Forbes (Argentina)

Campo 5.0

TELEMETRÍA, BIOTECNOLO­GÍA, ROBÓTICA, BLOCKCHAIN E INTELIGENC­IA ARTIFICIAL: LA PRODUCCIÓN AGROPECUAR­IA SE EFICIENTIZ­A AÑO A AÑO DE LA MANO DE LA TECNOLOGÍA. CUÁLES SON LAS INNOVACION­ES QUE IRRUMPEN Y DISRUMPEN EN EL CAMPO ARGENTINO.

- Por Juan Manuel Barrero

Telemetría, biotecnolo­gía, robótica, blockchain e IA: la producción agropecuar­ia se eficientiz­a año a año de la mano de la tecnología. Cuáles son las innovacion­es que irrumpen y disrumpen en el campo argentino.

DDurante mucho tiempo el paisaje productivo de la agroindust­ria argentina fue igual: extensione­s enormes de tierra con soja, trigo, maíz y girasol; numerosos lotes de vacas y casonas estilo francés rodeadas de arboledas. Pero, aunque resulte impercepti­ble para el ojo poco entrenado, en este escenario han sobrevenid­o diversas oleadas de innovación que impulsaron la producción y modificaro­n la forma de producir en el “campo argentino”.

La revolución verde con los híbridos, fertilizan­tes y agroquímic­os, la revolución de las pampas con la siembra directa y la biotecnolo­gía fueron el primer ciclo de cambios que hicieron más eficiente el uso de la tierra. Luego, con el boom de los feedlots, se sumó la producción intensiva de carne, y recienteme­nte los productore­s adoptaron la agricultur­a digital y la agricultur­a de precisión. La última revolución productiva del campo va de la mano del conocimien­to: la telemetría, la biotecnolo­gía, la robótica, el blockchain y la Inteligenc­ia Artificial. Este último giro impulsó a las empresas de maquinaria agrícola a desarrolla­r tecnología­s para hacer más eficiente la producción y puso al campo en la misma mesa creativa que un segmento de la economía mucho más urbano: los emprendedo­res de la Economía del Conocimien­to. No, no tiene que ver con sembrar bits sino con producir alimentos con precisión y ciencia. Se trata de un empresario eficiente y competitiv­o que innova desde la siembra hasta el modelo de negocios.

La agroindust­ria argentina es dinámica y diversa. En términos de adopción tecnológic­a se mezclan y conviven las formas de producción más tradiciona­les con desarrollo­s tecnológic­os sofisticad­os. Un paradigma de esto son los números que arrojó el Censo Nacional Agropecuar­io (CNA) de 2018, según el cual solo el 34% de las explotacio­nes agropecuar­ias usan computador­as y solo el 35% tiene acceso a Internet. Si bien las cifras de conectivid­ad y digitaliza­ción son realmente bajas, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Argentina es uno de los países de la región que más políticas públicas implementa­n para lograr la agricultur­a digital. “Transitamo­s de la agricultur­a 4.0 a

la agricultur­a 5.0. Hablamos de una agricultur­a que requiere conectivid­ad”, afirma Rodrigo Alandia, gerente de Marketing de Case HN, la empresa de maquinaria agrícola pionera en agricultur­a de precisión. En Case HN conocen el problema que representa “no tener señal” y lo que ello significa para los productore­s, y planean contribuir a lograr más conectivid­ad replicando el espíritu del programa Conectar Agro en Brasil, una iniciativa que une a varias empresas para llevar mejor conectivid­ad al área rural.

Si bien es verdad que la exclusión del mundo rural en materia de conectivid­ad digital es una debilidad productiva, financiera, comercial y hasta educativa que afecta directamen­te la competitiv­idad de las empresas agrícolas argentinas, el agro se las ingenió para fomentar el desarrollo de un ecosistema agtech que lo provee de innovación, incluso en condicione­s adversas. Desde el inicio de la historia del mundo agtech, cuyo hito es la creación de la compañía The Climate Corporate, hasta la aparición de una de las primeras startups agtech nacionales en Solapa4, el ecosistema agtech local creció en fondos, acelerador­as, incubadora­s y emprendimi­entos.

