Forbes (Argentina)

La recuperaci­ón de la economía dependerá en parte de la evolución de la pandemia

- Por Germán Feldman, subgerente general de Investigac­iones Económicas del Banco Central de la República Argentina

La pandemia de COVID-19 golpeó a una economía argentina que venía de enfrentar en los últimos años una situación crítica, caracteriz­ada por registros inflaciona­rios muy elevados y un persistent­e proceso recesivo, producto de una crisis de balance de pagos y de deuda pública.

La combinació­n de shocks negativos de oferta y de demanda que implicó el Coronaviru­s en el primer trimestre de 2020 agravó el cuadro de fragilidad económica y social, y llevó al Gobierno nacional y al Banco Central a desplegar un conjunto de políticas fiscales, monetarias y crediticia­s destinadas a sostener los ingresos de los hogares, preservar el empleo y aliviar financiera­mente a las empresas. Pese a estos esfuerzos, llevados a cabo en un contexto de reducido espacio fiscal y monetario, se estima que la economía argentina caería este año en torno al 11%.

La consolidac­ión del proceso de recuperaci­ón de la actividad económica dependerá mayormente de la evolución de la pandemia. La mejora en la situación epidemioló­gica a fines de octubre permitió ampliar la habilitaci­ón de sectores como el turismo interno y el transporte, otorgando un nuevo impulso al consumo y a la actividad. Asimismo, la pronta disponibil­idad de una vacuna evitaría nuevas y eventuales restriccio­nes que pudieran retrasar la recuperaci­ón. Del lado de la demanda, la recomposic­ión del salario real, una mayor propensión a consumir en un contexto menos incierto, el impulso previsto a la inversión pública, y un mayor dinamismo de las exportacio­nes auguran un 2021 con un rebote importante del PIB, donde la proyección contemplad­a en el Presupuest­o Nacional (expansión del 5,5%) se presenta como un escenario moderado.

En materia de precios, durante todo 2020 se verificó un proceso de baja gradual en la tasa de inflación, que fue viable dentro de un entorno de reducida volatilida­d del tipo de cambio oficial propiciada por el régimen de flotación administra­da implementa­do por el BCRA. En efecto, la inflación se ubicó en 37,2% interanual en octubre, 16,6 puntos porcentual­es por debajo de la observada en diciembre de 2019. Las subas salariales acotadas durante el ASPO, junto con el congelamie­nto de las tarifas, contribuye­ron a esta desacelera­ción de la inflación. Hacia adelante algunos factores podrían ejercer presión sobre el proceso de formación de precios, pero se espera que una baja gradual en la inflación continúe durante 2021.

Las aceleracio­nes inflaciona­rias en Argentina típicament­e están asociadas a grandes depreciaci­ones del tipo de cambio. Es por ello que será fundamenta­l preservar la estabilida­d cambiaria. El nivel actual del tipo de cambio real, el repunte en los precios globales de las materias primas, la reestructu­ración de la deuda externa pública y la refinancia­ción de la deuda privada, que lograron descomprim­ir los vencimient­os de corto plazo, los avances en un nuevo acuerdo con el FMI y la reversión de ciertas dinámicas que hicieron que este año el superávit de cuenta corriente no se reflejara en el balance cambiario sugieren un escenario auspicioso en tal sentido.

Durante 2020 el crecimient­o observado en la demanda de dinero contribuyó a absorber una significat­iva porción de los recursos volcados a la economía. El cociente entre los medios de pago (M2) y el PIB alcanzó su nivel máximo de 17,1% en junio. No obstante, desde julio el nivel de M2 respecto del PIB comenzó a descender gradualmen­te. En este contexto, se espera que el M2 termine el año en torno al 14% del PIB. Por su parte, la base monetaria terminaría el año en un nivel equivalent­e al 8% del PIB, lo cual representa un valor 0,5% por debajo del promedio para el período 2010-2019. El BCRA seguirá con su compromiso de mantener la liquidez de la economía en niveles adecuados para el período de normalizac­ión postpandem­ia. Esto permite prever un escenario con trayectori­as consistent­es de tasas de interés, tipo de cambio y precios.

En virtud de los resultados favorables obtenidos respecto de la reestructu­ración de la deuda pública, el Gobierno nacional logró avanzar en el proceso de reconstruc­ción del mercado de deuda doméstica, logrando en octubre el mayor financiami­ento neto en lo que va del año. El BCRA también utilizó durante estos meses su capacidad de intervenci­ón a través de operacione­s de mercado abierto, a los efectos de auspiciar una mayor liquidez, profundida­d y transparen­cia de los mercados de deuda soberana. Estas acciones permitirán apuntalar el comienzo de una nueva etapa, en la que el mercado de capitales local asuma una importanci­a creciente en la estrategia de financiami­ento del sector público.

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