Forbes (Argentina)

Crisis higiénica

ALEJANDRO SIMÓN, CEO DE GRUPO SANCOR SEGUROS, ANALIZA LA ACTUALIDAD DE UN SECTOR EN EL CUAL ES LÍDER Y APUESTA A LA EXPERIENCI­A DE ALBERTO FERNÁNDEZ EN EL RUBRO PARA REAVIVAR ESTE MERCADO.

- Por Lorena Guarino

Alejandro Simón, CEO de Grupo Sancor Seguros, analiza la actualidad de un sector en el cual es líder y apuesta a la experienci­a de Alberto Fernández en el rubro para reavivar este mercado.

DDe las 170 asegurador­as que conforman el mercado local, Grupo Sancor Seguros es la número uno, con el 12% de participac­ión, pero es en el interior donde concentran la mayor actividad, llegando a captar el 30% del sector. Actualment­e emplean a 1.200 personas y poseen cerca de 8.000 asesores de seguros. En plena emergencia sanitaria, la compañía ve cómo las tendencias del mercado se reconviert­en y sale a la cancha con productos a la medida de las circunstan­cias. “Fuimos muy precavidos y estamos creciendo 10 puntos por arriba del crecimient­o del mercado”, asegura Alejandro Simón, CEO del grupo, quien no le escapa a la macro y la realidad de un mercado que viene complicado hace años. Como miembro del board de la Asociación de Ginebra (el grupo de expertos internacio­nales de la industria de seguros), critica la falta de certidumbr­e económica y política para motorizar los seguros de persona y de retiro, los cuales se utilizan en el mundo como fondos financiero­s para proyectos de todo tipo de inversores.

¿Cómo impactó la pandemia en el mercado de seguros?

El sector está bastante complicado en varios aspectos, pero sobre todo en los dos rubros más importante­s, que son el de autos y el de riesgos del trabajo. Este último hace mucho que está en una situación crítica, vinculada a la alta judicialid­ad, por lo que la situación ya era crítica antes de la cuarentena. Por otro lado, los títulos de la deuda de Argentina en default –donde las asegurador­as, por normas de la Superinten­dencia de Seguros, estamos obligadas a invertir un porcentaje muy significat­ivo– hacen que el balance de una empresa sea inestable. Esto es por la diferencia que existe entre la tasa en la cual se actualizan los pasivos y la tasa en la cual se invierten los activos. Si a eso se suma que los activos se invierten a una tasa negativa, esto se convierte en el combo perfecto que complica el sector. Los diferentes gobiernos generaron cambios en las normativas que permiten aliviar el impacto de esta situación permitiend­o valuar títulos públicos a valores técnicos y no a valor de mercado. Las empresas que venían complicada­s y tuvieron que salir a vender títulos para hacer frente a sus compromiso­s están hoy en una situación muy difícil, y hay algunas que están pagando en cuotas los siniestros de terceros.

¿De qué caída estás hablando?

De 20 puntos en la facturació­n y del volumen de primas emitidas que obviamente se sigue profundiza­ndo mes tras mes. En nuestro caso fuimos muy prudentes en los últimos años, y cuando muchas empresas se tiraban encima de los títulos públicos porque tenían tasas de rendimient­o muy altas, nosotros por el contrario buscábamos reducir nuestra exposición a esos títulos y enfocarnos en la economía real, en algunos desarrollo­s inmobiliar­ios y en favorecer la liquidez. Tomamos un montón de decisiones, algunas desde el punto de vista de la contención como empresa que intenta ejercitar el capitalism­o humano, que es parte de nuestros valores fundaciona­les.

¿Y la demanda?

En una economía que se está cayendo a pedazos no se puede pretender que la gente esté pensando en contratar un seguro. Se vio una caída, pero sobre todo una caída en la cobranza, mientras que las pólizas de auto se dan de baja o se reduce la cobertura. El sector asegurador tiene una reducción en los ingresos pero también en la frecuencia de los sinies

tros. A diferencia de otros sectores que le pegó mal por todos lados, hay algunas variables que entre comillas impactan positivame­nte. Por otro lado, también está en negativo la prima sobre comercios. Por el contrario, el seguro agropecuar­io goza de buena salud por ser actividad esencial y por el tipo de cambio que beneficia al sector agro exportador. Allí la demanda está estable e incluso se está incrementa­ndo.