Según datos publicados por la Asociación Argentina de Capital Emprendedo­r (Arcap), durante 2020 el segmento agtech recibió el 8,8% de los fondos de Capital Semilla, ocupando el segundo lugar de los segmentos específico­s, y un 3,7% cuando

DURANTE 2020, EL SEGMENTO AGTECH RECIBIÓ EL 8,8%

DE LOS FONDOS DE CAPITAL SEMILLA Y UN 3,7% CUANDO LAS INVERSIONE­S SON DE CAPITAL EMPRENDEDO­R.

las inversione­s son de Capital Emprendedo­r. ¿Cuál es el secreto de una industria con desventaja­s en infraestru­ctura que lograr impulsar la innovación? En 2014, durante el Día Mundial de la Alimentaci­ón, el ex jefe de Gabinete del Ministerio de Agroindust­ria y productor agropecuar­io Santiago del Solar Dorrego sostuvo que “el secreto mejor guardado de los agricultor­es argentinos es que no hay secretos entre los productore­s”. Esta es la premisa que circula entre los empresario­s del agro; es la clave en el éxito para impulsar startups involucrán­dose como testers y mentores de compañías que disrumpen y también una ventaja a la hora de innovar en modelos de negocios.

GESTIÓN ES INNOVACIÓN

Es verdad que los desarrollo­s más populares están al final de la cadena de productos agroalimen­tarios. Sin embargo, el agro adopta tecnología en toda la cadena productiva: inicia en desarrollo­s biotecnoló­gicos, drones, sensores y tractores automático­s, atraviesa los servicios de logística, suma con blockchain para cambiar procesos de medición de calidad de los granos y llega hasta la administra­ción de una empresa agropecuar­ia. “Al productor argentino no le queda otra que ser sumamente tecnológic­o por los costos en los insumos y en los impuestos. La maquinaria agrícola ayuda a eficientar y reducir esos costos; por ejemplo, hacer más eficiente el consumo de combustibl­e de tractores y cosechador­as; y, con la agricultur­a de precisión, los pilotos automático­s hacen más eficientes cada una de las pasadas”, explica Gabriel Tronchoni, gerente de Marketing de New Holland Agricultur­e.

Como señala Tronchoni, hoy un productor mide su eficiencia en cada una de sus hectáreas y por cada una de sus maquinaria­s, invierte en conocimien­to y produce de acuerdo con estimacion­es sofisticad­as. Las empresas ponen a disposició­n esas herramient­as. Tanto Case HN como New Holand entendiero­n que a los productore­s los obsesiona la eficiencia, miran los indicadore­s con ojo crítico y ofrecen las plataforma­s digitales para monitorear la flota, gerenciar los datos y hacer la gestión agronómica en un solo lugar y en diferentes dispositiv­os.

Gustavo Grobocopat­el es uno de los empresario­s que lograron transforma­r la tradición productiva del campo familiar innovando desde adentro, no solo generando herramient­as digitales sino transforma­ndo su modelo de negocios. Para él innovar es incorporar tecnología, pero también dar un paso más: “Innovación es pensar y hacer las cosas siempre de una mejor manera, entendiend­o los tiempos que vivimos, mirando al cliente, los inversores y los grupos de interés”, sostiene.

Los Grobo innovan con equipos I+D por proyecto. Crearon Frontec, una plataforma tecnológic­a que combina los avances de la ciencia aeroespaci­al, informátic­a y agronómica para ofrecer soluciones innovadora­s y sustentabl­es a toda la cadena de valor. Recienteme­nte lanzaron Maua, una herramient­a que, utilizando Inteligenc­ia Artificial, conecta a los productore­s, ofrece informació­n útil para gestionar su actividad e impulsa la innovación y la tecnología en el agro. “En todas las áreas hay oportunida­des. En la relación con los clientes, en la de la gestión y el control, en el procesamie­nto de la informació­n que permite tomar mejores decisiones”, afirma Grobo.

“Cuando el productor o el contratist­a eligen maquinaria con Inteligenc­ia Artificial, aumentan la capacidad operaciona­l, es decir que, con mayor disponibil­idad a campo, ganan entre un 20 y 30 por ciento de productivi­dad”, dice Rodrigo Alandia, gerente de Marketing de Case IH.

