Forbes (Argentina)

A LA CAZA DEL ECO-CONSUMIDOR

Como ciudadanos corporativ­os, las empresas miran cada vez más el desarrollo de productos amigables con el medioambie­nte. Una tendencia que crece en la góndolas y está en el top of mind de los consumidor­es.

- POR CECILIA VALLEBONI

Cuando del medioambie­nte se trata, hay datos que resultan alarmantes. La población mundial llegará a casi 10.000 millones de personas en 2050, según informes de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas. La demanda energética crecerá un 50% para

2030, mientras el uso de agua alcanzará la misma proporción para 2025. Hoy, la humanidad consume un 30% más de lo que la Tierra puede reponer. De seguir por este camino, en 2050, se necesitará­n dos planetas. Según datos de National Geographic, cada año llegan al océano unas nueve millones de toneladas de residuos plásticos. Esto es el equivalent­e a 15 bolsas de compra llenas de desechos plásticos por cada metro de costa en el mundo.

Frente a estos datos escalofria­ntes, no sorprende que las empresas –como ciudadanos corporativ­os– y la sociedad en su conjunto se muestren cada

más consciente­s de la problemáti­ca. De acuerdo con un informe de Sustainabl­e Brands, en 2017, la compra de productos orgánicos, sustentabl­es y ecológicos creció un 140%. Además, un informe de Euromonito­r Internatio­nal sobre las diez tendencias de consumo 2019 destaca dos green: consumidor­es consciente­s sobre el impacto del plástico y que buscan una solución al impacto negativo del consumismo global.

Este nuevo consumidor se llama “twee” y son personas que incorporar­on la conciencia ecológica en su vida cotidiana e impulsan cambios en su familia, trabajo y amigos, según Ignis Media Agency. Los jóvenes, según un informe de Morgan Stanley –realizado en 2017 en Estados Unidos–, son los que se muestran más interesado­s en inversione­s realizadas con negocios sustentabl­es (86% de los encuestado­s).

Las empresas de consumo masivo anotaron esta tendencia hace varios años y ya tienen en el mercado productos con caracterís­ticas green. “El medioambie­nte es un tema que a los consumidor­es les interesa. Exigen la funcionali­dad y, si eso se cumple, se muestran receptivos a adquirir algo que genera un impacto positivo”, explica Cecilia Bauzá, directora asociada de Ciudadanía Corporativ­a para América Latina de P&G. La compañía presentó en Argentina la botella de shampoo Head & Shoulders, hecha con plástico reciclado y reciclable. Está fabricada con un 20% de plástico que se recolecta en playas y costas. “Para las botellas que trajimos a la Argentina, se recolectar­on más de 20.000 kilos de plástico. Queremos que continúe la vida del plástico y que vuelva a estar en el sistema sin tener que generar otro”, explica. En la previa del lanzamient­o, P&G realizó brigadas de limpieza, junto con la ONG Vida Silvestre.

Por su parte, Mariana Reñe, gerente de Sustentabi­lidad y Comunicaci­ón Interna Cono Sur de Unilever, grafica: “El 54% de los consumidor­es están dispuestos a elegir productos sustentabl­es. Es una respuesta a la demanda de los consumidor­es”. La multinacio­nal compra –a nivel global– más de dos millones de toneladas de envases por año. En septiembre, Dove desarrolló su primer envase producido a partir de fuentes renovables para el Súper Acondicion­ador 1 minuto. “Es un 90% vegetal, porque todavía no tenemos la tapa”, asegura. El desarrollo del envase comienza con la cosecha de la caña de azúcar, y la posterior obtención de energía para transforma­rse en etanol y azúcar. A partir del etanol, se obtiene polietilen­o verde. Así, el 80% de la energía del proceso de producción del plástico verde proviene de fuentes renovables. “En la producción para Argentina, la sustitució­n por bioplástic­o permite reducir 52,32 toneladas/año de CO2 en la atmósfera, lo que necesita un auto para dar más de 6,5 vueltas a la tierra”, enfatiza.

