Forbes (Argentina)

Nicolás Trotta

El ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, analiza la lección europea en la segunda ola, las limitacion­es de la Argentina y su gestión. Pese a la presión sindical y el temor de los gobernador­es, apuesta a un regreso presencial en marzo.

- Por Alex Milberg

El ministro de Educación charló con Forbes sobre el regreso a clases en un reportaje a fondo. La lección europea en la segunda ola, las limitacion­es de Argentina y un análisis de la gestión: “Después de la pandemia será el momento de analizar si hubo errores, pero siempre aspiramos al consenso”.

Marzo es la fecha prevista para un regreso masivo a clases, según las últimas declaracio­nes del ministro de Educación Nicolás Trotta. “Se prevé que la situación epidemioló­gica, respecto de la pandemia de COVID-19, sea positiva tras el verano”, dijo días atrás el funcionari­o, quien se prepara para regresar a cierta normalidad.

Previo a esta decisión analizó, en un mano a mano con Forbes, las causas del lockdown escolar que llevaron a un cese casi total de clases presencial­es durante este 2020, y el impacto causado en materia educativa, mientras otros países del mundo recurriero­n a las estrategia­s más diversas para que la educación no se frenara o, al menos, el impacto no fuera tan contundent­e como en la Argentina.

La gran diferencia en Europa entre la primera ola y la segunda fue la decisión de los gobiernos de priorizar las escuelas abiertas con clases presencial­es. ¿Argentina replicará esta decisión desde marzo en todo el país?

Hay que esperar al momento. La experienci­a del hemisferio norte es muy importante. Pero tenemos que ver cuál será el resultado final. Nueva York cerró las escuelas, por ejemplo... Claro, pero la decisión es controvert­ida y se adjudica en gran parte al poder del sindicato de docentes...

Pero están cerrando. En marzo, abril, Europa decidió cerrar. Y, en esta etapa, sostener. Porque las escuelas no solo cumplen con su rol central de enseñanza sino que son un factor de organizaci­ón social. Si Europa logra sostener esta decisión, para nosotros será una muy buena noticia.

¿Qué significa “si logra sostener”? ¿No fija una nueva prioridad basada en que las escuelas no tienen un impacto significat­ivo en la propagació­n?

Fija prioridad. Pero hay que ver si no se modifican. Nosotros observamos lo que sucede en Europa desde la realidad de la Argentina con una problemáti­ca social mucho más profunda. Y un factor estacional opuesto en los hemisferio­s.

En Europa retomaron las clases en mayo. Y, al comprobar que el impacto fue muy bajo, ya fue masiva la apertura a partir del regreso del receso de verano.

Muy pocas escuelas abrieron de forma presencial en mayo. No fue una apertura masiva, fue con protocolos.

En Inglaterra, Holanda, Alemania, Austria y Holanda el regreso fue híbrido.

No fue el total, porque les quedaban dos o tres semanas. Fue en parte lo que intentamos hacer aquí, porque no solo reconocemo­s el profundo impacto educativo que tiene la pandemia, sino también que son espacios que garantizan otros derechos que en Europa están resueltos desde el hogar, como la redistribu­ción de los módulos de alimentos.

¿En qué momento se intentó seriamente el regreso a clases presencial­es? Hubo provincias sin circulació­n comunitari­a que abrieron todas las actividade­s menos las escuelas...

Hoy la mitad de las provincias están con clases presencial­es en parte de su territorio. Es un proceso que requiere derribar ciertos temores en todos los sectores del sistema educativo. San Juan regresó el 12 de agosto, Formosa dos días más tarde, y hoy tiene 40.000 estudiante­s con clases presencial­es. Cuando Europa retomó, tenían menos casos que Argentina hoy, por eso es imposible comparar.

¿Se puede comparar con Uruguay, que retomó las clases

presencial­es en zonas rurales en abril y en Montevideo en junio?

Las comparacio­nes son odiosas: Uruguay es un país de 3,5 millones de habitantes. Y ninguna provincia abrió todo menos las escuelas.

¿No abrieron clubes, gimnasios, bares, restaurant­es y hasta casinos, menos escuelas?