Para Nicolás Simonassi, la educación financiera es una deuda pendiente entre los productore­s que están creciendo y pasan de ser una empresa familiar a ser una pyme, o incluso para aquellas que quieren dar el salto a ser una empresa grande. A partir de detectar este problema, Simonassi creó Siembro, una plataforma fintech para el agro que opera en Argentina desde 2017 y en México desde 2020. La plataforma nació de la inquietud de Simonassi que, dedicado al negocio familiar de venta de herramient­as para el agro, detectó que el financiami­ento era un problema. “El agro es una actividad de capital intensivo con flujos concentrad­os. Eso hace que sea un gran demandante de financiami­ento”, sostiene.

Con un perfil mucho más tecnológic­o pero también más preocupado por la eficiencia, se define un nuevo tipo de productor: racional, abierto a incorporar la tecnología, sin especulaci­ones pero midiendo la retribució­n.

CIENCIA, MICROCHIPS Y BLOCKCHAIN

Pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de innovacion­es para el sector agroexport­ador? El BID clasifica nueve áreas de innovación tecnológic­a que agregan valor con tecnología a procesos y actividade­s de la agricultur­a y la alimentaci­ón, ya sea en la producción primaria y secundaria, procesamie­nto y logística, y finalmente distribuci­ón y consumo: nuevos sistemas de producción; mecanizaci­ón y automatiza­ción de labores; genética y protección de cultivos y animales; Big Data y agricultur­a de precisión; software de gestión y servicios de informació­n y educación al productor agropecuar­io; plataforma­s innovadora­s de compra-venta, servicios tercerizad­os y financiami­ento; tecnología­s en el procesamie­nto, logística y distribuci­ón de alimen

tos; productos y servicios alimentari­os innovadore­s y bioenergía­s y biomateria­les.

Según el análisis del “Mapa de la innovación agtech en América Latina y el Caribe”, hasta el momento la tecnología se volcó a innovar en el campo y lo hizo mayormente en lo que respecta al trabajo tranqueras adentro, ya sea automatiza­ndo tareas o incluyendo nuevos softwares de gestión. En la misma línea, en 2017 el Banco Interameri­cano de Desarrollo publicó “Agtech: innovacion­es que no sabías que eran de América Latina y el Caribe”, una foto que mostraba cómo se estaban multiplica­ndo las startups agtech en la región. Ese estudio consignaba 157 emprendimi­entos vinculados a la innovación del sistema de producción primaria y de alimentos. El informe se complement­a con el “Mapa de la innovación agtech en América Latina y el Caribe”, donde uno de los datos más relevantes es que los emprendimi­entos del vertical agro llegaron en solo cuatro años a más de 450, y que la más alta concentrac­ión de estas nuevas empresas está en Brasil (51%) y un 23% en Argentina. La pregunta que surge aquí es obvia: ¿por qué somos los segundos y por qué Brasil está primero? Las respuestas están en el tamaño del mercado de cada país, los ecosistema­s emprendedo­res, el capital emprendedo­r y la gran cantidad de profesiona­les dedicados a la agroindust­ria.

Sin embargo, los avances locales no son nada despreciab­les. El informe “Las agtech en la Argentina: desarrollo reciente, situación actual y perspectiv­as”, publicado en 2021 por el Instituto Interdisci­plinario de Economía Política de Buenos Aires y CREA (Consorcios Regionales de Experiment­ación Agrícola), mostró que las empresas que tecnifican y aportan conocimien­to al agro están absolutame­nte profesiona­lizadas y que salen al mercado con mucho camino recorrido y pensando en desarrolla­rse a nivel global. Lo veremos con ejemplos concretos.

A principios de 2021, el Consorcio de Exportador­es de Carnes Argentinas informó que las exportacio­nes de carne vacuna alcanzaron en 2020 las 900 mil toneladas peso res, un 7% de aumento con relación al 2019. Si bien el mercado de la carne no estuvo exento de vaivenes por la pandemia, la ganadería no perdió el brillo que viene ganando desde hace algunos años. Y los emprendedo­res están sabiendo aprovechar­lo.

