HONESTIDAD BRUTAL
Ernesto Beibe, experto en asesorar a empresas familiares, vive entre Barcelona y Buenos Aires, atendiendo a clientes en ambos lados del Atlántico. Con mirada sagaz y lengua filosa, comparte lecciones sabias y reflexiones incómodas.
Qué desestabiliza más a una empresa familiar? Hay dos momentos cruciales: uno es cuando el hijo empresario supera al padre –en educación, en dinero, en el negocio–. Ahí, el tipo puede quebrarse: por amor y lealtad, no quiere ser más que el padre. Otra crisis se da cuando el líder cumple 40 años; es el síndrome de la mitad de la vida (hoy se atrasó hasta los 55). Se da cuenta de su finitud, de que hay cosas que ya no va a poder hacer. Y el duelo es más fuerte que las ganas de hacer las cosas.
¿Y qué hay de las transiciones de una generación a otra?
Hay tres tipos de padres. El peor es el que llamo “canalla”, un mal tipo que piensa que el hijo es un idiota y no quiere largar nada. Y el hijo ya tiene mujer, hijos, auto... no se puede ir. Entonces, el padre cumplió 80 pero sigue laburando como el primer día. Encima, el hijo se infantiliza, no tiene voluntad propia y vive con miedo de que el padre diga: “Andate”. Sos crítico de la palabra “éxito”...
¿Qué es el éxito? Llegás a la cima del obelisco: ¿cuánto tiempo vas a estar ahí? Podés ser un “señor tuve”: tuve fábricas, tuve casas. ¿Y si encima sos exitoso porque hiciste cosas reprochables? Hay que hablar de logros.
¿Hay diferencias idiosincráticas entre españoles y argentinos?
No, porque los argentinos somos calcos de ellos. La manzana cae al lado del árbol, y el árbol de manzanas no da peras. Sin embargo, en Argentina, los negociados son al descubierto, mientras que allá hacen los mismos negociados y lo sabe todo el mundo pero se callan: es el “no te metas”.
¿Qué hace a un verdadero mentor?
Es el primero en decirte: “Vos llegás si podés, no si querés”. Hay muchos que se vuelven coaches porque no tienen nada más que hacer en la vida. Y, al poco tiempo, sus clientes se dan cuenta de que los están estafando.
¿Qué consejos darías para atravesar las turbulencias en Argentina?
Cuando un empresario se queja de la crisis, es porque tiene una crisis adentro y se agarra de eso para justificars . De esos hay a patadas. Yo trabajé con gente en el 2001 que hoy tiene empresas flo ecientes. Cambiaron el rumbo y listo. Los empresarios se tienen que amoldar a los tiempos. Mi trabajo es elevar el nivel de tolerancia a la frustración. Hay gente que gana tanto cuando sube como cuando baja la bolsa. Y otros se quedan en pelotas porque jugaron mal: blanco o negro sin grises. Pero tenés que tener una cabeza con ganas de salir adelante y no quejarse tanto.
No es una sorpresa ver en las redes sociales los “filt os”. Ya sea esos que simulan las facciones de una persona como bebé, un oso o con los disfraces más diversos. Una de las plataformas pioneras –así se la reconoce, al menos– es Snapchat, la red social que creó Evan Spiegel junto a Bobby Murphy en 2011.
Nació en julio de 1990 en Los Ángeles y su padre es abogado en la reconocida firma Munger, Tolles & Olson. A contracara de otros multimillonarios, al joven Spiegel no le faltó nada. Sin embargo, siempre tuvo intenciones emprendedoras. Mientras estudiaba en el colegio, llegó a ser vendedor de bebidas energizantes durante las vacaciones de verano. Además, su afición por la tecnología lo motivó a inscribirse en varios cursos de arte y diseño en la Universidad de Otis, cuando tenía solo 15 años.
Era sabido que su destino estaba en la Universidad de Stanford, y ahí fue. Estudió Produccion y Diseño Gráfico y conoció a Bobby Murphy, hoy su socio en Snapchat. Murphy contrató a Spiegel para desarrollar una red social con el fin de competir con Facebook, pero no prosperó. Junto con Reggie Brown –también estudiante de la universidad– decidieron crear una aplicación que permitiera enviar y recibir fotos y videos que se autodestruyeran a los diez segundos de enviados, ofreciendo un nivel de seguridad que se hacía necesario en Internet. Se llamó Picaboo. Pero, al poco tiempo, le cambiaron el nombre por Snapchat.
Tras su lanzamiento en 2011, Snapchat fue un éxito entre los jóvenes y adolescentes. Como CEO de la app, Spiegel rechazó una oferta de compra de Facebook por US$ 3.000 millones. Resistió y hoy unas 191 millones de personas usan Snapchat, para mandar mensajes que desaparecerán pocas horas después. Sin embargo, la aplicación se enfrenta a la creciente competencia de Instagram, propiedad de la empresa de Mark Zuckerberg, que con sus Stories busca captar al público.
En marzo de 2017, la compañía salió a bolsa y Spiegel se convirtió en el CEO más joven de una empresa pública. Con una fortuna valuada en US$ 2.300 millones, el empresario tiene un 18% de las acciones de la firma. En 2014, fue tapa de Forbes US, como parte del ranking 30 Under 30, los 30 emprendedores más infl yentes con menos de tres décadas de edad. Y, también, fue reconocido como uno de los millonarios más jóvenes del ranking global.