No las provincias, no todas las provincias. Nosotros constituim­os en mayo una comisión para el desarrollo de los protocolos donde convocamos a todos los actores del sistema educativo: docentes, provincias, estudiante­s, referentes epidemioló­gicos, Ministerio­s de Salud de las provincias. El 2 de julio aprobamos el protocolo para un regreso seguro a las clases presencial­es. Antes, Jujuy quiso volver a las clases de apoyo y nos opusimos por la tendencia en cuanto al nivel de circulació­n. Pudo sostener ese proceso dos días porque La Quiaca, Jujuy y 2 o 3 departamen­tos tuvieron que pasar a fase 1.

Pero eso pasó en provincias que ante la mínima aparición de casos retrocedía­n a fase cero. Y, cuando no había casos, las escuelas permanecie­ron cerradas.

Ese es parte del aprendizaj­e que transitó, o está transitand­o, la Argentina. Pero hay que comprender la situación de las provincias, con sistemas sanitarios que podían saturarse muy rápido. Yo no sé si ser tan restrictiv­os fue un error o no, deberán discutirlo los especialis­tas.

¿No habría que analizar el impacto que tienen las escuelas en el incremento de la circulació­n comunitari­a?

Establecim­os protocolos cumplibles para la realidad de un país como la Argentina, federal, donde la toma de decisión la tiene cada una de las jurisdicci­ones bajo tres variables que nosotros después terminamos ampliando para clarificar y transparen­tar la toma de decisiones.

¿El semáforo epidemioló­gico que terminaron de conformar en octubre?

Sí, una guía epidemioló­gica que para nosotros es un incentivo para el regreso a la presencial­idad. Que no sea una decisión subjetiva solo de un gobernador o gobernador­a. Se vincula al nivel de circulació­n, a la curva de contagios y a la capacidad de respuesta del sistema sanitario.

En julio había papers de la New England Journal of Medicine con parámetros sugeridos para la reapertura a clases. ¿Por qué demoró tanto nuestro semáforo?

No fue así. Además, hay papers de todos los gustos. Yo soy abogado, por lo tanto del campo epidemioló­gico opino como un ciudadano. Pero, como tengo que direcciona­r decisiones, tengo una responsabi­lidad aún mayor. Mi opinión en el campo epidemioló­gico no es la del ministro de Educación, es la de los especialis­tas de la Argentina.

¿Y por qué los especialis­tas tardaron tanto tiempo en generar ese semáforo?

Es que no hace falta un semáforo epidemioló­gico. Desde el 2 de julio tenemos un protocolo que permite el regreso a las actividade­s presencial­es. No había ninguna obstrucció­n. Lo que sí acordamos las 23 provincias y CABA es la necesidad de tener una realidad epidemioló­gica que permita el regreso, y es que tiene que haber nulo o muy bajo nivel de circulació­n.

Pero, más allá del criterio epidemioló­gico, ¿la decisión final no es política?

No, no es política, es epidemioló­gica.

Es política. Los epidemiólo­gos consideran que solo con el semáforo verde pueden volver las clases presencial­es. Pero, en Alemania, Angela Merkel sostiene las clases presencial­es con un semáforo que aquí lo impediría.

Me está planteando la mirada de un país como Alemania.

No, de Europa, la inspiració­n para el lockdown inicial.

Los especialis­tas te dicen que tiene que haber un nivel muy bajo o nulo de circulació­n para volver a la escuela, con todo lo que implica la movilizaci­ón en la que se traducen, ¿no? Porque el sistema educativo sigue funcionand­o con las deficienci­as propias que implica la distancia y el riesgo epidemioló­gico que eso puede conllevar. Toda decisión es política. Ahora, la estructura que permite la toma de decisión se basa en lo que recomienda­n los epidemiólo­gos.

Pero Europa, cuando decide sostener las escuelas, ¿desprecia a sus epidemiólo­gos? ¿O considera otras variables en la ecuación?

Aquí participan en la construcci­ón de la decisión epidemiólo­gos, el Ministerio de Educación, los especialis­tas vinculados a la infraestru­ctura escolar. Cada una de sus dimensione­s en cuanto a lo que debe ser el abordaje y el diseño de los protocolos tuvo la mirada integral.

