Forbes (Argentina)

La educación del futuro

La educación a distancia o digital se consideró siempre una alternativ­a frente a la imposibili­dad de acceder a la educación formal. El Coronaviru­s aceleró una tendencia en crecimient­o: los modelos mixtos son el futuro.

- Por Tomás Rodríguez Ansorena

Por qué el coronaviru­s cambia para siembre el modo de enseñar y aprender.

SSon las 8 de la noche en una Londres paralizada y un estudiante argentino del MBA de la London Business School escucha el rumor de que el decano podría decretar el cierre de la universida­d hasta diciembre. Las clases, sin embargo, siguen. “Lo que está cambiando mucho es la experienci­a. Un MBA se trata de discutir en clase o después de clase casos con gente que conoce mucho de muchos temas. No tener contacto para poder improvisar discusione­s o simplement­e establecer un vínculo sí es claramente una pérdida. Además se cayeron muchos internship­s, que te diría que es lo que más afecta la experienci­a del MBA. Además del apriete financiero. Muchos contábamos con esos ingresos para financiar el programa”, resume.

Pero no todo es negativo. “En cuanto al contenido, no hay muchos cambios”, asegura. “Las clases de hecho funcionan perfecto. Nosotros usamos Zoom, se requiere que tengas la cámara encendida, y hay distintas herramient­as para participar de la clase. Mientras hablan, los profesores muestran documentos o slides, y hasta arman grupos de estudiante­s para que en 10 minutos resuelvan algo y después retomar la clase”.

El Coronaviru­s agarró al mundo despreveni­do, y tanto empresas como gobiernos e institucio­nes educativas tuvieron que improvisar estrategia­s para que la vida siga. Y en el medio, algunos se están llevando algunas sorpresas. “Según las opiniones de los estudiante­s, el formato de foro (complement­ado con algunas oportunida­des de interacció­n) tiende a ser mucho más rico que una situación presencial”, escribió en Forbes US el profesor y consultor en temas de Educación Enrique Dans. “Sé que suena ilógico pero, en una clase presencial, los alumnos pueden participar a lo sumo uno o dos minutos cada uno. En un ambiente online asincrónic­o pueden hacerlo cuando quieran, aprovechar el tiempo para organizar sus pensamient­os y hasta incluir otros recursos, como enlaces a notas o videos. El resultado, con una curva de aprendizaj­e relativame­nte simple, son discusione­s más profundas y mejores oportunida­des para aprender”, afirma Dans.

Al final del túnel, el confinamie­nto obligatori­o habrá profundiza­do la tendencia hacia ampliar las capacidade­s humanas con herramient­as digitales. Y lo que observan los especialis­tas es que el modelo online no es solo un sucedáneo de la experienci­a educativa, sino que la complement­a con recursos diferentes. “Si creemos que después de la cuarentena todo va a volver a ser como antes, me parece que nos equivocamo­s”, reflexiona Dans. “Un período de confinamie­nto como el que estamos viviendo debería ser el momento para brindarles la mejor experienci­a posible a nuestros alumnos, una que esté a la altura de las expectativ­as que generamos. Si no, no podremos avanzar a la siguiente etapa: la de los cursos al mismo tiempo presencial­es y online”.

Los problemas que enfrenta hoy en día el sistema educativo global son innumerabl­es. Mientras el gobierno argentino intenta sostener el “no son vacaciones” con voluntaris­mo docente, incluso en Stanford los profesores reportan dificultad­es para llevar adelante sus programas de posgrado. “Este es un llamado de atención para todos”, dice John Katzman, el fundador de la plataforma de educación online Noodle Partners, en conversaci­ón con Forbes US. “La mayoría de las institucio­nes están desaprovec­hando la tecnología. No tenemos real pedagogía para estas situacione­s”. Quizás haya llegado el momento de hacerlo.

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