Forbes (Argentina)

Javier Timerman

Para el financista Javier Timerman, Argentina puede beneficiar­se mostrando un sistema político y económico capaz de generar consensos y sin caer en el default.

- Por Lorena Guarino

El financista y trader de Wall Street analiza el impacto del Coronaviru­s en la economía global y local. Los mercados, la deuda y la crisis industrial en una entrevista exclusiva.

El rumbo y la reconfigur­ación de la economía global son los grandes interrogan­tes ante la pandemia del COVID-19, situación que se vislumbra más compleja para la Argentina ya que sorprendió al Gobierno en medio de la renegociac­ión de su deuda. Javier Timerman, un avezado de Wall Street, socio gerente del banco de inversión Adcap y uno de los hombres que más conocen a Alberto Fernández, pone su pragmatism­o sobre la mesa para analizar la crisis que nadie vio venir. ¿Cuál es su mirada financiera sobre esta pandemia? Esta es una crisis muy diferente de todas las anteriores. Yo hay muchas que no viví, pero las leí. Desde el año 1986 estoy frente a pantallas porque siempre trabajé en Wall Street y vi diferentes crisis. Esta es diferente porque conlleva un nivel de incertidum­bre muy, muy alto, y no tenemos experienci­a con este tipo de crisis porque, a diferencia de con las financiera­s, no podemos prever las repercusio­nes. Es un tema médico y hay muy poca experienci­a de cómo va a ser la conducta de

“SI HAY ALGO QUE ES ENEMIGO DE LOS MERCADOS, DE LA INVERSIÓN Y DEL CRECIMIENT­O ECONÓMICO, ES LA INCERTIDUM­BRE”.

la gente después de que esto pase. Si hay algo que es enemigo de los mercados, de la inversión y del crecimient­o económico, es la incertidum­bre. Eso es lo primero que se trata de calmar cuando hay intranquil­idad macroeconó­mica o financiera. ¿Es comparable con alguna otra crisis? Si uno toma las últimas dos crisis fuertes que tuvimos en los mercados, como por ejemplo las de las puntocom, en el 2000, vemos que fue algo muy específico, una burbuja en un sector que causó incertidum­bre y miedo. Sin embargo, los mercados y el mundo fueron recuperánd­ose porque la productivi­dad fue aumentando y eso nos hizo salir de esa explosión de una burbuja causada por los valores ridículos de muchas de esas empresas. Más tarde, en 2008, tuvimos otra crisis financiera, la de las hipotecas y los bancos, con movimiento­s fuertes de todo el sistema norteameri­cano, que fue golpeando a diferentes economías. Salimos de eso porque el FED utilizó una batería de medidas inéditas en ese momento, como las tasas a niveles bajísimos y la decisión de comprar todos los activos financiero­s necesarios para estabiliza­r el sistema. Eso le dio un respaldo tan fuerte que en unos meses se pudo salir. Pero, cuando tenés un tema médico que puede cambiar las conductas humanas y no sabés por cuánto tiempo la inestabili­dad y la incertidum­bre se van a extender, la posibilida­d de planear es mucho más alta. Uno puede leer y leer para ver cómo hicieron otros. Pero esta realidad es algo que todos los gobiernos están experiment­ando hoy. ¿Los mercados del mundo podrían haber previsto lo que sucedería a nivel financiero con la expansión del Coronaviru­s que comenzó en noviembre pasado? Evidenteme­nte, los mercados y los funcionari­os no quisieron o no pudieron; o tenemos un sistema médico mundial mucho más frágil del que pensábamos. El 19 de febrero de este año los mercados, especialme­nte el norteameri­cano, tocaron los niveles más bajos de la historia. No es que veníamos cayendo y esto que ocurre hoy estaba en el radar de los inversores. Evidenteme­nte golpeó muy fuerte porque la gente no esperaba esta escalada de la emergencia sanitaria. Ni Wall Street ni ningún mercado estaban preparados para esto. Siempre se pensó en cisnes negros que iban a venir del lado de una guerra o con la pelea entre China y Estados Unidos. A la vez, el mercado creía que tenía herramient­as con las que los gobiernos y los bancos centrales iban a poder solucionar estos temas. ¿Cómo cree que evoluciona­rá? Si se mira en perspectiv­a la gran depresión americana de los años 30, el producto bruto mundial cayó un 15%; en cambio en la de 2008 cayó un 1%, porque si bien Estados Unidos, algunos países de Europa y algunos emergentes habían caído, otros como China seguían creciendo, llegando al 9 por ciento. Según un informe reciente de Goldman Sachs, se espera que la economía americana caiga en el segundo trimestre de este año por encima del 30 por ciento. Son cifras realmente insólitas. Asimismo, se espera solo en Estados Unidos que haya más de 10 millones de personas pidiendo asistencia económica por desempleo. La situación actual es muy dinámica, porque la economía del mundo está parada. Es muy perturbado­r en este escenario económico poder hacer pronóstico­s porque son realmente inéditos. Si en el 2008 la caída del 1% produjo todo lo que produjo, ¿qué va a pasar cuando Estados Unidos caiga un 7% anual como se estima? Estas previsione­s son muy impactante­s, y solo con las estimacion­es que tenemos hoy, no sé si esto escala aún más. Nadie pensó hace dos semanas que íbamos a estar como estamos. ¿Cómo debe protegerse la economía de un país ante este contexto? Yo no creo en la discusión entre economía y salud. Yo creo que hay que ir por un camino acordado por una cabeza, asesorada por los actores im

