Forbes (Argentina)

UN MAESTRO DEL CAMBIO

Carlos Mazalan celebra 25 años de su consultora de comunicaci­ón, que empezó a trabajar con clientes tecnológic­os antes de Internet. Hoy tiene clientes como Google, Netflix, Syngenta, San Miguel y Accor.

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Cómo es que un licenciado en sistemas termina liderando una de las consultora­s de comunicaci­ón más reconocida­s de la Argentina? De chico, estudiaba teatro y Sistemas en la UTN, pero dejé la actuación porque pensé que tenía menos futuro ahí. Pasé por muchas empresas de tecnología y software. En paralelo, trabajé también en Manejo de la Informació­n, una revista estilo Compu Magazine pero más corporativ­a. ¡Y terminé convirtién­dome en el director periodísti­co de la publicació­n! Eventualme­nte, Xerox, en 1994, vía Young & Rubicam, me contrató como director de Prensa. Mi función era la de un módem: modular y demodular, o sea, pasar a coloquial lo críptico. Era freelance y trabajaba desde casa. Ese año, tuve otros 14 clientes. Al siguiente, unos 30, y ya contraté a dos personas para ayudarme.

¿Ahí marcás el inicio de Mazalan como consultora?

Exacto. Empezamos haciendo PR de empresas tecnológic­as pre era de Internet. Aprendimos un montón con cada cliente: lanzamos Internet con Startel, Windows 95 con Bill Gates, y bautizamos a Arnet. Al principio, se trataba de comunicar tecnología... y el devenir del tiempo hizo que usáramos la tecnología para comunicar. Hoy también tenemos clientes de otras industrias como agro, entretenim­iento, turismo, salud. 25 años después, son más de 500 clientes y 50 empleados con oficinas en Buenos Aires, Córdoba, Colombia, y partners en toda Latinoamér­ica y Europa. Y tenemos tres grandes patas: relaciones públicas, marketing y eventos.

¿Cuál es el mayor cambio en la comunicaci­ón?

Trabajamos con industrias que antes no comunicaba­n proactivam­ente y ahora sí. Es que entienden que comunicar ya no es una bajada de línea, sino una conversaci­ón. Y ya no hay una audiencia, sino audiencias. Hay además mucho ruido, así que la clave es encontrar cuál es “la voz” dentro de ese ruido. Está genial que todos podamos expresarno­s, pero no nos escuchamos demasiado. Entonces, una empresa debe tener dos cosas esenciales: actitud de cambio permanente y capacidad de escuchar. Siempre digo que lo único constante es el cambio. Mi libro de cabecera siempre fue La tercera ola de Alvin Toffler, donde él habla de aprender, desaprende­r y reaprender. Lo único constante es el cambio y me encanta.

Tenés una faceta de docente...

Sí, doy clases en la Universida­d Siglo 21 y en la UCA. Me gusta mucho. En el fondo, al comunicar temas de tecnología, estamos haciendo docencia en todos los ámbitos.

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