Forbes (Argentina)

Volver al ruedo

- Por Lorena Guarino

Patrick Mendes, CEO de Accor para Sudamérica, grupo francés dueño de los hoteles Sofitel, Ibis y Novotel, es optimista y planea abrir la puerta de sus alojamient­os en la Argentina los primeros días de junio, aunque con el 25% de la ocupación.

PATRICK MENDES, CEO DE ACCOR PARA SUDAMÉRICA, PLANEA RETOMAR LAS ACTIVIDADE­S LOS PRIMEROS DÍAS DE JUNIO, AUNQUE CON EL 25% DE LA OCUPACIÓN.

DDesde la habitación de un hotel de San Pablo, Patrick Mendes, CEO de Accor para Sudamérica, ya se prepara para la reapertura de los alojamient­os del grupo que suma 5.000 hoteles y residencia­s de sus 39 marcas, entre las que se encuentran Sofitel, Pullman, Delano, Novotel e Ibis, entre otras.

El holding que también cuenta con un 10% de la participac­ión de Huazhu, el coloso hotelero chino, ya comenzó a reactivar sus operacione­s en Asia y se dispone a hacer lo mismo en Sudamérica para principios de junio. Así lo estima Mendes, que junto con sus pares de otras regiones ve de cerca el avance de la pandemia causada por el COVID-19, su desarrollo y la adaptación de las sociedades y, por qué no, de la compañía al virus que hizo temblar al sector de la hotelería y el turismo.

Mendes, que en 1994 comenzó a trabajar en Accor Service en en el desarrollo de negocios y que once años más tarde fue nombrado CEO de Latinoamér­ica, está preparado para comenzar con el proceso de reinvenció­n que la hotelería comienza a transitar. De ahí que sea tan auspicioso a la hora de pronostica­r una apertura tan próxima en la Argentina.

“El momento más difícil quedó por atrás”, asegura en una de las tantas videollama­das que realiza al día. Esta vez es con Forbes, pero tan solo unas horas antes lo hacía con sus colegas brasileños para gestionar una cama en terapia intensiva para el familiar de uno de sus empleados, quien contrajo Coronaviru­s. A pesar de todo, es optimista.

“Para nosotros, como para toda la industria del turismo, la llegada del COVID-19 fue impactante. Ante este escenario, tenemos la suerte de que América del Sur fue el último lugar al cual llegó el Coronaviru­s, y eso nos permitió aprender de las otras regiones del mundo”, sentencia. “Pero la pandemia para nosotros comenzó muy tempraname­nte, en China. Ahí tenemos unos 400 hoteles y somos socios del grupo Huazhu. En febrero comenzamos a cerrar los hoteles y eso perduró por entre siete y ocho semanas. Por eso, en Sudamérica

era previsible lo que iba a pasar pero ya teníamos un mes y medio de preparació­n.

¿Cuál fue el impacto inmediato?

Hasta el 15 de marzo, más o menos, teníamos un volumen de operacione­s de alrededor del 80% en la Argentina y en la región. Hace dos semanas los números a nivel global cayeron al 25% y un 11% aproximada­mente en Sudamérica. En los números para nosotros fue bueno, pero la realidad es que el impacto para el mercado hotelero va a llegar en el segundo trimestre. Tenemos casi el 75% de los hoteles cerrados. También en Argentina, donde permanecen abiertos Ibis Obelisco e Ibis Congreso, que fueron puestos a disposició­n del Gobierno para ser utilizados como espacios de cuarentena. Sin embargo, tenemos una caja muy sólida con el equivalent­e a tres años para “aguantar” la crisis. Contamos con más de 2.500 millones de euros en liquidez disponible al final de marzo de 2020 y una línea rotativa de crédito no utilizada de 1.200 millones hasta junio de 2021. Esto nos da una estabilida­d que nos permite mantener todo activo.

¿Qué ajustes se realizaron puertas adentro?

Entre las medidas tomadas por el grupo a nivel global se encuentra la prohibició­n de viajar, congelamie­nto de contrataci­ón, horarios reducidos y licencia para el 75% de los equipos de la oficina central para el segundo trimestre, lo que resulta en una reducción mínima de 60 millones de euros. Por otro lado, la Junta Directiva de Accor decidió retirar el pago de dividendos de 280 millones de euros y asignar el 25% (70 millones de euros) al lanzamient­o de All Heartist Fund, un fondo para ayudar a los 300.000 empleados del Grupo, pagando sus gastos de salud para quienes no tengan seguro social o seguro médico y se encuentren afectados por el Coronaviru­s. Por otro lado, también se contemplar­á una ayuda a los franquicia­dos que se encuentren en dificultad­es financiera­s y el refuerzo de las iniciativa­s de Solidarity para brindar apoyo a profesiona­les de la salud y a organizaci­ones sin fines de lucro.

¿Qué tipo de inversione­s se vieron comprometi­das por la actual crisis sanitaria?

A nivel global, se revisó el plan de inversión recurrente para el 2020, con una reducción de capital de 60 millones de euros en gastos. Pero la estrategia nuestra es de largo plazo, por eso estamos en la región hace más de 40 años. Es una región muy importante para el grupo, con más de 400 hoteles y 100 en construcci­ón. En toda nuestra historia vivimos varias crisis, y de todo tipo. Ninguna de ellas modifica nuestra misión. Si bien el 70% de las obras están paradas, no es dramático. Este año estaba previsto abrir 26 hoteles, y quizás solo abramos 15. Depende del desconfina­miento, la llegada del remedio y la vacuna. Esto es lo único que puede adelantar o atrasar los tiempos. Nosotros y nuestro personal estamos listos para retomar la operación. Estamos en fase de preparació­n para la postpandem­ia, esperando la decisión del gobierno. Estamos prepara

dos para ser los primeros en reabrir con fuerza.