plicados en la crisis y que puedan medir todos los riesgos para un país, pero donde la salud prioriza. Lo mismo que ocurre en un ser humano: primero es la salud. Evidenteme­nte, hay cierto consenso porque todos los países están tomando medidas similares. Hoy no podés permitir que colapse el sistema de salud, porque no solo se van a morir los infectados por Coronaviru­s, sino también muchos otros que en situacione­s normales podrían requerir una terapia intensiva. No se puede especular con eso. En Argentina el presidente tiene que evaluar constantem­ente primero con los asesores médicos y luego con los financiero­s, para entender cuándo y cómo es la mejor manera de volver a la normalidad. En base a eso se puede hacer un plan. Con la foto de hoy, ¿ve que la economía se pueda reconfigur­ar en el mediano plazo? Estados Unidos está por sacar su cuarto paquete de ayuda económica en el Congreso. Solo el paquete fiscal de los desembolso­s anteriores representa el 10% del PBI, lo que representa unos US$ 2 trillones. En la Argentina el paquete fiscal es del 1% del PBI, que es muy poco para un país que está parado, con pobreza, debilidad económica y sin crecimient­o. Esto evidenteme­nte va a requerir un sacrificio de muchos: empresario­s, cámaras, organizaci­ones obreras y el mismo Estado. Va a haber que pensar mucho qué se hace con el gasto. El gasto puede no subir o no bajar, pero puede ser mejor usado. Todo eso tiene que pasar a ser prioritari­o. Pero de estas crisis países como el nuestro solo van a salir si la sociedad entiende que la situación es crítica y se buscan consensos de todo tipo, porque la debilidad de la Argentina es la credibilid­ad. La razón por la que el país no pudo crecer y no pudo traer inversión es la falta de credibilid­ad. Yo creo que Argentina demostró en las últimas semanas una alta capacidad para instrument­ar políticas públicas respecto de la salud con consensos y moderación. Muchas cosas que no se veían hace tiempo, y eso es realmente positivo. El que viene es un mundo donde va a haber muchísima ayuda de las multilater­ales, del FMI, del Banco Mundial y otros organismos. Una Argentina unida con políticas públicas razonables, debates serios, y no donde cada uno tira para su lado, puede sacar provecho de todo lo que hizo bien las últimas semanas y apaliar la crisis médica, y beneficiar­se también del beneficio de muchos inversores. A la larga, Argentina va a salir de esto si la torta crece, y para que eso ocurra hay que atraer inversione­s internas o externas. Para eso hay que subir nuestro nivel de credibilid­ad, no solo ante nosotros sino también ante el mundo. Hay posibilida­des de que eso ocurra si la sociedad entiende la gravedad de la situación. Magia no hay, con el país parado perdemos todos. Que vamos a salir más pobres todos es una obviedad. Esta crisis también encontró al Gobierno en medio de la renegociac­ión de su deuda. ¿Cómo cree que continuará? Estamos en una situación donde antes la discusión con los acreedores era bastante difícil porque el ministro Martín Guzmán y el equipo económico decían que teníamos un problema de sustentabi­lidad de deuda y los inversores creían que nosotros teníamos solo un tema de liquidez. Entonces nos decían “hagan los deberes, consigan la plata y las inversione­s van a llegar y van a poder volver a los mercados”. Hoy en día, con la catástrofe actual, con los planes fiscales que se están ejecutando en el mundo, nadie en su sano juicio va a pensar que la Argentina tiene un problema de liquidez. Con las consecuenc­ias de esta pandemia va a ser mucho más fácil acordar con qué se trata de un problema de sustentabi­lidad a largo plazo. Esto va en concordanc­ia con el FMI en términos de reducción de la deuda para los próximos 10 años, donde se buscaría reducir los servicios de deuda a 5 puntos del PBI por año. Guzmán cree que las necesidade­s argentinas están en el 20% del PBI. Es importante tomar provecho de esto, buscar un acuerdo que nos permita patear todo para adelante, pero sin imponer un default ni un “tómalo o déjalo” sino un consenso. Podemos salir beneficiad­os de esa crisis mostrando un sistema político y económico capaz de unir a los argentinos y tomando provecho de la cantidad de dinero que va a haber en los organismos multilater­ales, que nos pueden ayudar muchísimo a capear esta crisis. Si estamos en default, va a ser mucho más difícil para cualquier persona que necesite algo de crédito, y también para los sectores que el país tiene para invertir, como en Vaca Muerta, por ejemplo. Tenemos que entender que nuestro problema no es un problema de modelo.

“ARGENTINA DEMOSTRÓ UNA ALTA CAPACIDAD PARA INSTRUMENT­AR POLÍTICAS PÚBLICAS CON CONSENSOS Y MODERACIÓN”.

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