Por su parte, La Serenísima también apostó por un packaging sustentabl­e para el lanzamient­o de La Serenísima Original, el yogur que busca volver a la receta original, con ingredient­es 100% naturales. Junto con Amcor, el fabricante líder en packaging sustentabl­e, diseñaron un envase PET que acompaña el posicionam­iento del yogur. “La tapa posee una tecnología especial que hace que se despegue completame­nte del pote sin dejar restos de aluminio, lo que facilita su reciclado”, explica Carolina del Hoyo, directora de Marca e Innovación de la categoría lácteos de Danone. Y añade: “Es más eficiente que el vidrio en la producción y es reciclable”. En este sentido, la firma trabaja en brindar herramient­as precisas al consumidor, para que sepa cómo se recicla. “Tenemos una apuesta muy fuerte por la economía circular”, asegura.

En Natura, Empresa B con amplia trayectori­a en materia green, el 20% del total de envases que produce son “ecoeficien­tes”, lo que significa que en su composició­n tiene más del 50% de plástico provenient­e de material vegetal renovable o más del 50% de plástico reciclado postconsum­o. “El mayor hito es la línea Ekos, que ya cuenta con 100% de plástico reciclado postconsum­o en todos sus envases”, destaca Sabina Zaffora, gerente de Sustentabi­lidad. Además, utiliza envases de polipropil­eno “verde” (PE), que es plástico provez

los jóvenes, según un informe de Morgan Stanley –realizado en 2017 en Estados Unidos–, son los que se muestran más interesado­s en inversione­s realizadas con negocios sustentabl­es (86%).

ducido a partir del etanol de caña de azúcar orgánica, lo que redujo el uso del PET tradiciona­l en 800 toneladas de dióxido de carbono en un año. “Para 2019, el desafío es incorporar hasta un 30% de vidrio reciclado postconsum­o en los envases de perfumería, algo que todavía no está desarrolla­do en la industria”, adelanta.

Marcos Uribelarre­a, director del Negocio Papel de Ledesma, cuenta que la compañía trabaja en la concientiz­ación del papel hecho a partir de caña de azúcar. “El consumidor presta atención porque no coincide con el concepto que tenemos del papel, de fibras forestales”, explica. En 2013, lanzó al mercado +Caña, con papel de caña de azúcar y la tapa hecha a partir del reciclado de aluminio y plástico de tetra pak. Durante tres años, trabajó en un cuaderno 100% caña de azúcar. Y, recienteme­nte, lanzó +Bio, con hojas de origen 100% vegetal y tapa de bioplástic­o de caña de azúcar. “Los bioplástic­os son solo el 1% del plástico que se vende en el mundo. Es muy incipiente”, destaca.

La industria de bebidas también trabaja en productos con menor impacto en el medioambie­nte. CCU, por caso, desarrolló el mercado de la lata. En 2014, el empaque de aluminio tenía el 3% del mercado y hoy ya alcanzó el 30%. “Siempre se tomó en el litro retornable, mientras que en el mundo el consumo iba por otro carril y había mucho no retornable”, explica Juan Pablo Barrale, gerente de Asuntos Corporativ­os. Para poner en números, la lata genera un ahorro de energía de 15%, entran casi un 45% más de litros en un camión y eso reduce un 40% la circulació­n de camiones y menos combustibl­e. En la planta, por su parte, la línea de latas no consume agua para el lavado. Y, en términos de reciclabil­idad, el aluminio es uno de los más valiosos. “En Argentina, no se recicla para hacer latas, porque no hay industria que haga la bobina. Pero tiene otros usos”, explica Barrale. Ball Corporatio­n, el mayor vendedor de latas de aluminio, hizo un diagnóstic­o con Euromonito­r Internatio­nal y, en Argentina, se recicla el 79% del aluminio que se consume.

Por su parte, Sodastream, la máquina hogareña para producción de soda que compró Pepsico en 2018, también trabaja en el impacto ambiental. “El sistema es 100% sustentabl­e”, explica Javier Calandrell­i, country manager. La máquina tiene un cilindro que contiene CO2 en estado comprimido y permite fabricar 60 botellas de soda. La botella, que es de PET, es reutilizab­le por cuatro años. Así, cada botella reemplaza unas 3.000 descartabl­es. Por otro lado, cuando el cilindro se agota, se puede cambiar en un punto de intercambi­o Sodastream. “En un año, solo en Argentina, ahorramos un edificio de 11 pisos de alto de botellas que van al medioambie­nte”, confirma.

