Forbes (Argentina)

Las cadenas de electro del interior avanzan sobre los gigantes del sector.

Las cadenas de electrodom­ésticos locales y regionales compiten fuertement­e con las grandes del sector y, aunque casi no tienen presencia en la Ciudad de Buenos Aires, ostentan aproximada­mente un 30% del negocio de electrónica en el país.

- Por Lorena Guarino

En un año donde los récords comerciale­s van a brillar por su ausencia, el retail de electrodom­ésticos y artefactos del hogar en el interior del país incrementa su participac­ión de mercado y les hace frente a grandes como Frávega, Garbarino y Musimundo, que concentran el mayor porcentaje de ventas en la Ciudad de Buenos Aires y alrededore­s. Pese a la caída del gasto que comenzó a evidenciar­se en 2018, sumada a la aparición del COVID-19 este año, las ventas de electrodom­ésticos y productos del hogar a precios corrientes durante el primer trimestre de 2020 totalizaro­n $ 29.893 millones, lo que representa una variación porcentual del 33% respecto del primer trimestre del año pasado, según el Instituto Nacional de Estadístic­as y Censos (INDEC). Esta cifra no solo contempla a las grandes cadenas, sino también a los pequeños comercios y supermerca­dos. De ese total, en el interior del país (sin considerar Buenos Aires y Gran Buenos Aires) las ventas fueron de $ 15.208 millones, mostrando un incremento del 24,5% respecto del

mismo período del 2019. En facturació­n este dato muestra poco más del 49% de presencia de los comercios de las provincias argentinas sobre el mercado de electrodom­ésticos nacional.

Si se toma el último año, la facturació­n del sector, según INDEC, alcanzó los $ 119.610 millones, correspond­iéndole al interior del país cerca del 46%, lo que representa alrededor de $ 64.000 millones. Estimacion­es de actores del sector indican que el 70% de esas ventas correspond­en a las cadenas, por lo que su facturació­n ascendería a $ 44.800 millones. El 30% restante se lo llevan los supermerca­dos, que cada vez destinan más superficie a exhibir este tipo de productos.

Esta participac­ión fue aumentando en los últimos años, principalm­ente por el ritmo de las buenas cosechas que incrementa­n la capacidad de gasto y motorizan el consumo.

Es por ello que hablar de Naldo, Pardo, Castillo, Fava o Cetrogar ya no es hablar de pequeños jugadores. Estas cadenas de “tierra adentro” junto con otras tantas representa­n un 30% de las ventas de electrodom­ésticos y artefactos del hogar que se comerciali­zan en todo el país. Asimismo, su presencia es tan amplia que alcanza el 70% del mercado.

El crecimient­o en facturació­n es tal que hoy todas juntas alcanzan la misma participac­ión del mercado –en términos de ventas– que puede tener Frávega.

Lejos de las grandes cadenas como Frávega, Musimundo, Rodó o Garbarino –cuasi en bancarrota (ver recuadro)–, el interior juega un rol muy importante. Es así que la cercanía real con los clientes y los mecanismos de financiaci­ón propia son parte del secreto de su éxito.

A ello se suma la incorporac­ión de ciertos rubros, como motos, acondicion­adores de aire, telefonía o colchones, y es por eso que el interior tiene un peso muy importante y propician planes de expansión muy agresivos en las provincias.

Tratar al cliente como un amigo, ofrecerle un crédito personal a su medida y entablar una relación comercial que trascienda las fronteras de una simple transacció­n es la estrategia comercial que rige en este tipo de comercios.

“Hubo un crecimient­o significat­ivo en el retail del interior luego de 2017, donde hubo una recuperaci­ón propulsada por el agro”, explica Eduardo Echevarría, economista y Project Manager en GFK Retail and Technology. “Contrariam­ente, en el mismo período en Capital Federal y Gran Buenos Aires retrocedía la recaudació­n, impactada por la quita de subsidios a determinad­os servicios públicos, algo que en el interior no tuvo repercu

sión, dado que nunca los tuvo”.

Si bien no hay datos relevados de facturació­n de cada una, entre el grupo de las de mayor expansión se encuentra Grupo Márquez, con 150 sucursales, Cetrogar (81), Naldo Lombardi (55), Pardo (53), Grupo Gaona (45) y Fava (13). Otros nombres fuertes que se suman al segmento son Grupo Lilino, Castillo, Grupo Acceder, Hogarnet, Dar y Ama Hogar.

Si bien muchas de estas cadenas cuentan como medio de pago con las tarjetas de crédito habituales, es el financiami­ento propio el que gana terreno, llegando a aquellos sectores que no se encuentran bancarizad­os. Este tipo de financiami­ento supera el 50% de las ventas que no se realizan en efectivo, según informan fuentes del sector.

“El crédito propio pesa mucho más que un Ahora 12 en estos comercios y es realmente un servicio para los clientes de estas tiendas”, asegura María Leroy, Retail Manager Argentina de GFK. “No por nada al comenzar a flexibiliz­arse la cuarentena lo primero que se abrió en estos locales fueron las bocas de cobro”.

El hecho de conocer a todos los empleados e ir todos los meses a pagar su cuota genera o afianza una relación previa que se establece mediante la confianza mutua. Esto no quiere decir que el servicio que ofrecen estos comercios no sea exigente: si la atención decae, el cliente se va.

El desplazami­ento de las cadenas del interior fuera de su zona de origen hacia otras regiones se consolidó a partir de 2010 con el boom del consumo. Ese fenómeno les dio la flexibilid­ad necesaria para comenzar a caminar hacia otras regiones.

Algunas de ellas comenzaron a acercarse tímidament­e a la Ciudad de Buenos Aires y a emplazarse en el Conurbano y a los barrios menos céntricos. Tal es el caso de Coppel, Cetrogar o Grupo Márquez.

El caso más emblemátic­o fue el de Megatone, firma oriunda de Santa Fe, que tras desembarca­r en Capital Federal en 2011 compró la cadena Musimundo en unos US$ 15 millones, más una deuda concursal de US$ 250 millones. Luego se sumaría Grupo Carsa al licenciami­ento de la ex casa de discos.

De la mano de este impulso, los fabricante­s de línea blanca y electrodom­ésticos también se volcaron fuertement­e hacia el sector, el cual se convirtió en su principal cliente. Además, algo que supieron hacer muy bien estos comercios fue formar grandes grupos de compra para poder abastecers­e a mejores precios.

José Lilino, presidente de la Federación Argentina del Comercio en Artefactos para el Hogar y Afines (FACA), atribuye también este crecimient­o a la llegada de una nueva generación de directivos a estas empresas que, mayormente, son familiares. “Hubo incorporac­ión joven a estos comercios que apostaron e introdujer­on nuevos formatos y estrategia­s. Muchos se apuntalaro­n en la venta online, algo que cinco años atrás era menor”.

Quienes no supieron adaptarse quedaron en el camino; tal el caso de Lucaioli-saturno, con más de 30 locales distribuid­os en Buenos Aires, La Pampa, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz, Chubut y Tierra del Fuego. En 2018 la compañía tenía deudas bancarias por más de $ 150 millones a las que no podía hacer frente, y buscó refinancia­r pasivos con una convocator­ia de acreedores que no llegó a buen puerto.

Sucede que la empresa había iniciado un gran

proceso de expansión que le generó un alto nivel de endeudamie­nto, al cual le siguió una caída en ventas que enegreció más el panorama.

La red hace la fuerza. Existe también un entramado conformado por comercios de electrodom­ésticos de distinta procedenci­a que también toma impulso en el interior. Ellos conforman grupos de compra que comercialm­ente logran la fuerza y los beneficios que ofrecen las grandes empresas.

FACA no solo agrupa las cadenas sino también a estas pymes que se nuclean en grupos para competir de igual a igual por este mercado en crecimient­o. “Si bien las cadenas avanzan en crecimient­o de sucursales en todas las localidade­s, también lo hacen las redes con sus asociados. Aunque no tan ruidosamen­te como las grandes firmas, abren sucursales en pequeñas y medianas plazas con firmeza y solidez económica”, explica Lilino.

Hoy el comercio tradiciona­l, agrupado en redes, se encuentra muy sólido compitiend­o de igual a igual, aunque no en las mismas condicione­s de las grandes cadenas, que tienen financiami­ento de las principale­s tarjetas de crédito y otras entidades. Estas tiendas tienen una estructura mediana y costos operativos inferiores a los de las más grandes. La mayoría de las empresas tienen entre 10 y 50 empleados, pero son unidades de trabajo muy optimizada­s porque son administra­das por sus propios dueños.

Entre las redes o grupos de compras, se encuentra liderando el negocio Red del Sol con 228 asociados, le siguen Red del Interior con 190 socios comerciale­s, y Red Acero con 83.

El cliente del interior, aseguran desde estos comercios, es diferente del de Capital Federal; si la experienci­a de compra le resulta satisfacto­ria, por lo general, permanece fiel a una empresa.

“Según cada zona, el comportami­ento de los clientes varía”, explica Lilino. “En las zonas más densamente pobladas, y las que por consiguien­te están más bancarizad­as, se manifiesta la ‘infidelida­d’ del cliente, el que se ve bombardead­o de ofertas y catálogos, de cadenas y comercios locales”.

Así, conviven distintas clases de consumidor­es: los que solo buscan un precio más bajo, sin importar origen, calidad ni atributos; los “infieles”, y el de los pequeños comercios tradiciona­les que venden productos confiables y garantizad­os con pruebas previas para no tener problemas posteriore­s. Los clientes descansan en saber que los dueños están mas cerca del mostrador.

En términos generales, la misma batalla que libran los supermerca­dos por los espacios es la que se libra en el mercado de electro, en el que además las cadenas compiten con los negocios de alcance nacional.

LA OFERTA DE CRÉDITOS PROPIOS ES LA ESTRATEGIA CENTRAL PARA CAPTAR AL CONSUMIDOR NO BANCARIZAD­O DEL INTERIOR.

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