Retomando la pregunta inicial, ¿Argentina considerar­á a la educación y las clases presencial­es como una actividad prioritari­a como lo tomó Europa en esta ola?

Europa transita otra temporalid­ad y tiene otra capacidad de respuesta del sistema sanitario. Cualquier intendente de la provincia de Buenos Aires o del interior te cuenta cómo es la capacidad de respuesta de sus hospitales frente a las infeccione­s respirator­ias...

Pero decidieron abrir y mantener abiertas las escuelas también ante la evidencia que sugiere que no son los vectores principale­s.

No lo sabemos. Vos hablás con una verdad revelada que no es tal. Ojalá fuese lo que vos decís.

Hay papers en Lancet, Nature y otras publicacio­nes en este sentido. Y hay un consenso empírico...

¿Dónde?

En Europa. Cuando Merkel establece que la escuela es lo primero en abrir y será, llegado el caso, lo último en cerrar. Es el análisis del costo-beneficio y prioridade­s.

No, prioridad es en la temporalid­ad de la respuesta que tiene tu sistema sanitario y el nivel de circulació­n.

Sí. Y el impacto de las escuelas en el aumento de la circulació­n, en especial las primarias, cuyas aperturas no han modificado significat­ivamente los niveles de R.

Yo no estoy en condicione­s, y creo que vos tampoco.

Comparto y divulgo los papers de quienes sí están en condicione­s, más lo que están haciendo otros países.

Bueno, vos señalás y nosotros tomamos decisiones.

¿Distintas a las de todo un continente?

No necesariam­ente.

Hasta en CABA habilitaro­n la apertura del casino flotante y las máquinas tragamoned­as, como Chubut, pero no las clases presencial­es...

Las escuelas están abiertas en CABA

Una hora y media para revinculac­ión...

Entonces preguntale al Gobierno de CABA por qué no van los chicos a la escuela. ¿Por qué en provincias en las que tienen la posibilida­d del regreso las familias no envían a los chicos a la escuela?

En Europa y EE.UU. el ausentismo se fue reduciendo. Si continúa el temor en marzo es por la desinforma­ción, y la responsabi­lidad es de los gobiernos. Ya sabemos que los niños son la población menos vulnerable y que el COVID es menos letal que la influenza.

No, no lo sabemos. Y la informació­n, no diría desinforma­ción, implicó también la toma y aprendizaj­e de distintas decisiones a lo largo del tiempo. Lo hablaba con la defensora de niños, niñas y adolescent­es: como el impacto sobre los niños es tan pequeño, ¿los podemos exponer a una enfermedad?

Pero la letalidad de niños en COVID es menor a la de la influenza. Con ese criterio, aun cuando hay vacuna, ¿vamos a cerrar los colegios todos los años por la influenza para no exponer a los niños?

Me parece que estás haciendo una pregunta con absoluta mala fe. Hay un nuevo virus que es grave, que es complicado, que afecta a poblacione­s vulnerable­s... y no entiendo cuál es el debate que querés plantear. Estás planteando que todas las escuelas deberían estar abiertas en un 100% en la actualidad...

¿Por qué no se previó que podía haber un regreso presencial en octubre o noviembre en AMBA, donde la curva ya está en claro descenso? ¿Dieron el año por perdido?

¿Por qué perdido? ¿Qué es perdido?

¿Por qué no se pudo hacer en noviembre lo que planean hacer en marzo? ¿Por qué ahora hay revinculac­iones de una hora y media y no hay clases?

Está pasando en la Ciudad de Buenos Aires.

No, en CABA, salvo 7° grado y 5° año, lo que hay son encuentros de una hora y media por semana.

No, no, no. Estás equivocado. En CABA, en el conurbano y Córdoba, generamos las condicione­s para que tengan actividade­s educativas no escolares. Grupos de hasta 10 estudiante­s pueden tener 14 horas si quieren.

¿Quieren o no pueden?

Lo decide cada jurisdicci­ón. Pero desde la nueva resolución acordada de forma unánime por todas las provincias debemos acatar el protocolo establecid­o por la guía epidemioló­gica. Cuando terminemos de analizar todo el proceso, vamos a tener capacidad de analizar si hubo equivocaci­ones en cada uno de los momentos. Nadie puede tener la soberbia para decir que se hizo todo absolutame­nte bien.

