DE LAS FRAGANCIAS A LOS HOTELES
Empresario de bajo perfil, David Sutton Dabbah supo convertir el negocio familiar de fragancias en un grupo con fuerte presencia en el rubro hotelero y del real estate. Hijo de Saúl Sutton, de su mano la familia tuvo un salto económico en los últimos 35 años. La historia empresarial de la familia comenzó con el arribo de Saúl Sutton a la Argentina desde Alepo, Siria, en 1925. Por aquel entonces tenía 14 años y venía de la mano de su padre, que llegó al país para ser rabino. En la década del 60, Saúl incursionó en la venta de fragancias: trajo el perfume Brut de Faberge, que era furor en los Estados Unidos y Europa. Imitó la fragancia y así nació su primer producto, Crandall. Fundada en 1970, Cannon Puntana es una de las compañías más importantes del rubro. Con presencia en Chile, Paraguay y Uruguay, comercializa marcas como Mujercitas, Pibes, Coqueterías, Paco, Kevin y Ciel.
También, desde 2006, focalizó su estrategia en asociarse con marcas de moda premium y desarrollar la línea de fragancias para brands como Prüne, Paula Cahen D’anvers, La Dolfina, Gino Bogani, Caro Cuore, Cómo quieres que te quiera y Cheeky, entre otras.
A David le gustaban los números: estudió Economía y empezó a trabajar en el área contable de la empresa familiar dedicada a la perfumería. Pero, como él mismo contó en una entrevista, con los años fue reinvirtiendo las utilidades en otros rubros. “En esa instancia uno se convierte en empresario, porque hay que coordinar proyectos y grupos humanos”, enfatizó.
En 1983, un amigo lo convenció de incursionar en el rubro hotelero. El puntapié fue la compra del Alvear Palace Hotel, uno de los cinco estrellas emblemáticos de la Ciudad de Buenos Aires. El empresario lo conocía: había estado allí y hasta quedaba a una cuadra de su oficina. Como presidente y CEO del Grupo Alvear Hotels & Residence, sumó el 50% del Llao Llao Hotel & Resort en Bariloche, Galerías Pacífico y el Village Caballito.
En los últimos años, el grupo siguió con su expansión de sus desarrollos a otras zonas de la Ciudad de Buenos Aires, con la apertura de los hoteles Alvear Art en el corazón de la city porteña y Alvear Icon en Puerto Madero, la compra del Hotel Plaza, y la construcción de la torre residencial más alta de la Argentina (tiene 235 metros) y el emprendimiento más relevante de la Ciudad de Buenos Aires, Alvear Tower.