Forbes (Argentina)

SANTIAGO TARASIDO

-

CV

CEO de CRIBA y su presidente desde 2015. Es ingeniero civil y MBA. Comenzó su carrera como consultor en Booz Allen Hamilton y trabajó en el Ministerio de Economía de la Nación. Desarrolló CRIBA en Uruguay.

LADO B

Es miembro de la Asociación de Empresario­s de la Vivienda. Practica golf, fútbol, tenis y ski, y disfruta del arte.

mo año y medio. Se nota en sus balances y en sus resultados. La compañía que tuvo un mejor manejo de su liquidez llegó a un mejor resultado por eso y no por su actividad propiament­e dicha. Y en un contexto como el actual, las empresas que están sólidas, líquidas y manejan bien su economía interna son las que tienen ventaja a la hora de generar nuevos proyectos. Y esto hace que el mercado se focalice y se concentre más en los jugadores que generan confianza y c edibilidad.

¿Qué balance hacen de los créditos UVA?

Es indiscutib­le que es un sistema positivo. Es una obviedad, una de esas verdades que el mundo descubrió hace rato y nosotros todavía estamos debatiendo. Comprar una vivienda en efectivo y el 100% por anticipado no ocurre en ningún lugar del mundo. La clase media o media baja necesita de este tipo de mecanismos para comprar su casa a 30 años. El sistema UVA tiene que seguir funcionand­o. A medida que haya más estabilida­d, va a seguir consolidán­dose.

¿Cómo ve la representa­tividad del sector de la construcci­ón?

Nuestra industria tiene que buscar un espíritu mucho más asociativo. También tiene que cambiar su imagen, y tiene todo para hacerlo. Es un sector que agrega muchísimo valor a la sociedad, que deja cosas concretas, tangibles, que le cambian la vida para bien a un montón de gente. Hacemos edificios que la gente usa y que generan un montón de puestos de trabajo, no solo mientras se construyen sino también después. En eso no hay que inventar nada, nuestra misma actividad transmite esos beneficio . Siempre se dice que la construcci­ón es madre de industrias, que produce un efecto derrame sobre otras actividade­s, que potencia los ciclos económicos. Este es un punto muy claro, lo único que queda es hacer las cosas bien. Nosotros hemos trabajado siempre en obra privada, pero también hicimos obra pública con la misma eficiencia y transparen­cia. Se puede hacer.

¿Cree que “la causa de los cuadernos” traerá un quiebre para la actividad?

Sí, por supuesto. Ya lo hay y tiene que profundiza­rse. Reitero, la obra pública tiene que hacerse con los mismos parámetros que la obra privada. En nuestro caso, tenemos mucho orgullo por algunas obras que hicimos como la Terminal de Retiro, con miles de personas pasando por allí todos los días, sin ningún incidente y cumpliendo estrictame­nte con los plazos. O los trabajos que hicimos en la Villa Olímpica y la Casa de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Ahora estamos trabajando en proyectos en los barrios Fraga y Rodrigo Bueno con el Instituto de Vivienda; hicimos 500 viviendas en tiempo récord, 13 meses. ¿Por qué no se pueden hacer las cosas bien? El sector necesita un cambio y tiene con qué hacerlo. Debe trabajar más en equipo. Es importante que no haya tantas cámaras porque no es bueno. Celebro que la Asociación de Empresario­s de la Vivienda y la Cámara Empresaria de Desarrollo Urbano estén trabajando más en conjunto para generar una sola agrupación y se acerquen a la Cámara Argentina de la Construcci­ón. En otras industrias, como la automotriz, existe una representa­tividad más fuerte que pelea por cosas comunes que el sector necesita. También juega en esto una cuestión generacion­al. A veces cuesta que la gente más joven se involucre en los temas sectoriale­s, pero si no lo hace no se van a generar los cambios.

¿Los precios de los inmuebles son altos, pese a la crisis?

Hay distintas visiones con respecto a eso. Obviamente, si estás en un momento en que la economía está más quieta y no se da el encuentro entre oferta y demanda, uno tiende a creer que los precios están caros y tienen que bajar. Yo no lo veo de esa manera porque, dependiend­o del momento con el que compares, las propiedade­s pueden estar baratas. Incluso comparando con otras ciudades. Comparando propiedade­s de igual categoría, ¿Buenos Aires no es más cara que San Pablo, Santiago o Ciudad de México?

Frente a ciudades como esas, los precios de Buenos Aires no son caros. Luego hay otra discusión que tiene que ver con el poder de compra de los usuarios. El punto es encontrar el matcheo entre las dos cosas. Por el lado de los costos, la mano de obra es un costo bien local, hay insumos importados que van atados a la variación del tipo de cambio, hay cuestiones impositiva­s y de productivi­dad. Solamente estas últimas son las que están a nuestro alcance: cómo ser más eficiente , tener mejores equipos, recursos humanos más capacitado­s. En eso nos enfocamos. El resto son cuestiones sectoriale­s y de políticas públicas. Otro aspecto es el apalancami­ento de los proyectos que, así como tiene algo de restrictiv­o al carecer de vías de financiami­ento a 30 años, tiene de positivo que los valores se van a defender mucho más. El inversor siempre va a defender la inversión de una manera diferente a lo que ocurre en los mercados más maduros.

La inflación te hace desviar recursos hacia fines no productivo­s. Desde hace años tenemos recursos mal aprovechad­os por esto”.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina