Forbes (Argentina)

EL PUNTO DE EQUILIBRIO

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Este año, el gobierno de Mauricio Macri cumplirá cuatro años. En los últimos tiempos no le fue bien en materia económica. Si bien se nota un cambio sustancial respecto del gobierno anterior y se adoptaron medidas muy fuertes, como la salida del “cepo cambiario”, el fin del default de la deuda pública y otras decisiones importante­s, la mayor parte de las medidas fueron gradualist­as. Se va llegando al equilibrio macroeconó­mico no de una sola vez, con un shock, sino que se lo hace parcialmen­te para, en algún momento, alcanzar el punto de equilibrio.

En este sentido se puede ver lo que fue desarrollá­ndose con las tarifas de electricid­ad, gas, agua y demás servicios públicos. Estaban congelados desde 2001, en pesos y muy lejos de su punto de equilibrio, y se fueron ubicando cerca del valor del costo de producción, pero sin llegar a este. Aún le faltan al gobierno algunos ajustes que no se harán este año con elecciones: la inflación ya es de alrededor del 55% anual, aunque va a bajar a algo así como el 40% anual para el momento de la consulta popular.

Uno de los principale­s problemas del gobierno fueron las Lebacs, que fueron iniciadas por Eduardo Duhalde en 2002. Durante la gestión actual llegaron a representa­r a más del 130% de la base monetaria del país. Es un número descontrol­ado. Estas Lebacs fueron eliminadas en pocos meses de 2018 y generaron una gran liquidez, que se trató de neutraliza­r.

Para que la base monetaria diera alrededor de cero de variación durante 2019, se incrementa­ron los efectivos mínimos de los bancos, a quienes se les permitió comprar Leliqs emitidas por el BCRA de forma exclusiva, a una tasa anual de interés de algo más del 70% anual. Además se incrementa­ron los plazos fijos –en volumen y tasas– y se emitieron otros bonos. El Tesoro tenía que llegar a un déficit primario de cero en 2019, para lo cual se hicieron muchos ajustes. El principal fue el aumento de los derechos de exportació­n tanto del agro como del resto de las actividade­s exportador­as.

El tipo de cambio se “atrasó” y otras variables que no habían sido corregidas según las necesidade­s de cada coyuntura quedaron desacoplad­as, como el enorme gasto público consolidad­o, que sigue muy alto. Llegó con el gobierno anterior a cerca del 45% del PIB y ahora se redujo algo con el aumento de tarifas, pero el número de gente que cobra del Estado aumentó alrededor del 12% con la actual gestión. Es uno de los puntos que requerirá un cambio de tendencia en el futuro gobierno, que podría ser el actual.

Siempre dijimos que la recesión que generaron los acuerdos con el FMI para adoptar la estructura económica a las necesidade­s de 2019 iba a ser importante. Entre ellas se notó un incremento de la inflación, que fue algo mayor a la prevista. También fue necesario un ajuste de los salarios reales, que en algunos meses del proceso llegó a caídas del 12% anual. Se incrementó la pobreza: alcanza al 32% de la población, una cifra muy alta.

Pero la cosecha gruesa es la más alta en volumen de la historia argentina, con récords en soja y maíz. Se notará una buena recuperaci­ón de la actividad económica, influencia­da por la agricultur­a. También se están aplicando nuevos aumentos salariales, con un 28% de ajuste promedio, más cláusula gatillo. Lo mismo se puede decir de las jubilacion­es, que se ajustan por la inflación anterior, y esta va a decrecer. También van a tener mayor poder de compra los planes sociales, que crecieron un 40% de una sola vez, sumados a los ajustes nominales anteriores.

Con todo esto, 2019 tendrá un incremento del PIB del 0,6%. Habrá bajas del 6% en el primer trimestre y un aumento del 5% para las elecciones. La inflación, en tanto, rondará el 40% anual, aunque ahora va a dar cifras próximas al 2% por mes.

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Economista y director de Orlando J. Ferreres & Asociados. POR ORLANDO FERRERES

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