Forbes (Argentina)

BANCARIZAC­IÓN PARA TODOS

Los mínimos índices de inclusión financiera en el país obligan a los bancos a diseñar estrategia­s novedosas. La apuesta del Banco Ciudad para captar nuevos clientes.

- POR LUCÍA TORNERO

Argentina tiene el desagradab­le récord de estar entre los tres peores países de bancarizac­ión y educación financiera. Con respecto a los jóvenes, ocupa el último lugar: entre los 15 y 20 años, solo el 20% está bancarizad­o, cuando en Latinoamér­ica el promedio es del 40%. Pablo Videla, director del Banco Ciudad, habla sobre los planes de inclusión financiera y la importanci­a de la educación en este tema.

¿En qué ejes está trabajando el banco en términos de inclusión financiera?

Tenemos cuatro ejes de inclusión y educación financiera y bancarizac­ión, que son juventud, jubilados, base de la pirámide y los barrios en situación de vulnerabil­idad. Con respecto a los jóvenes, como partimos de tan abajo, es bastante fácil empezar a mejorar rápidament­e. Sobre todo con los medios digitales y la existencia de muchísimas billeteras digitales, la facilidad de los teléfonos para obtener cajas de ahorro, hacer transferen­cias. Todo se puede hacer desde el celular, con lo cual empezar a educar y bancarizar a los chicos es bastante más fácil en este sentido.

¿Y a los jubilados?

Si bien están bancarizad­os –pagamos 13 millones de cuentas a jubilados por cajas de ahorro–, muchísimos de ellos no saben ni conocen los beneficios de Por ejemplo, descuentos en supermerca­dos, combustibl­e, comida rápida, cine, espectácul­os. Hay muchas cosas que pueden hacer y, a veces, no lo saben. Solo van al cajero, retiran efectivo y lo guardan en su casa. Con respecto a la seguridad, la mejor opción siempre es la bancarizac­ión.

¿Qué sucede con la población en la base de la pirámide?

Estamos bancarizan­do todos los planes sociales. Antes, se pagaban con una tarjeta prepaga que tenía muchas dificultad­es. Nosotros tenemos un cajero escuela, una suerte de camioncito con un cajero verdadero, pero con plata falsa, con el cual vamos a los centros de día y enseñamos a retirar plata, hacer un depósito, obtener los beneficios que los bancos presentan, etc.

¿Qué avances lograron?

De los 5.500 recuperado­res urbanos, ya bancarizam­os a la mitad, y también lo hicimos con 2.500 familias de las 6.000 que están en situación de calle en la Ciudad. Es una de las poblacione­s que se encuentran más afuera del sistema. Para esto, trabajamos mucho con el Ministerio de Desarrollo Urbano y de Hábitat y con el Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC).

¿Y en los barrios vulnerados?

Estamos bancarizan­do todo lo que es Papa Francisco, Estación Buenos Aires,

Villa Olímpica, Fraga, Rodrigo Bueno. Vamos a los lugares y les enseñamos que la tarjeta de débito es seguridad. Que, si se la roban en la calle, roban la tarjeta, no la plata; que, para ahorrar, pueden hacer un plazo fijo en lugar de tener la plata “bajo el colchón”. Somos el único banco de la Argentina que está en Piletones hace cinco años, y ahí 1.500 personas ya tienen cuenta. Tenemos un puesto de atención en la Villa 31 y vamos a abrir, dentro de dos o tres meses, otra sucursal en Elefante Blanco. También tenemos planeado tener presencia en la Villa 1-11-14 y en la 21-24.

¿Qué observan cuando van teniendo mayor presencia en los barrios?

Que es un momento muy bueno para comenzar a bancarizar porque la gente está empezando a darse cuenta de que no pueden estar más en la informalid­ad. Ya no es tan fácil tener el efectivo en la casa y vivir en negro. Y la bancarizac­ión no tiene que ser de golpe, sino que puede ser de a poco.

¿Cómo abordan a los comerciant­es y los emprendedo­res en las villas?

Tenemos un arreglo y les damos un postnet gratuito, bonificado un año y, si se usa, bonificado por dos años. La gente está muy interesada. Con el Banco Nación, tenemos previsto, en la Villa 31, hacer un 10% de descuento para los primeros 20 comerciant­es que usen las tarjetas de nuestros bancos. Si va bien, vamos a replicarlo en todas las villas. Estamos por primera vez articuland­o con los otros bancos públicos. Hay 13 millones de jubilacion­es, ocho millones de cuentas sueldo (que están bancarizad­as), y hay seis miestarlo.

llones y medio de planes sociales. Esa gente está bancarizad­a y no lo sabe. Por lo tanto, buscamos que el flujo que estamos bancarizan­do se eduque. No se trata simplement­e de darles la tarjeta, la caja de ahorro y nada más.

¿Cómo abordan esa educación?

Tenemos capacitado­res y más de 40 voluntario­s que hacen el trabajo de educar e ir a los lugares. Es un trabajo de hormiga y de territorio; de ir a las cooperativ­as, a los feriantes, a los emprendedo­res, a las escuelas, a los centros de día y a la gente de los barrios.

¿Cómo trabajan los microcrédi­tos?

Hoy tenemos Ciudad Microcrédi­tos y Promesas del Banco Provincia. De los 100.000 microcrédi­tos que se entregan por año, más del 65% correspond­en a nuestros bancos. Pero el país está muy detrás con relación al resto de Latinoamér­ica en microcrédi­tos. Y la tasa de devolución es cara, alrededor del 60%. Por eso está muy complicado darlos.

¿Qué otros productos tiene el Banco en relación a la inclusión financiera?

Tenemos el Crédito Hipotecari­o Social, a 15 años al 17% anual con cuotas de pago fijas. El máximo es $ 1.200.000. Para esto, deben hacer nueve meses de ahorro previo, y a la gente que está en situación de vulnerabil­idad esto no le gusta. Después hay créditos personales a tasas subsidiada­s del 35%, a un año. Nos cuesta otorgarlo; prefieren pagar a la usura o al financista que da crédito al 50% mensual. Tenemos que empezar a flexibiliz­ar las normas con la gente porque, si no, jamás se van a formalizar.

¿Qué otros desafíos hay?

Por un lado, el desafío territoria­l. En nuestro caso, por un tema de tamaño de la Ciudad, es más fácil abarcarlo. Pero el Provincia y el Nación tienen enormes extensione­s. Por otro lado, el desafío de las nuevas tecnología­s y la gente mayor. Y la generación joven debe aprender la cultura del ahorro. Un país que no ahorra es un país que no tiene futuro.

“LA GENERACIÓN JOVEN DEBE APRENDER LA CULTURA DEL AHORRO. UN PAÍS QUE NO AHORRA ES UN PAÍS QUE NO TIENE FUTURO”.

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“Tenemos que empezar a flexibiliz­ar las normas con la gente porque, si no, jamás se van a formalizar”, admite Pablo Videla, director del Banco Ciudad.

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