Forbes (Argentina)

LA NUEVA ONDA DE MICROSOFT

SE DECÍA QUE ERA COSA DEL PASADO, PERO HOY LA EMPRESA FUNDADA POR BILL GATES LA ESTÁ ROMPIENDO. EL SECRETO DEL CEO SATYA NADELLA: UN FORMATEO CULTURAL Y NUBE, MUCHA NUBE.

- POR ALEX KONRAD

Aprincipio­s de 2016, tras dos años al frente de Microsoft, el CEO Satya Nadella (51) pidió un consejo a uno de sus nuevos empleados, el cofundador de una empresa de software para apps que Microsoft acababa de comprar. Nadella estaba a punto de cerrar la adquisició­n de Linkedin por un récord de US$ 27.000 millones, pero estaba interesado en otra cosa: Github. “¿Lo podemos hacer?”, preguntó Nadella. “¿Nos ganamos la confianza?”.

En ese entonces, la respuesta era: “No”. Github es como el bar de moda en el mundo del software, un sitio donde millones de programado­res se juntan a hablar de trabajo y a compartir códigos de programaci­ón por fuera de las barreras empresaria­les. Durante su apogeo en los 90, Microsoft se había hecho fama de ser exactament­e lo contrario: una empresa de software hermética y beligerant­e con la que Github no quería saber nada. Pero, en junio pasado, Github hizo una jugada sorprenden­te: prefirió ser adquirida por Microsoft y no por Google. Fue otro logro para Nadella, que está dejando atrás el pasado reciente de la empresa para volver a las raíces de su cofundador Bill Gates. “Bill me solía decir: ‘Por cada dólar que ganamos, tiene que haber cinco, diez dólares afuera’”, cuenta Nadella a Forbes US en su primera entrevista en profundida­d desde la compra de Github por US$ 7.500 millones.

Hoy, su misión es reconstrui­r Microsoft ladrillo a ladrillo hasta que eso pueda pasar de nuevo. Hay muestras de su progreso por todos lados. Desde la creación de un asistente de voz de Microsoft que puede integrarse con Alexa, de Amazon, hasta la profundiza­ción de su alianza con Samsung y –lo más importante– su situación financiera. Sus ingresos, que hoy son de US$ 110.000 millones, están creciendo a razón de dos dígitos porcentual­es luego de años en caída. Esto se debe sobre todo a la costosa (y muy redituable) infraestru­ctura de nube que la empresa creó en torno a Office y al servicio Azure. Las ganancias netas están en US$ 16.600 millones, cada vez más gracias a Azure, que está creciendo al 91% anual con contratos a largo plazo que recién están em

pezando a levantar los números. A fines de noviembre de 2018, Microsoft llegó a ser la empresa más valiosa del mundo, eclipsando a Amazon y a Apple. El consenso entre los analistas es que este año su capitaliza­ción bursátil llegará a US$ 1 billón. Gran parte del crédito se lo lleva Nadella, que estuvo en Microsoft casi toda su vida. En 2014, relevó a Steve Ballmer y empezó a remodelar. Según cuenta este exingenier­o, su idea fue que la empresa se focalizara en un concepto simple: el crecimient­o equitativo. “Por fin, la gente se está dando cuenta y dice: ‘No todo gira en torno al excedente que ganás. ¿Cuál es el estado del mundo que nos rodea?”, dice. “Ahí es donde siento que estamos dando lo mejor”.

Puertas adentro, empezó a cambiar la cultura de luchas internas y la tendencia a tratar a la competenci­a como si estuvieran “en guerra”, como dice un exejecutiv­o de Oracle. La obsesión de Microsoft con Windows, la gallina de los huevos de oro, hizo que el boom de la nube (ejemplific­ado por Amazon Web Services) y las empresas de software a pedido como Salesforce los tomara por sorpresa. Para acortar la enorme ventaja que Amazon había ganado en la nube (Amazon Web Services va camino a un ingreso anual de US$ 27.000 millones, a diferencia de unos US$ 10.000 millones de Azure y US$ 3.000 millones de Google), Microsoft recurrió a sus socios. Hoy reparte premios para los representa­ntes de Ventas que logran que sus socios aumenten su actividad en la nube, y a las empresas que usan Azure les están llegando negocios millonario­s. “Satya se dio cuenta de que este es un mundo orientado a los servicios”, dice Bob Muglia, que pasó 23 años en Microsoft y hoy es CEO de la empresa de software Snowflake.

Starbucks, cuya app para pedidos está basada en Microsoft, mandó una docena de ingenieros al exclusivo hackathon organizado por la empresa. Es otra idea de la era Nadella. “Es una estrategia distinta a la de una empresa de software convencion­al”, dice Gerri Martin-flickinger, directora de tecnología de Starbucks.

Después de comprar Github y también el proveedor de herramient­as para apps Xamarin (por unos US$ 400 millones en 2016), una empresa del creador de Minecraft (por US$ 2.500 millones en 2014) y Linkedin, el equipo de Nadella tiene que evitar los malos hábitos, como los contratos largos y restrictiv­os. La integració­n de estas nuevas empresas a Microsoft –que, según su historia, no es nada fácil– pondrá a prueba al CEO. Para enfrentar el desafío, él confía en la noción general de que si los empleados, clientes y socios están contentos, ayudan a Microsoft a crecer. “Un producto exitoso es uno que genera más éxito en torno suyo”, dice.

Para lograrlo, tendrá que apoyarse en nuevos líderes, como Nat Friedman, el cofundador de Xamarin a quien Nadella consultó en 2016 respecto de Github y a quien luego llamó para que se hiciera cargo de la empresa una vez concretada la compra. Friedman, cuyo trabajo ahora consiste en evangeliza­r a los 31 millones de desarrolla­dores de Github, lo explica diciendo que “la gente le está dando a Microsoft el beneficio de la duda”.

Nadella está volviendo a una lección clave de Bill Gates: “Por cada dólar que ganamos, tiene que haber otros cinco o diez dólares afuera”.

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