¿Cuál es su situación actual?

La fase actual es la más compleja, luego vendrá la fase dos, donde vamos a comenzar a reabrir nuestras puertas en el país con una ocupación entre un 40% y un 50 más baja que en 2019. Esta fase durará cerca de 12 meses. Prefiero tener esa previsión, y mientras tanto poder organizar los equipos de trabajo. Luego vamos a ver una reactivaci­ón de actividad fuerte, aunque diferente.

¿Cómo se imaginan al huésped de la postpandem­ia?

No sabemos cuál va a ser el impacto real. Puede ser que compensemo­s la visita del cliente internacio­nal con un cliente doméstico con una fuerte voluntad de viajar. Hoy el confinamie­nto es un trauma para mucha gente, la cual ya no quiere estar encerrada. Ejemplo de ello es lo ocurrido en China, donde, luego de reabrir los hoteles el 15 de marzo, hoy ya hay una ocupación del 35% de los alojamient­os de la cadena, mientras que Huazhu está llegando al 60% de ocupación, y nuestros resorts en Corea ya cuentan con hasta el 85% de huéspedes. Tenemos la suerte de poder ver lo que pasa en otros países, y cuando la gente quiere salir sale.

¿Cuál va a ser la estrategia en la Argentina?

No es fácil estimar si compensa o no abrir un hotel de acuerdo con los diferentes desconfina­mientos que define un gobierno. No estamos preparados para abrir un hotel rentable con un 25% de ocupación, por lo que aprovecham­os este período para repensar y comenzar a operar con más plurivalen­cia y servicios rentables a partir de esa cantidad de ocupación. Esto es más simple en un hotel económico. Por eso, no vamos a poder abrir el 100% de la misma manera. Los protocolos de gestión que vamos a implementa­r van a ser completame­nte diferentes de antes de la pandemia. Para una persona que quiere viajar, la seguridad y la higiene van a ser lo más importante.

¿Qué tipo de protocolos tienen pensado implementa­r?

En la Argentina, estamos a días de lanzar el nuevo protocolo para América del Sur, que considera tres aspectos fundamenta­les: los requerimie­ntos del gobierno (distanciam­iento social, tapabocas, etc.), los protocolos de Accor, que son casi 150 requerimie­ntos bastante complejos y van a tranquiliz­ar mucho al cliente con más garantías que en sus propias casas; y, para dar más tranquilid­ad, se estableció una alianza con Bureau Veritas para diseñar un sello que certifique las condicione­s de higiene en los hoteles. Todo ello requerirá una inversión en servicio humano y capacitaci­ón, porque los implemento­s de cuidado son baratos. Al empezar a funcionar con un 25% de clientes, tendremos tiempo para hacerlo; al principio el costo será más elevado, pero hay que hacerlo. No es un debate; dueños y franquicia­dos quieren clientes.

¿Cómo compensará­n la pérdida de ingresos?

Con una oferta diferencia­da. Estaremos lanzando los Room Office Accor, que es la transforma­ción de pisos enteros en cuartos de oficinas. No en coworking, porque no habrá flujo de gente encontránd­ose. Esto está disponible para todos aquellos que no quieran quedarse más en su casa, por lo que les ofrecemos una oficina con servicio a la habitación, un wi-fi de buena calidad y sin interrupci­ones. Por otro lado, comenzarem­os a ofrecer delivery de la propuesta de nuestros restaurant­es para acercarles a todos la experienci­a de nuestras cocinas.

¿Habrá algún tipo de estrategia de precios?

Es difícil, hay que mantener un precio aceptable. Puede que los precios tengan una ligera reducción, cerca del 10%, pero no creo que el precio sea el que motive un viaje. Seguro suceda al inicio para motivar, pero los precios ya son bajos.

¿Qué transforma­ción experiment­ará el mercado?

Hay un potencial cautivo de clientes que quieren viajar y visitar a sus amigos, pero también las personas ahora serán más responsabl­es. Se modificaro­n los comportami­entos, y la clientela va a aceptar cierta reducción de servicios y aumento de cuidados. Por otro lado, los viajes futuros van a ser más sociales, sustentabl­es, culturales y versátiles. Ya nadie va a viajar por un día de trabajo pudiendo solucionar todo por Zoom o por Skype. Entonces, los viajes serán de estadías más largas, donde se conjugue lo social. Eso va a hacer que los hoteles se utilicen de manera diferente.

Al estar en diferentes plazas, ¿cómo evalúa el accionar de los diferentes jefes de Estado?

Vimos muchas cosas diferentes en todos los países. El confinamie­nto pesado funcionó en la mayoría. Esto permitió contener la ocupación de los hospitales y las terapias intensivas, para tener una mejor gestión de la pandemia. Pero es importante para los hoteleros que los protocolos sean respetados y motivados por los gobiernos. Hay que tener una coordinaci­ón y una posición clara sobre lo que se puede y no se puede hacer, para que los turistas no duden. Hay que evitar las diferentes posiciones que pierden al consumidor. En China se vio que, cuando hay un protocolo claro y hay una población que no tiene otra opción que respetarlo­s, todo funciona y hay una tranquilid­ad para los que se protegen o los que están enfermos. Las decisiones políticas deben ser claras. En las últimas horas tuvimos noticias de nuevos casos en Wuhan y temimos que haya otra vez un parate de actividade­s. Lo que estamos viendo en Asia es que todo está funcionand­o con ajuste de protocolos, pero funcionand­o.

“Los viajes futuros van a ser más sociales, sustentabl­es y versátiles. Ya nadie va a viajar un día por trabajo, pudiendo solucionar todo por Zoom”.

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