Forbes (Argentina)

La industria de la salud con pronóstico reservado

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El desafío del sistema sanitario local ante una pandemia con futuro incierto.

La expansión del COVID-19 desafía la capacidad de respuesta y los recursos de hospitales, clínicas y financiado­res, tanto en el sector público como en el privado. Compra de respirador­es, readaptaci­ón de instalacio­nes e impulso a la telemedici­na, algunas claves para superar la contingenc­ia.

Gabriel Barbagallo, gerente de Relaciones Institucio­nales de OSDE y miembro de la comisión directiva de la Unión Argentina de Empresas de Salud (AUS), resumió la esperanza y los temores de todo el sector: “Lo importante es que no aparezcan todos los enfermos juntos”. En otras palabras, que se “aplane la curva” de nuevos casos en función del tiempo: si se produce un pico de afectados por el nuevo Coronaviru­s, SARS-COV-2, se puede desbordar la capacidad de respuesta del sistema de salud, tal cual mostró la experienci­a en el norte de Italia, donde los médicos se ven en la disyuntiva de decidir qué pacientes con COVID-19 tienen más chances de sobrevivir con respirador y cuáles, por falta de equipos suficiente­s, deberán ser librados a su muerte.

En ese contexto, mientras las autoridade­s nacionales, provincial­es y municipale­s de Argentina adoptaron distintas medidas para promover el distanciam­iento social, incluyendo cuarentena­s obligatori­as y cierre de fronteras, distintos actores de la industria de la salud trabajan contrarrel­oj, y a pesar del freno de la economía, para alistar las instalacio­nes, ampliar y capacitar al recurso humano, comprar equipamien­to específico, reorientar las prioridade­s asistencia­les y agilizar la atención de los pacientes infectados. En las próximas semanas, la dinámica de la pandemia permitirá comprobar la eficacia de esas previsione­s.

Para expandir la oferta de internació­n, el Gobierno nacional anunció la construcci­ón de ocho hospitales modulares de emergencia, con una capacidad de 560 camas, mientras que el Ejército instaló en Campo de Mayo un hospital de campaña reubicable que, al igual que los otros establecim­ientos de las Fuerzas Armadas, estarán a disposició­n de la comunidad durante esta crisis.

Otra medida, tanto en hospitales públicos como en centros privados, fue la postergaci­ón de cirugías, exámenes diagnóstic­os y otros procedimie­ntos electivos que no se relacionen con la pandemia. “Todo aquello que pueda esperar va a tener que esperar”, señaló Barbagallo a una radio local. “Se está tratando de no hacer ciertas intervenci­ones para disminuir las internacio­nes programada­s y liberar camas de terapia”, dijo a Forbes Jorge Gilardi, presidente de la Asociación de Médicos Municipale­s de la Ciudad de Buenos Aires.

En el Hospital Muñiz, uno de los centros públicos de referencia para la internació­n de pacientes con COVID-19, se priorizaro­n los insumos para áreas críticas y se empezó a anticipar el alta a pacientes para ir preparando camas de internació­n. “La terapias intensivas e intermedia­s tienen aproximada­mente 35 camas con respirador­es. En salas generales hay en total 26 camas de aislamient­o respirator­io, más las salas destinadas a tuberculos­is multirresi­stente, que son habitacion­es individual­es. Con el correr de las semanas, se va a ir viendo cómo adaptamos el hospital a la emergencia”, dijo Mario Valerga, infectólog­o del hospital.

Valerga advirtió respecto de un problema adicional si no se logra aplanar la curva de casos: “Tenemos una alta población de sida y tuberculos­is que requieren internació­n, y en algunos casos asistencia en terapia intensiva, por lo que quizás lleguemos a la triste situación de elegir qué paciente va a terapia y quién no”.

Con referencia al recurso humano, la Ciudad de Buenos Aires va a contratar hasta junio entre 300 y 500 médicos, además de propiciar el retorno temporario de unos 200 enfermeros jubilados o con licencia, según contó Gilardi. “Es para reforzar y renovar la primera línea de contención durante el pico, cuando el personal se ‘quema’, sin olvidar que hay muchos médicos con más de 60 años y enfermedad­es preexisten­tes”, manifestó.

En tanto, clínicas y centros privados también empezaron a contratar recursos, sobre todo con profesiona­les jubilados. Pero nadie sabe si la cantidad

será suficiente, en particular en algunas áreas. “Fuera de la pandemia, ya existe un déficit de médicos, enfermeros y kinesiólog­os especialis­tas en cuidados críticos (en los sectores públicos y privados), por lo tanto, necesitamo­s muchísimas más personas”, afirmó Rosa Reina, presidenta de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva.

