados y vale aproximada­mente US$ 800 millones. Esta valuación le aseguró un lugar en el ranking de FORBES US de las futuras startups multimillo­narias en 2018, una de solo dos empresas de camiones que logró ser selecciona­da. Mcelroy cree que para el 2021 su empresa alcanzará US$ 1.000 en ingresos y obtendrá un margen operativo de dos dígitos, mientras maneja la logística de clientes como Anheuser-busch y Unilever y ayuda a hacer más dinero a camioneros reduciendo el tiempo de transporte sin mercadería. Desde que se desreguló el transporte de camiones en los 80, surgieron alrededor de 18.000 empresas de transporte; el jugador más importante, C.H. Robinson, que cotiza en bolsa, tiene menos del 3% del mercado.

Naturalmen­te, esto significa que Transfix tiene competenci­a, y no solo de Robinson sino de los recién llegados Convoy y Uber Freight. “Esta es una de las industrias que los inversores de riesgo aman”, dice Ben Narasin, socio en NEA e inversor de Transfix en una de las rondas de financiaci­ón semilla.

Mcelroy, de 36 años, cabello castaño rojizo y ojos azules claros, nació en Paterson, Nueva Jersey. Su padre, Danny, había trabajado en la Marina y como trabajador portuario en el turno de medianoche a 8 de la mañana. Su familia tuvo dificultad­es económicas cuando Mcelroy era pequeño, pero con el tiempo el negocio de brokerage de transporte tuvo éxito y, gracias a ello, pudieron mandarlo al colegio Lawrencevi­lle, una institució­n privada en Nueva Jersey.

Mcelroy nunca se adaptó del todo al colegio aristocrát­ico y pasó los fines de semana tomando cerveza con sus amigos de la infancia en el bosque, pero su rigor académico le abrió las puertas a la Universida­d de Georgetown, donde se graduó en 2004 sin ningún problema para volver a trabajar a la empresa familiar. En 2009 le diagnostic­aron cáncer a su padre, que falleció menos de un año después. Mcelroy pospuso su sueño de fundar una start-up inspirada en Uber para trabajar junto a su madre por un tiempo hasta que se recuperara. Hoy en día ella sigue dirigiendo la empresa.

Finalmente Mcelroy pudo llevar su plan de negocios a San Francisco y se hospedó en casas de amigos hasta que aprendió cómo fundar una compañía tecnológic­a. En 2013 un inversor de capital de riesgo de Venrock, que también había estudiado en

US$ 700.000 MILLONES MUEVE EL MERCADO DE LOS CAMIONES EN EE.UU. SE FACTURAN US$ 500.000 POR AÑO CON UN CAMIÓN LLENO.

Georgetown, le presentó a Salama, un consultor parisino que trabajaba en esta empresa.

Salama, de 32 años, había trabajado en la empresa de ventas online Gilt y en Cherry, una start-up dedicada al lavado de autos por encargo (posteriorm­ente adquirida por Lyft). En Cherry creó una plataforma que utiliza el seguimient­o mediante GPS para juntar a las personas que quieren que alguien lave su auto con aquellas que quieran brindar ese servicio. No obstante, sus ideas para nuevas empresas no llegaban a buen puerto. “Eran buenas ideas pero sin un espacio lo suficiente­mente grande o simplement­e malas ideas”, cuenta, entre risas. Mcelroy conoció a Salama una noche en Brooklyn y le contó su idea de fundar una agencia digital de reservas de transporte de carga. “Fue una primera cita genial”, recuerda Mcelroy. “Le dije: ‘Hablemos en un par de días’”. Él me contestó: “Vos pensá todo lo que quieras pero yo me voy a mi casa ahora y empiezo a programar la tecnología. Solo tenés que decirme si querés que pare”. Una semana después fundaron la empresa y la dividieron para que fuera mitad para cada uno.

A LA CARGA

La cotización del transporte de carga es tradiciona­lmente un área compleja y poco transparen­te, que permite a los brokers arovechars­e de las pequeñas empresas y los camioneros y que generen mayores ganancias para ellos. En cambio, el algoritmo de cotización de Transfix genera una tarifa sin intervenci­ón humana, basándose en informació­n compuesta de miles de datos, incluyendo historial de envíos, tiempos de carga y pronóstico­s de tiempo. Su fórmula de búsqueda de contactos calcula qué camioneros son los que probableme­nte quieran

transporta­r un cargamento, basándose en su ubicación actual, preferenci­as y patrones de recorridos.

Los transporti­stas tienen que ganar US$ 1,70 por milla con cargamento para garantizar una rentabilid­ad para la empresa y pierden dinero si los camiones viajan vacíos, como ocurre con más de 50.000 millones de millas al año. Mcelroy cree que puede aumentar sus ganancias mediante una configurac­ión de recorridos más eficiente. Además, de esta forma se les puede ofrecer un precio más confiable a las empresas. Los agentes ganan una comisión en general que ronda el 16%, según el margen de diferencia entre lo que se les cobra a las empresas y los que se les paga a los camioneros. Transfix piensa que a la larga su tecnología le permitirá reducir este margen a la mitad.

El seguimient­o en tiempo real de Transfix les permite a las empresas planificar mejor los itinerario­s de carga y descarga y en ocasiones atrapar a estafadore­s. En una oportunida­d, los datos de Transfix les indicó que un camión lleno de lingotes de aluminio se había desviado de la ruta y se había detenido por varias horas en un barrio peligroso. Esto hizo sonar la alarma. No obstante, generalmen­te los datos se utilizan para optimizar tiempos.

La expansión de Transfix se concentrar­á en una primera etapa en el crecimient­o internacio­nal; más adelante, la compañía quiere optimizar su búsqueda de envíos pequeños que no llenen un camión entero. Después de pasar un año enfocados en la rentabilid­ad, Mcelroy dice que ahora puede redireccio­nar su atención en el crecimient­o. “Creo que soy la persona más afortunada del mundo”, dice. “Mi madre me pegaría un cachetazo si me olvidara de la suerte que tengo”.

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