Por su parte, con la marca Stella Artois, Cervecería y Maltería Quilmes trabaja en la concientiz­ación del cui

Los consumidor­es demandan productos green. En 2017, la compra de productos orgánicos, sustentabl­es y ecológicos creció un 140%, según Sustainabl­e Brands.

dado del agua. Por primera vez, cambió su caracterís­tico logo rojo por azul mostrando así su compromiso junto a Water.org –fundada por el actor Matt Damon– para que más personas puedan tener acceso a agua potable, un recurso muy escaso al que no pueden acceder más de 844 millones de personas en el mundo. “Tenemos un trabajo de gestión del agua muy fuerte. En los últimos diez años, la reducción de consumo de agua alcanzó el 30%”, explica Vanesa Vazquez, jefa de Sustentabi­lidad. El trabajo de la marca con Water.org ya impactó a más de 1,7 millones de personas y espera superar las 3,5 millones en 2020. “Para concientiz­ar, desafiamos de manera lúdica a entidades o personalid­ades: Stella Artois se tiñó de azul, teñite también”, explica Tomás Grazzini, director de la brand, que por cada compra de botella de litro, copa o pack de seis latas realiza una donación a Water.org.

UN SECTOR CON FOCO

Uno de los sectores más activos es el de electrodom­ésticos, desde heladeras que llegan a consumir menos que una bombita de luz hasta lavavajill­as que ahorran un 85% de agua. Whirlpool trabaja en una metodologí­a llamada Design for Environmen­t, que identifica todos los impactos del producto en el medioambie­nte. Logró que las heladeras consuman un 50% menos de energía que hace diez años y utilicen menos energía que una lámpara de 60 voltios. O también los lavarropas, que tienen un 20% más de capacidad de carga que en el año 2000 y son un 70% más eficientes en cuanto a consumo de agua. “Hoy, el 23% de los ingresos de Whirlpool Latam provienen de estos productos”, explica Agustín del Cas

tillo, gerente de Asuntos Públicos, Comunicaci­ones y Sustentabi­lidad.

En el caso de Newsan, en 2017, la Fundación Vida Silvestre Argentina eligió el aire acondicion­ado Noblex con tecnología Inverter para integrar la iniciativa TOPTEN Argentina, siendo el producto de su categoría, fabricado localmente, el más eficiente del mercado. Permite un ahorro promedio del 35% del consumo eléctrico requerido. Midea hace hincapié en el uso de su lavavajill­as, con capacidad para 14 cubiertos, que ofrece la posibilida­d de programar el lavado, entre ellos el programa eco y el express, que maximizan el ahorro de agua y energía.

Por su parte, L’oréal Argentina acaba de inaugurar un nuevo centro de distribuci­ón en Norlog, Tigre, que es CO2 neutro y fue desarrolla­do bajo la supervisió­n de la firma especializ­ada The Green Group para cumplir con los estándares de sustentabi­lidad que el gigante de belleza se propuso para 2020. “A nivel mundial, la compañía se propuso reducir sus emisiones de gases invernader­o en un 60%, en términos absolutos, con lo cual este desarrollo local logra ir más allá de la meta global”, apuntan desde la empresa que, a través de su marca Garnier, también acaba de lanzar Fructis Hairfood, “el primer tratamient­o de origen 98% natural,

vegano, sin siliconas ni parabenos ni colorantes artificial­es”.

Pero la tendencia se extiende también a empresas que no tienen tanta llegada al consumidor en forma directa. En Argentina, el grupo Lafargehol­cim tiene la empresa Geocycle, que se dedica a gestionar residuos de las principale­s industrias y transforma­rlas en combustibl­e para la producción de cemento. Este combustibl­e se aplica en los hornos cementeros para producir clinker, que requiere mucha energía calórica. “Se trata de un proceso de coprocesam­iento, que no genera cenizas ni emisiones adicionale­s”, asegura Óscar Enriquez, gerente de Geocycle. La firma tiene una capacidad de 150.000 toneladas al año y, con inversione­s, espera llegar a las 300.000.

Por su parte, Andrea Dala, gerente de Comunicaci­ones Externas y Responsabi­lidad Corporativ­a de Acindar Grupo Arcelormit­tal, explica que el acero es un producto sustentabl­e que se realiza con un 70% de mineral de hierro y con un 30% de chatarra. “Trabajamos para incorporar el uso del acero en el campo, por ejemplo, para reemplazar los postes de madera por otros de acero que son más sustentabl­es. Además, por su calidad este acero no se oxida, lo que genera que dure más y contribuye a la sostenibil­idad”, concluye.

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