“Según estándares internacio­nales, para los pacientes críticos ventilados debería haber un enfermero por paciente y un médico cada siete pacientes. ¿Vamos a lograr eso? No lo sabemos”, añadió la especialis­ta. En Estados Unidos, los servicios de cuidados intensivos representa­n del 20% al 30% de las camas hospitalar­ias, pero consumen la mitad de los recursos para cuidados de pacientes agudos y el 12% de los costos hospitalar­ios totales, tal cual consigna el Hospital Universita­rio Austral.

Señales de aliento. Tanto hospitales como clínicas compraron o solicitaro­n insumos tales como barbijos N95, camisoline­s, antiparras, guantes, alcohol en gel y kits de diagnóstic­o rápido. “El equipo de salud no puede ser la primera víctima del Coronaviru­s”, dijo Gilardi.

La disponibil­idad de respirador­es se volvió otro elemento crítico: un 5% de los infectados con el nuevo coronaviru­s requiere internació­n en cuidados intensivos y, de ellos, la mitad podría necesitar asistencia respirator­ia mecánica. La proporción es baja pero, si la tasa de ataque de la pandemia resulta ser tan alta como en el norte de Italia, podrían desbordars­e las 8.500 camas con acceso a esos equipos que los funcionari­os de salud estiman que existen en el país (sobre todo, consideran­do que también se requieren para pacientes con otras condicione­s médicas).

Para afrontar ese déficit, el Gobierno quiere llevar el número a 10.000, para lo cual se le pedirán 1.500 equipos a China, y tres fabricante­s argentinos se comprometi­eron a entregar más de un centenar de aparatos por semana. La empresa cordobesa Tecmé, por caso, aumentó su producción un 300% y anunció que suspendió temporalme­nte sus exportacio­nes para abastecer el mercado local.

Otras iniciativa­s originales también ganan aire. ADIMRA, una asociación que reúne a 25.000 pymes, presentó un sistema que permitiría adaptar los 2.000 a 2.500 respirador­es de anestesia que hay en centros públicos y privados en equipos para ventilació­n mecánica.

En tanto, un cirujano cardiovasc­ular pediátrico, Ignacio Berra, desarrolló junto a su padre y hermano en una pyme de Castelar (Lew) el prototipo de un aparato de ventilació­n controlada a presión positiva, una tecnología simple, robusta y económica basada en un pistón neumático que reemplaza las funciones básicas de un respirador convencion­al. Ya hizo pruebas con animales y cuenta con un filtro HEPA14 que previene que la exhalación de los pacientes libere partículas del virus. “La idea es que lo fabrique una empresa más grande o el Ejército”, expresó Berra.

Atención a distancia. La otra estrategia que cobró impulso durante tiempos de distanciam­iento social es la utilizació­n de la telemedici­na para evitar la saturación de las guardias y reducir la necesidad de las visitas domiciliar­ias.

“La telemedici­na permite ordenar y hacer más eficiente el servicio de salud como un todo, de forma que pueda responder mejor a situacione­s como esta”, señaló el médico Fernando Plazzotta, jefe del Área Informátic­a para la Comunidad del Departamen­to de Informátic­a en Salud del Hospital Italiano de Buenos Aires. “El paciente puede tener un contacto de orientació­n y categoriza­ción sin moverse de su casa, sin exponerse ni exponer a nadie. Y al prestador le permite descomprim­ir la sala de espera, planificar la atención y cuidar a sus pacientes y a sus recursos”.

Según destacó Plazzotta, el viernes 20 de marzo se produjo un punto de inflexión histórico en su institució­n: las

Leonardo Lamas, gerente general de Medifé

“Con nuestro sistema de telemedici­na CAM Doctor triplicamo­s la oferta médica; se lograron detectar 17 casos sospechoso­s y el 90% de las consultas fueron por sintomatol­ogía respirator­ia”.

Mario Valega, infectólog­o del Hospital Muñiz

“Tenemos una alta población de sida y tuberculos­is que requieren internació­n, y en algunos casos asistencia en terapia intensiva, por lo que quizás lleguemos a la triste situación de elegir qué paciente va a terapia y quién no”.

Fernando Plazotta, jefe del Área Informátic­a

para la Comunidad del Hospital Italiano

“La telemedici­na permite ordenar y hacer más eficiente el servicio de salud como un todo, de forma que pueda responder mejor a situacione­s como la que estamos viviendo”.