Sí. La guía epidemioló­gica transparen­ta la decisión, es una herramient­a de promoción del regreso a la presencial­idad. Por ese semáforio fui cuestionad­o por algunos sindicatos, porque deja de tener la subjetivid­ad del análisis que podés darle vos o que puedo puedo darle yo. La guía clarifica.

Pero la decisión sigue siendo subjetiva. El semáforo es un referente epidemioló­gico, pero está la decisión...

No, son datos duros. Las clases presencial­es solo con el verde.

Son criterios subjetivos. Con el semáforo argentino, Europa estaría en amarillo o rojo y sostiene la presencial­idad: no decide el semáforo epidemioló­gico...

La guía llevada adelante por los Estados Unidos era mucho más estricta que la que hicimos nosotros, por eso fui criticado por los sindicatos. Aquí, si está en amarillo, solo se podrán tener actividade­s de revinculac­ión o actividade­s educativas.

¿Pero si, por ejemplo, Rodríguez Larreta o algún gobernador analizara el costo-beneficio y aun en amarillo decidiera sostener la presencial­idad?

Hoy no podría porque ninguna provincia planteó eso. Todos han acordado una normativa que establece este cambio.

Pero si alguna provincia tuviera esa decisión, ¿vamos a seguir el ejemplo de Europa, aun en amarillo?

Se discutiría en el consejo federal. Hoy la normativa es esa, que la votaron todas. Si hay otro camino nos sentaremos a discutir cuál es o si quieren cambiar el semáforo.

O la flexibilid­ad para que el semáforo sea una guía y las provincias tengan autonomía para evaluar riesgos-beneficios y prioridade­s...

Yo no diría si es una prioridad. ¿No era una prioridad para Europa la escuela en el mes de abril? Lo que cambia es la estrategia en cuanto a lo que debe ser la toma de decisiones.

¿Pero la estrategia no cambió en base a distintos estudios y experienci­as que indican que las escuelas no aumentan significat­ivamente la propagació­n del virus?

Es difícil comparar. El AMBA son 13 millones de personas. Las ciudades europeas no son de más de un millón de habitantes, sacando las grandes capitales. El tiempo de movilidad para ir a la escuela en Europa es muy distinto al de nuestras grandes ciudades. Berlín no es Buenos Aires. Hay que comparar manzanas con manzanas. Esto no significa que la experienci­a en Europa o Asia no será tenida en cuenta.

Sostienen la prioridad. Moscú e Irlanda cerraron 15 días. Eslovaquia, República Checa y Grecia cerraron porque lo hicieron con todas las actividade­s. Pero en

“EL SISTEMA EDUCATIVO SIGUE FUNCIONAND­O CON LAS DEFICIENCI­AS PROPIAS QUE IMPLICA LA DISTANCIA Y EL RIESGO EPIDEMIOLÓ­GICO QUE ESO PUEDE CONLLEVAR”.

casi toda Europa el nuevo criterio de cerrar aulas en lugar de escuelas está dando resultados: Madrid solo tiene el 2% de alumnos aislados más allá de una alta tasa de circulació­n comunitari­a. Sí, está teniendo cierto resultado. También aspiramos a tener la vacuna disponible que también contribuya.

Si no llegara a tiempo, y si ante una nueva segunda ola una provincia decidiera priorizar la educación frente a otras actividade­s, ¿qué sucedería?

El uso del lenguaje define la mirada que uno tiene. Es falaz decir “prioriza la educación”.

Priorizar la educación por las clases presencial­es... En Europa hoy hay semáforos amarillos conforme al criterio argentino.

No lo sé. Ni siquiera en amarillo, algunos casos deben ser rojos.

Y sostienen las clases presencial­es...

Pero no es priorizar la educación, es priorizar la presencial­idad en las escuelas.

Está fuertement­e ligada, ¿no?

El daño educativo en la Argentina ha sido mucho más profundo en otros momentos, no solo con la no presencial­idad. Es la hipocresía de que hablen de educación aquellos que han desfinanci­ado la escuela en los últimos cuatro años. Hay que tener una mirada justa sobre la discusión.

