Forbes (Argentina)

¿LA IMPREDECIB­ILIDAD Y LA GRIETA?

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Desde fines del año pasado, cuando la campaña electoral comenzaba a asomar en el ámbito político, los números mostraban que había más ciudadanos que no querían que volviera Cristina Fernández ni que reeligiera Mauricio Macri que aquellos que elegían a alguno de ellos dos genuinamen­te. Esto suponía, y lo reflejaban las encuestas, que la ya denominada alguna vez por Sergio Massa “Avenida del Medio” era un poco más ancha aún.

Esta era la posibilida­d que a principios de este año convocaba a gran parte de gobernador­es peronistas y dirigentes del partido que abogaban por la renovación y se animaban a sumarse a aquello que olía a cierta expectativ­a en medio una sociedad decepciona­da. Y no solo decepciona­da, sino quebrada en su confianza, pero con pocas ganas de repetir la política del pasado.

Sin embargo, nada hacía suponer que un espacio que emergía sin responsabi­lidad por el presente y con menos saldo por el pasado no iba a terminar convirtién­dose, ya a mediados de este año, en una posibilida­d real de poder. Pero aún no se ha cristaliza­do y no hay certeza de que pueda hacerlo.

¿Hay demanda y hay oferta? ¿Qué es lo que no permite que no haya un match entre ellas? Quizás el mismo elemento que juega en contra de las fuerzas políticas dominantes: la confianza o, mejor dicho, la ausencia de confianza.

Lo cierto es que la palabra confianza proviene del latín y está formada por tres partes. En primer lugar, el prefijo “con”, que quiere decir globalment­e o junto. “Fides”, que es fe, y por último el sufijo “anza”, que significa acción. Por lo tanto, se entiende por confianza a la creencia o fe en una persona o grupo, que podrá ser capaz de actuar de forma correcta frente a una determinad­a situación.

La pérdida de confianza en el oficialism­o y el gobierno de Mauricio Macri, que se manifiesta concretame­nte en el nivel de aprobación de la gestión, se centra fundamenta­lmente en la percepción de mala praxis para manejar la economía. Además, era precisamen­te este el ámbito donde había más certezas y altas expectativ­as por parte de los ciudadanos en el momento de la elección, que considerab­an que el gobierno contaba con grandes equipos provenient­es de esferas prestigios­as. Hoy los ciudadanos lo padecen –y sufren– en su vida cotidiana, en su día a día.

El kirchneris­mo, por otro lado, perdió en una gran parte de la sociedad la confianza por los escándalos de corrupción que estallaron en su seno más íntimo y que tiene procesada a casi la totalidad de sus integrante­s. Si volvemos a repasar la definición del término, esta forma de actuar no parece estar cerca de ser la correcta. Las filas de funcionari­os en juicios declarando y presos invaden también la escena cotidiana.

¿Y por qué una tercera posición no logra tampoco despertar la confianza de los ciudadanos, y a pocos días del cierre de alianzas y listas sigue postergand­o enunciacio­nes claras? Lo que se evidencia es que la sociedad siente que la Argentina atraviesa momentos difíciles y espera dirigentes que estén a la altura de asumir esas responsabi­lidades. Las especulaci­ones y falta de definicion­es, muchas veces vistas a través del cristal del ego, obstruyen el crecimient­o y la percepción y la confianza que la sociedad pone en ellos. No aparecen respuestas para el ciudadano común que demanda en su día a día alternativ­as nuevas y sustentabl­es.

¿Será entonces que la impredecib­ilidad nos arrastra nuevamente a la grieta? Justamente aquel lugar de donde la opinión pública mayoritari­amente dice querer salir.

LA SOCIEDAD SIENTE QUE EL PAÍS ATRAVIESA MOMENTOS DIFÍCILES Y ESPERA DIRIGENTES QUE ESTÉN A LA ALTURA DE ESA RESPONSABI­LIDAD.

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Socia directora de Management & Fit. Doctora en Economía y Empresaria­les.
POR MARIEL FORNONI Socia directora de Management & Fit. Doctora en Economía y Empresaria­les.

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