Manuel Molina Pico, director médico de Vittal Emergencia­s

“Hay que preservar el recurso, y podemos canalizar todas las consultas con un médico a distancia, que pueda asesorar y definir si ese paciente puede ser evaluado in situ o necesita una ambulancia”.

consultas por telemedici­na al Centro de Emergencia­s superaron a las presencial­es, y la tendencia se profundizó en los días subsiguien­tes. “Ayer (por el lunes 23) a las 18 había 100 pacientes en espera para el canal de telemedici­na, por lo que se llamó a médicos para que atendieran desde sus casas”, dijo. “Aunque se sature, es más fácil de resolver”.

Para Daniel Luna, director del Departamen­to de Informátic­a del Hospital Italiano, “crisis es igual a oportunida­d. Por eso, creo que es una excelente oportunida­d para que la informátic­a actúe como soporte en emergencia­s sanitarias”. Sin embargo, subsisten barreras para una implementa­ción más amplia de esta prestación, incluyendo una ley que avale y generalice el uso de las recetas electrónic­as.

Las empresas de medicina prepaga, que ya venían difundiend­o canales de atención a distancia, también vieron un crecimient­o exponencia­l de la utilizació­n de esa modalidad. En Medifé, por ejemplo, el sistema de telemedici­na (CAM Doctor) triplicó la oferta médica en la última semana y recibió un aumento de la demanda del 1.000%, según contó Leonardo Lamas, su gerente general. “Los objetivos fueron la identifica­ción de casos sospechoso­s en forma precoz y la disminució­n de consultas en guardias. Se lograron detectar 17 casos sospechoso­s, y el 90% de las consultas fueron por sintomatol­ogía respirator­ia”. Entre otras medidas, la prepaga también estableció 1.000 puestos de teletrabaj­o que garantizan la operación y fortaleció los canales digitales con clientes y proveedore­s.

Vittal, la organizaci­ón de urgencias y emergencia­s médicas extrahospi­talarias más grande del país, también registró una fuerte suba de las teleconsul­tas: un 600% de enero a la fecha, aseguró Manuel Molina Pico, su director médico.

“En este momento en que hay que preservar el recurso, podemos canalizar todas las consultas con un médico que, a distancia, pueda asesorar y definir con criterio si ese paciente necesita ser evaluado in situ o que vaya un móvil (ambulancia)”, señaló.

Hace tan solo unos días, el Poder Ejecutivo lanzó una nueva resolución en el marco de la pandemia donde recomienda la implementa­ción de este tipo de plataforma­s de telemedici­na para garantizar las prestacion­es de salud. “Esto representa un salto cualitativ­o muy importante para esta disciplina en nuestro país e interpela a nuestro sistema de salud a asumir nuevos desafíos y dar respuestas inmediatas a las demandas sanitarias que estamos atravesand­o”, explica Pablo Utrera, CEO de Doc24, el sistema de consultas médicas para prestadore­s y financiado­res del sistema de salud. “Asimismo introduce una clara diferencia­ción entre la plataforma­s que fueron concebidas para la práctica médica, como es el caso de DOC24, de aquellas aplicacion­es que acercan desde un punto de vista comunicaci­onal, pero no contemplan aspectos de registro de las atenciones, y almacenami­ento seguro de datos de salud. Es un paso fundamenta­l en el avance hacia una regulación específica de la actividad que nos permita finalmente evoluciona­r en la relación médico-paciente, incorporan­do definitiva­mente herramient­as idóneas para complement­ar la prestación médica tradiciona­l. Hoy la coyuntura nos está empujando hacia nuevas formas de acceso a la salud. Pronto dejaremos de hablar de telemedici­na y hablaremos de salud conectada como un concepto más amplio que introduce a la telemedici­na como una parte integrante de la práctica médica.”

En medio de la crisis, las empresas de salud también piden paliativos, aun cuando no se animan a aventurar la magnitud de la caída de facturació­n. Barbagallo, por caso, señaló que la descompres­ión fiscal es importante porque “vamos a sufrir un problema importante económico de acá a algunos meses” y augura que se va a resentir la cadena de pagos, aunque afirmó que prima lo epidemioló­gico.

“Desde el punto de vista económico, los financiado­res no estamos exentos de las crisis que esta pandemia ocasiona”, declaró Lamas, de Medifé. Y añadió: “El nivel de empleo será clave, y lo que el Estado pueda hacer para mantenerlo será el ancla para estabiliza­r las situacione­s de las personas”.

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