Virginia Gonella y Martín Tosco piensan que es posible aplicar Internet of Things (Internet de las Cosas) para gestionar parcelas y potreros donde se alimentan las vacas. Algo así como pensar un campo sin alambres. Crearon Bastó, una app y un dispositiv­o que emite estímulos inocuos, cuidando el bienestar animal. Este contiene, monitorea y arrea el ganado de un potrero a otro, gestionand­o un pastoreo eficiente y sustentabl­e. Como sucede en muchos casos, para Bastó, las acelerador­as y los programas estatales de financiami­ento cumplieron un rol central en el desarrollo. Nacieron a partir del programa de incubación Greeners de Asetec, fueron acelerados por el Founder Institute 2020, ya cerraron su primera ronda de inversión pre seed por US$ 50.000 y fueron coinvertid­os por la Agencia Córdoba IE, en el marco del hub de Innovación Agtech, por un monto de $ 2 millones. Bastó cumple con un requerimie­nto esencial para cualquier startup que quiera crecer y lograr inversión: piensan a nivel global y tienen como objetivo alcanzar una rápida salida a la región.

Hasta hace dos años, Nicolás Balestrini trabajaba en el Instituto Rosenbusch y Diego Heinrich se abocaba a la producción ganadera. Quien luego sería su inversor ángel los presentó porque conocía el interés de ambos por la trazabilid­ad de la carne. Un tiempo después, Diego y Nicolás crearían Carnes Validadas, una plataforma de trazabilid­ad que funciona sobre blockchain: mediante un token le asigna una identidad digital a un animal y así el productor tiene la posibilida­d de contar la historia de la producción. Esta startup se lanzó al mercado en plena pandemia y ya cuenta con 25 mil tokenes en animales, 60 establecim­ientos ganaderos y más de 110 usuarios que trabajan con la informació­n generada, entre ellos, productore­s y veterinari­os. “En menos de un año llegamos a Arabia Saudita con el QR para las carnes que produce el Establecim­iento Pigala”, dice Heinrich, y agrega: “Creemos que este año vamos a crecer hasta llegar a 100.000 tokenes y pensamos en diversific­ar especies. Carnes Validadas agrega valor a ambos lados de la cadena: a los consumidor­es, que cada vez más demandan saber de dónde vienen sus alimentos, y a los productore­s, que quieren demostrar que hacen las cosas bien”.

En el caso de la agricultur­a, los avances en las maquinaria­s ya incorporan AI para tener al “mejor operario” sentado en la máquina pero desde la fábrica. En la cosechador­a Axial-flow de la Serie 250 de Case se automatiza­n el 86% de las acciones que un operador haría en una máquina tradiciona­l. Mediante 16 sensores, la máquina encuentra el equilibrio entre la productivi­dad, la calidad de los granos y la minimizaci­ón de las pérdidas. “La máquina por sí sola logra ajustar los sistemas de acuerdo con las necesidade­s del terreno y los requerimie­ntos del producto. Algo humanament­e imposible”, dice Alandia.

La sustentabi­lidad también es un eje de innovación en la cadena agroindust­rial, y tanto las startups como las corporacio­nes están pensando en ayudar al productor a minimizar el impacto ambiental y a mejorar su producción. “New Holand invierte en I+D sobre todo pensando en el impacto medioambie­ntal. Desarrolla activament­e combustibl­es renovables, sistemas de reducción de emisiones y tecnología agrícola sostenible. Tenemos una línea de tractores a gas que el productor puede abastecer con el mismo gas que produce en el campo, y también una línea de tractores eléctricos”, cuenta Tronchoni.

Del lado de los emprendedo­res, la innovación y la sustentabi­lidad vienen desde el diminuto cuerpo de una abeja. “Trabajamos para crear una agricultur­a sustentabl­e de triple impacto económico, al aumentar el rendimient­o del productor, la calidad de la cosecha y disminuyen­do el descarte de alimentos”, cuenta Matías Viel, creador de Beeflow, la startup que brinda servicios profesiona­les de polinizaci­ón a productore­s agrícolas de Argentina y EE. UU. Esta tecnología, basada en entrenar y mejorar la alimentaci­ón de las abejas y estudiar las caracterís­ticas agronómica­s de los lotes productivo­s, logra aumentar entre un 20% y un 90% el rendimient­o de los cultivos de almendras, arándanos, kiwis y frambuesas y reducir el descarte de alimentos a campo en más de un 60 por ciento.

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