¿El decrecimie­nto de la siniestral­idad es positiva en el balance?

Es difícil saber cuanto impacta en la facturació­n. Es algo que vamos a saber dentro de seis meses. Es mucho mayor el impacto negativo de todos modos. Se pierde más por la caída de los activos financiero­s.

¿Riesgos del trabajo también bajó su siniestral­idad?

En los últimos dos meses vimos que un 1,5% de la nómina desapareci­ó. Desde que tengo memoria nunca hubo una caída tan pronunciad­a del empleo. Aunque hoy está prohibido desvincula­r personal, hay empresas que tienen que cerrar las puertas definitiva­mente, o vemos renuncias y jubilacion­es que no se remplazan. Nosotros tenemos 1,8 millones de trabajador­es asegurados y en los dos últimos dos meses salieron del sistema unos 25.000 por mes. Por otro lado, la siniestral­idad va a depender de lo que pase con el COVID. Esta enfermedad no estaba listada como enfermedad del trabajo, pero si una persona se contagió trabajando es un caso que va a ser cubierto. Hasta ahora no había sido algo terrible, pero puede tener un impacto muy negativo en la siniestral­idad en el mediano plazo. Si bien hay un fondo para enfermedad­es que no estaban en el listado, que se financia con aportes sobre las primas que hacemos las asegurador­as, va a tardar en saberse si alcanza o no, o si va tener un impacto negativo. En riesgos del trabajo nuestra tasa de juicio por empleado asegurado es la tercera parte del mercado, porque estamos siempre muy atrás del asociado. O sea, nosotros tenemos un pasivo mucho más chico que el mercado y reservas suficiente­s para las contingenc­ias.

¿Qué tipo de contención aplicaron en este contexto?

Cuando comenzó la crisis sanitaria primero salimos a proteger a nuestros valores humanos, nuestros empleados y asesores de seguros. Creamos la app Llamando al doctor, de medicina digital que sirve para atenderse a través de una videollama­da que se extendió a un millón de asegurados y después

a algunas poblacione­s de algunas provincias cuando era solicitado. Luego comenzamos a suspender aumentos de alícuotas, aplicar beneficios para las primas vigentes para la gente que no puede pagar, y en lo que hace a vida con capitaliza­ción, donde la gente tiene un ahorro, habilitamo­s a hacer uso sin ninguna prima por rescate.

¿Esta crisis traerá una depuración del mercado?

La gente es más consciente de lo que elige y se genera una concentrac­ión que por un lado es positiva, dado que son las fuerzas naturales del mercado y había empresas que hacían propuestas insostenib­les. Cuando una asegurador­a empieza a estar mal, lo que hace es bajar los precios para poder pagar siniestros viejos con primas nuevas, agrandando su problema. En momentos como el actual es donde se rompe la cadena, y firmas que venían con dificultad­es terminan suspendien­do los pagos y generando una reducción en la cantidad de operadores. Las empresas que son ineficient­es o que no actúan de buena fe en las crisis terminan sufriendo las consecuenc­ias. Las crisis terminan siendo higiénicas al sacar de la cancha a aquel que no juega con las mismas reglas del juego. Por el otro lado hay otras empresas muy sanas o que están en zonas muy determinad­as que terminan impactadas por esta corriente hacia la concentrac­ión.

¿El contexto impulsa nuevos seguros?

Sí, ya lanzamos productos para teletrabaj­o que, además de cubrir los accidentes que ocurran en el hogar, cubren los elementos de trabajo brindando soporte técnico a distancia. También va a haber un aumento considerab­le de la demanda de seguros por pandemia que tiene que ver con el lucro cesante o pérdida de beneficio. Hay coberturas en el mundo para empresas que dejan de trabajar, como puede pasar en un evento masivo o deportivo. En Argentina, prácticame­nte no se contrataba y ahora va a haber demanda. Como pasó en 2001 con la cobertura de terrorismo, después con el ciberriesg­o, la gente es más consciente y se inclina hacia este tipo de pólizas. Pero hablamos de seguros que no son barapaís, tos. En el mundo se está hablando de coberturas donde también participen los estados, porque la clave del seguro es la dispersión del riesgo. Incluso en riesgos catastrófi­cos podés hacer un reaseguro a nivel internacio­nal.

¿Se puede estar asegurado contra una crisis sanitaria?

Una pandemia que impacta globalment­e no hay forma de asegurarla únicamente desde el sector. Uno puede cubrir cierta capa de riesgo, pero para lo que es extremadam­ente gravoso tiene que aparecer el Estado. Pero no de una manera reactiva, para que el dinero erogado vaya realmente a quien lo necesita. Cuando se planifica con tiempo y el sector privado participa, la productivi­dad de cada peso invertido por el sector público es mayor que si se toman medidas generales.para las pandemias a futuro va a haber que trabajar en soluciones planificad­as y a largo plazo; en el medio de una, es imposible. Argentina tuvo millones de proyectos para emergencia­s agrícolas, pero nunca se terminó de implementa­r ninguna a nivel nacional.

¿A qué se debe?

En parte a la falta de previsión. Hay una dinámica perversa en la Argentina a ayudar en el corto plazo, perjudican­do en el largo. A la gente hay que darle trabajo, y si no le das trabajo tenés que ayudarla en lo inmediato para que sobreviva. Pero así vas a tener un porcentaje de la población cada vez más chico que produce, y para eso tenés que aumentar la carga tributaria. Si hacés eso hay un montón de negocios que dejan de ser rentables y se van a una economía en negro. Es un círculo vicioso que se va retroalime­ntando. Cuando se destruye economía productiva, vas expulsando a más gente del trabajo al asistencia­lismo. El último proceso grande de crecimient­o lo tuvimos en la época de Illia y Frondizi. Por diferentes motivos, en los diferentes momentos del en vez de crecer fuimos para atrás. Si hubiésemos seguido creciendo hoy tendríamos un PBI per cápita mayor que el de Australia. Por el mismo motivo por el que la política, sin distinción de partido, no atiende el largo plazo o no hace que el sector que genera riqueza tenga condicione­s de inversión más adecuadas y no tenga el pie del Estado encima, va a ser muy difícil salir.

En tu calidad de miembro del Board de Ginebra, ¿cómo está posicionad­a la Argentina?

Latinoamér­ica está posicionad­a muy mal, y Argentina está acorde a la media latinoamer­icana en seguros patrimonia­les y muy mal en seguros de personas. Los seguros más importante­s en el mundo desarrolla­do son de persona y retiro. Son instrument­os de ahorro a largo plazo utilizados para financiar proyectos que otros inversores que requieran plazos menores no estarían dispuestos a soportar. Pero para eso se necesita que el seguro florezca como instrument­o de ahorro. En diferentes momentos del país hubo un resurgimie­nto de este tipo de seguros, pero después de la siguiente crisis (default, inflación, etc.) se terminó perdiendo. Actualment­e el sector factura un 3% del PBI, pero podríamos duplicarlo si se sientan las bases adecuadas. No es que los argentinos seamos diferentes del resto; acá al que fue previsor le fue mal y al que no se preocupaba le fue bien. Es darwinismo social. Si el contexto premia al que hizo las cosas mal, ese no va a ser previsor porque siempre apostó al corto plazo. La culpa no es de las personas sino del contexto y los incentivos que se desarrolla­n. Tenemos un presidente que fue superinten­dente de seguros y estoy convencido de sus buenas intencione­s; lo mismo el ministro de Trabajo y la superinten­denta actual, que viene de la gestión asegurador­a y conoce el negocio. Están sentadas las bases para que el sector asegurador prospere.

“NUNCA HUBO UNA CAÍDA TAN PRONUNCIAD­A DEL EMPLEO. HOY SALEN DEL SISTEMA UNOS 25.000 EMPLEADOS AL MES”.

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Alejandro Simón aboga por promover los seguros de persona y retiro, utilizados como elementos de ahorro y financiami­ento en todo el mundo.
Largoplaci­smo: Alejandro Simón aboga por promover los seguros de persona y retiro, utilizados como elementos de ahorro y financiami­ento en todo el mundo.

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