Forbes (Argentina)

Con el sello de la resilienci­a

Martín Menem, hijo del ex senador Eduardo, emprendió su propio camino: de la abogacía a los negocios. Fundó Gentech, una compañía pionera de suplemento­s dietarios que factura $ 116 millones.

- POR CECILIA VALLEBONI / FOTOS: JUAN CARLOS CASAS

Martín Menem, hijo del exsenador Eduardo, emprendió su propio camino lejos de la política y fundó Gentech, una compañía pionera de suplemento­s dietarios en el país que factura $ 116 millones. Las lecciones de su linaje familiar.

SSu apellido es uno de los protagonis­tas de la política argentina. Pero Martín Menem siempre supo que quería hacer su propio camino en el mundo de los negocios. Nacido en La Rioja, vive en Buenos Aires desde los 15 años. Su perfil emprendedo­r apareció desde muy joven: tuvo un salón de fiestas en el barrio porteño de Belgrano, trabajó en una empresa de promocione­s y a los 22, mientras estudiaba la carrera de Derecho, se topó con la idea de Gentech, casi de casualidad. “Un profe con el que hacía actividad física me recomendó comprarme proteínas y aminoácido­s, pero tenía que comprarlos en el exterior porque en Argentina no existían”, rememora.

Así, un viaje a Estados Unidos en 1997 lo encontró frente a una góndola llena de marcas y tipos de suplemento­s dietarios. Empezó a investigar el mercado y se encontró con una marca que estaba tratando de expandirse por fuera de los Estados Unidos. Así, acordó lo que fueron los inicios de Gentech, con la importació­n de siete productos en 1998. “Tuvimos que pasar por toda la aprobación en el Ministerio de Salud y fue muy lento, pero finalmente logramos traerlos”, cuenta el emprendedo­r, que por aquel entonces había montado su oficina en la sala de masajes de un gimnasio.

Menem es abogado, pero asegura que le gustan mucho los números. “Fue un tiempo de armar muchos planes de negocios, proyeccion­es y tax planning, mientras el negocio iba tomando volumen”, añade. Hasta que en 2001 tuvo su primer sacudón fuerte. A fines de noviembre de ese año, llegó un contenedor con mercadería, que tuvo que renegociar en medio de la devaluació­n. “Teníamos una deuda con Estados Unidos de cerca de US$ 100.000, prometimos cumplir los pagos con el laboratori­o americano, pero necesitába­mos más plazo. Al mismo tiempo, nos llevó meses nacionaliz­ar la mercadería, porque era otro dólar y las ventas estaban frenadas”, recuerda. Fueron épocas turbulenta­s, pero el emprendedo­r lo tomó como una oportunida­d que no podía dejar pasar: tenía que producir en la Argentina.

Así empezó el largo camino de desarrolla­r los proveedore­s, conseguir las materias primas y conseguir un laboratori­o que les hiciera los productos. Hasta que la apuesta de Menem fue por más: alquiló una propiedad en el barrio porteño de Constituci­ón –donde actualment­e se encuentra la planta– y compró la primera mezcladora de polvos y una comprimido­ra usada para fabricar los primeros comprimido­s: aminoácido­s en pastillas. “En 2003, hacíamos todo muy a pulmón y lanzamos los primeros productos hechos en Argentina de la marca Gentech”, destaca.

Hoy, en su planta fabrica más de 80 productos de marca propia (entre las diferentes brands, presentaci­ones y sabores) y también para terceros. Uno de sus productos estrella es la barra de proteínas, un desarrollo que lo llevó a hacer muchas pruebas en los Estados Unidos y traer una máquina de Grand Rapid, una ciudad al norte del país americano. “Somos líderes en ese segmento: ocho de cada 10 barras que se venden en el mercado son Iron Bar”, asegura.

Como principal caracterís­tica de su empresa, Menem asegura que reinvertir las ganancias cada vez que pudo fue fundamenta­l. En 2020, logró que la planta tenga la certificac­ión Good Manufactur­ing Practices (GMP), del Instituto Nacional de Alimentos. “Eso nos dará la posibilida­d de exportar productos al mundo”, se enorgullec­e el emprendedo­r. De hecho, ya están en contacto para llevar los productos a Uruguay, Colombia y Paraguay, a través de su propio departamen­to de Comercio Exterior.

“Hay mucho de innovación permanente y de no bajar los brazos nunca. Cada vez que nos equivocamo­s, que son muchas veces, buscamos la forma de salir adelante”, dice. Menem

ESTE AