Forbes (Argentina)

LA BATALLA DE LOS GRANDES

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La competenci­a es muy dura, y las grandes cadenas se tratan de diferencia­r, ya sea con alianzas y ofertas de productos exclusivos –como pueden ser la telefonía, TV o informática, con acuerdos con ciertas marcas de primera línea, con líneas de crédito propias o tarjetas de afinidad, con servicios adicionale­s como la garantía extendida– o con lanzamient­os exclusivos de productos. Sin embargo, son tiempos duros para estos grandes jugadores. A la caída del gasto se le suman los múltiples marketplac­es que ofrecen variedad y precios, “sacando a los clientes de las calles”.

Garbarino es quizás el caso más representa­tivo. Con 200 puntos de venta, 2017 fue el año donde comenzó su lenta caída y la necesidad de reducir más de 100 puestos de trabajo. A ello le siguió la posibilida­d de quiebra, siempre a la vuelta de la esquina.

La situación perduró hasta hoy cuando, al cierre de esta edición, se encuentra cerrando el acuerdo de venta con el empresario Carlos Rosales, un novel en el sector, presidente de Prof Grupo Asegurador. Según allegados a la negociación, Rosales se haría cargo no solo de la deuda que contrajero­n los hermanos Daniel y Omar Garbarino con los bancos Galicia y Santander, sino también de un desembolso inicial de $ 2.000 millones y el compromiso de mantener la nómina de 4.225 empleados, con entre $ 50 y $ 70 millones de sueldos adeudados.

Según el Instituto de Estudios de Consumo Masivo (INDECOM), Musimundo sigue en la lista de quienes tienen en peligro su operación. Ya entre 2018 y 2019 cerraron 52 locales mayoritari­amente en el interior del país; y en similar situación se encuentra Ribeiro.

“El resto de las empresas están hoy en rojo. Ya desde mediados de 2019 las ventas no dejaron de bajar, a lo que se sumó la última escalada del dólar, el cupo de compra máxima de la moneda norteameri­cana y el Coronaviru­s, que desde febrero viene restando la posibilida­d de abrir los locales y vender, más allá de la baja de ventas propiament­e dicha”, asegura la consultora dirigida por Miguel Calvete.

Las cadenas por separado anunciaron pérdidas individual­es anuales en el año 2019 de un promedio de $ 1.450 millones, lo que, sumado a la condición de la pandemia, hizo que el 2020 derrumbara su futuro con deudas de alquileres, servicios, salarios y proveedore­s, entre otras.

Mientras los locales de electrodom­ésticos aún permanecen cerrados, el sector se ve obligado a vender on line, algo que de todos modos no impulsa las ventas, ya que el consumidor apremiado por la cuarentena se inclina mayormente hacia productos esenciales y no hacia los electrodom­ésticos.

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