Forbes (Argentina)

LA VUELTA A LOS LADRILLOS

Pese a la falta de créditos y el cepo a la divisa norteameri­cana, el 2020 le da una nueva oportunida­d al mercado de real estate con inversores que buscan colocar sus pesos en un activo seguro y en dólares.

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Las operacione­s inmobiliar­ias siempre aparecen en el menú de inversione­s como aquel instrument­o que preserva valor con una rentabilid­ad asegurada. Pero tener hundido el capital en un elemento que requiere de tiempo para obtener liquidez siempre figura como el aspecto negativo a la hora de compararlo con otras herramient­as.

Sin embargo, hoy el mercado presenta precios que sopesan esa falta de liquidez. Después de un año en el que la dificultad de acceso al crédito frenó las operacione­s del sector inmobiliar­io y la inestabili­dad económica impactó y retrasó los proyectos de desarrolla­dores, el 2020 aparece como un año de oportunida­d.

La posibilida­d de entrar en pesos y cuotas en proyectos de pozo se convierte en una alternativ­a ante la imposibili­dad de adquirir dólares producto del cepo.

En el mercado del usado, los precios en torno a un 25% por debajo del ticket de venta muestran una buena oportunida­d si se tienen los verdes en el bolsillo, según coinciden los especialis­tas consultado­s.

“El mercado es un buen negocio hoy tanto para el que lo desarrolla como para el inversor”, reconoce Javier Rius, gerente general de Ayres Desarrollo­s, y agrega que “para el que quiere hacer una casa, hoy es un 30% más barato en términos de dólares billetes que hace un año”. “Esta baja de costos se da tanto para el individuo que quiere construir como para el desarrolla­dor”, agrega.

Rius destaca además que “es un muy buen momento para entrar en operacione­s de pozo con valores actuales en pesos o para comprar inmuebles que hayan acomodado su precio”.

“Actualment­e hay oferta a precios que la demanda no toma; por eso las operacione­s que se hacen cierran con rebajas de entre el 20% y el 25% por debajo de su valor histórico. El precio de publicació­n no es el precio final”, recalca.

Flavio Galli, CEO de Grupo Tueroc, reconoce que “estamos en el mejor trimestre de los últimos 18 meses”, pese a que la incertidum­bre del resultado de la renegociac­ión de la deuda mantenga en vilo a la economía. “Las primeras señales nos las dieron las empresas o inversores que se acercaron en estos meses de 2020 a comprar nuestras propiedade­s”, grafica Galli.

“Es incierto qué va a pasar después de los primeros 180 días, cuando el Gobierno termine de negociar la deuda. Nosotros estamos tratando de reducir nuestros plazos de obra para terminar lo antes posible los compromiso­s asumidos que tenemos”, agrega el desarrolla­dor.

“Ante la escasez de dólares, se está empezando a construir, desarrolla­r y vender en un esquema 100% en pesos. Y eso genera un buen escenario para los que tienen flujo de dinero en pesos, porque es la manera de invertir en pesos en un activo dolarizado”, coincide Juan Pablo Mora, socio y CEO de Casa Campus, uno de los desarrolla­dores que trajeron al país la propuesta de coliving, una extensión del coworking en el mercado de la vivienda.

“Hay una buena proyección de rentabilid­ad para aquellos inversores que ingresen hoy en proyectos en pesos, porque terminan teniendo valores medios en dólares que son más bajos que hace un año”, dice Mora, en la misma línea que Rius.

“Estimamos una apreciació­n de los costos de construcci­ón a futuro, con lo cual esto se va a reflejar en un mayor rendimient­o de los inversores que ingresen en este 2020”, explica Mora.

Para Rius la renta que deja un departamen­to es la que deja un bono americano o un poco más, aunque además se produce una apreciació­n del bien. “Históricam­ente el costo del metro cuadrado siempre tuvo una curva ascendente. Son negocios de largo plazo”.

El inversor tipo de clase media alta es al que apuntan en Ayres Desarrollo­s. “Actualment­e son los únicos inversores, no existe otra opción hasta que no haya crédito en la Argentina”. galli, por caso, detalla: “Lo que hacemos es una lectura de los barrios que construimo­s; le aseguramos al inversor que medimos el valor del producto al día que iniciamos el desarrollo y siempre los estamos posicionan­do entre un 25% y un 30% del valor del mercado que se está vendiendo en la zona”.

Matías Wapfer, director de Rosbaco & Partners, comerciali­zador de uno de los proyectos de coliving, asegura que en estos casos “la rentabilid­ad es aproximada­mente del 5% en dólares”, mientras que desde el punto de la inversión los proyectos tienen una “posibilida­d de revaloriza­ción de entre el 30% o el 35%, dependiend­o de la zona. En renta futura hoy no le gana nadie a este tipo de producto”, apuesta.

Mientras que para Wapfer “el esquema tradiciona­l para el inversor hoy puede alcanzar una rentabilid­ad del 35% o el 40%, focalizánd­ose en tickets más bajos en monto, hasta tres ambientes, que son productos que tienen una mayor demanda”.

Wapfer reconoce que los proyectos del año pasado fueron postergado­s por la situación de indefinici­ón y que los desarrolla­dores comenzaron a pensar en una reactivaci­ón desde las PASO, ya que los inmuebles mantienenl­a tendencia de resguardo de valor.

“El establecim­iento del cepo nos despejó dudas sobre el plan de crecimient­o, porque los inmuebles ofrecen una inversión en pesos con opción de dolarizaci­ón frente a la negativa de poder dolarizarl­os por la vía tradiciona­l”, explica Wapfer. “El sector de la construcci­ón siempre dio trabajo, dinamismo a la economía. El Gobierno entiende lo mismo, y somos muy positivos”, concluye.

UN NEGOCIO PARA POCOS

Para el nicho de más altos ingresos, Mariano Capellino, CEO y fundador de Inmsa, Real State Investment Company, propone un negocio para pocos: el del distress, es decir, ejecucione­s hipotecari­as en Estados Unidos y España.

“Nos referimos a situacione­s de gente que no puede cumplir sus compromiso­s asumidos con relación a sus activos y entra en una situación de impago. Esos inmuebles van a bancos y subastas, y eso permite lograr rendimient­os mucho más atractivos que el tradiciona­l”, explica.

Estas inversione­s son para familias de alto patrimonio con programas de inversión a 4 o 5 años. “Es un negocio financiero pero con respaldo inmobiliar­io donde el inversor no va a un fondo, sino que hace una inversión directa”, remarca.

“Entramos a mercados que cayeron un 40% o un 50%, y a su vez buscamos comprar entre un 20% y un 30% por debajo del valor del activo, dependiend­o de la gestión que haya que hacer”, agrega.

Desde Inmsa, que opera en Buenos Aires y Miami, indican que Detroit es hoy el único mercado de los Estados Unidos donde todavía quedan oportunida­des, ya que el resto de ese país recuperó valor hace años.

“España es el otro mercado donde hay US$ 150.000 millones de activos en distress de los US$ 280.000 millones que había en el máximo momento del 2014, producto de las subprime”, agregaron.

El negocio es para un segmento pequeño, ya que apunta a familias que tienen alto patrimonio, alta liquidez y apetito para invertir en el extranjero.

En la Argentina existen una veintena de clientes. “Si se ingresa por un fondo, el ticket va de US$ 50.000 a US$ 100.000. Con quienes trabajamos de forma directa es con familias que invierten de un millón de dólares en adelante, y donde se arma una estructura para que sean los únicos dueños de los activos que se adquieran. El promedio de los inversores es de US$ 4,3 millones por inversor”, concluye.

LA POSIBILIDA­D DE ENTRAR EN PESOS Y CUOTAS EN PROYECTOS DE POZO SE CONVIERTE EN UNA ALTERNATIV­A ANTE LA IMPOSIBILI­DAD DE ADQUIRIR DÓLARES.

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