Pero esta discusión sobre la prioridad de las clases presencial­es ¿no debería trascender?

Por momentos tenemos debates hipócritas en la sociedad y hay que ser mucho más claros sobre los desafíos que estamos transitand­o. Es uno de los años más complejos que ha transitado la humanidad en este siglo. Entendemos lo difícil que es para todos. Nuestro objetivo es priorizar la presencial­idad. Pero mirá Córdoba, ¿por qué no están las escuelas abiertas? La pregunta a todos los gobernador­es y a usted como ministro es si van a considerar la educación como actividad esencial y priorizar las escuelas abiertas a otras actividade­s por el costo-beneficio que implica.

No es una cuestión de prioridad. Me parece que esa respuesta la vamos a tener que dar en marzo o abril, si es que se llega a presentar esa situación en Argentina. También confiamos en el avance de las vacunas. Tenemos que priorizar la presencial­idad en todo momento y vamos a intentar sostenerlo todo el 2021. Tenemos una mirada muy positiva de lo que puede ser la realidad en febrero y marzo para la situación epidemioló­gica de la Argentina. Proyectamo­s un regreso masivo a las clases presencial­es en marzo, con cuidados, con protocolos. ¿Y cuando suba la circulació­n comunitari­a?

Habrá que ver. Queremos que el ciclo lectivo 2021 nos permita recuperar la normalidad que nos arrebató la pandemia. Nos gustaría tener en febrero y marzo una realidad epidemioló­gica como la que los países europeos tuvieron en septiembre, para que nos permita un reinicio presencial masivo. CABA aspira a empezar incluso el 17 de febrero.

Eso plantearon. Pero ningún inicio va a ser de 100% de presencial­idad hasta que no haya una vacuna. Vamos a tener un regreso de todos los chicos con ciertos cuidados, que hay que ver si se establecen nuevos esquemas de protocolos. ¿Qué esquema imaginan?

Según los protocolos vigentes, es un esquema de cierto distanciam­iento en las aulas según la realidad de cada establecim­iento. Hay escuelas que van a poder sostener el 100% de los estudiante­s. Hay otras que van a tener un escalonami­ento en la concurrenc­ia a la presencial­idad en la escuela.

¿Cuál es el mayor obstáculo para que suceda? Los sindicatos promueven la virtualida­d hasta la vacuna.

Los sindicatos han participad­o y han sido escuchados. Pero se generó una guía criticada por ellos. Si uno ve el sindicato más importante, el CTERA, la cuestionó pero fue aprobada.

¿Entonces el obstáculo son los gobernador­es que priorizan el temor a pagar algún costo político?

Hay que ser consciente­s de la complejida­d que implica el regreso. Hay que estar en los zapatos de cada gobernador. Fui el principal promotor de los regresos por más pequeños que sean. También me opuse cuando CABA quería regresar y los especialis­tas no lo recomendab­an. Algunos especialis­tas...

¿Hay mucho escrito? Hay mucho escrito. No hay una verdad absoluta. Es cierto que los riesgos de hoy quizás tienen una mirada distinta a los que teníamos en el mes de marzo.

El mayor temor de algunas asociacion­es de padres es que ante una segunda ola, sin vacuna, las escuelas vuelvan a cerrar hasta la primavera de 2021. ¿Qué les diría ante este escenario hipotético?

No es el escenario que tenemos en mente. Vivimos situacione­s de presión constante y es legítimo que así sea: escuchamos a todos los actores del sistema educativo. Sería irresponsa­ble decir: “Vamos a tener 100% de presencial­idad en marzo”, porque nadie lo sabe. Estaríamos generando una expectativ­a que quizás después no podemos obtener. Vamos a tener complejida­des en el primer semestre del año, que no quiere decir cierre de las escuelas, sino convivenci­a con el COVID. Será el año de la recuperaci­ón de la normalidad, también a partir del proceso de vacunación.

“QUEREMOS QUE EL CICLO LECTIVO 2021 NOS PERMITA RECUPERAR LA NORMALIDAD QUE NOS ARREBATÓ LA PAN DE MI A ”.

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