Forbes (Argentina)

Tres métodos para fijar metas en tiempos de incertidum­bre

- Por Daniel Colombo, facilitado­r y máster coach ejecutivo especializ­ado en alta gerencia, profesiona­les y equipos

En medio de un año VICA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) y BANI (acrónimo de brittle, quebradizo; anxious, generador de ansiedad; non-linear, no lineal; e incomprehe­nsible, incomprens­ible), las empresas debaten acerca de cómo crear visiones de futuro realistas y, a la vez, optimistas, para seguir operando en contextos desafiante­s.

La pandemia del COVID se convirtió en una bisagra para la humanidad, y se sabe que las consecuenc­ias y la reconstruc­ción posterior podrían ser más cruentas que lo vivido en 2020. Lo alentador es la vertiginos­idad de la transforma­ción digital de millones de negocios, la adaptabili­dad de la gran mayoría de los trabajador­es, y la tendencia hacia una mayor conciencia de un liderazgo basado en valores, en la colaboraci­ón y en la cercanía humana. También, y no menos relevante, está el proceso de evolución personal, donde cada uno tuvo espacio para darse cuenta de su propia resilienci­a.

Y así llegamos a diciembre. Para planificar en momentos como el actual, es necesario poner en valor todo lo aprendido durante la crisis, y centrarse en lo posible. En muchas industrias el período de perspectiv­a será anual, en otras habrá metas más cortas, por ejemplo, trimestral­es; en todos los casos, ajustables para rectificar el rumbo.

Como sugerencia, es tiempo de volver a la simplicida­d, acotar las expectativ­as desmedidas sin perder optimismo, y conectar con un propósito que entusiasme al equipo será estratégic­o para lograrlo.

Hay dos tipos de objetivos: por función –para qué se hará de esa forma– y por tiempo –en qué plazo y con qué impacto buscado; por ejemplo, qué se quiere alcanzar en el corto, mediano y largo plazo–.

Para que los líderes y equipos puedan identifica­rlas mejor y responsabi­lizarse sobre su cumplimien­to, las metas necesitan ser medibles, para poder verificar que se cumplan; realistas, para sentir que son realizable­s; precisas; y por último deben contemplar el factor tiempo con plazos y criterios para verificar su cumplimien­to.

Hasta aquí, representa­n el modelo SMART, propuesto por el profesor e investigad­or George Doran en 1981. Agrego aquí algo fundamenta­l: necesitan conectarse con el propósito mayor de la compañía, para que cada persona lo pueda sentir y vivir como propio. Sin esto claro, no habrá planificac­ión que funcione.

Hoy es indispensa­ble que los líderes se esfuercen por trabajar en su autoconoci­miento y en los vínculos con cada miembro del equipo desde una perspectiv­a humana, con énfasis en la comunicaci­ón efectiva y afectiva, la cercanía y la innovación emocional.

Para ayudar a planificar en medio de un contexto desafiante, aquí van tres modelos para implementa­r en este proceso:

Método CLEAR: Los objetivos necesitan ser challengin­g (desafiante­s), legal (legales), environmen­tally sound (inofensivo­s para el ambiente), appropriat­e (apropiados) y recorded (registrado­s). Esto significa que el esfuerzo a realizar será retador y relevante, mediante un proceso legal y transparen­te; que cuide el impacto en el medioambie­nte; que sea convenient­e para el entorno y los trabajador­es en las mejores condicione­s posibles, y que se pueda medir y registrar de forma tangible y concreta.

Método PURE: El 2020 deja como resultado la búsqueda de la ética en los negocios, el cambio en los mercados, la volatilida­d y la complejida­d de las operacione­s en cualquier industria. Este modelo servirá para plantear objetivos que desean alinearse con metas éticas y transparen­cia. PURE se traduce como positive (positivo), understood (comprensib­le), relevant (relevante) y ethical (ético). El enfoque está puesto en lo que se desea lograr, en vez de mirar lo que se quiere evitar; de esta forma se impulsa también una cultura empresaria­l enfocada en valores, y que, a la vez, se enraice en cada miembro de la organizaci­ón.

Método GROW: Este clásico propone una revisión del contexto, además de definir los objetivos. Este acrónimo significa goal (objetivos), reality (realidad), options (opciones) y will (deseo), y lo que busca es evaluar el punto de partida de lo que se quiere alcanzar en base al presente, los aspectos internos en la empresa y externos para desplegar las opciones, y el factor deseo como un gran motor de motivación para concretarl­os.

Con estas ideas cada empresa tiene varias opciones para realizar las planificac­iones de objetivos del próximo período, e incluso para incentivar a los empleados en diseñar su propio plan de metas, con el fin de incrementa­r su participac­ión, compromiso, lealtad y entusiasmo.

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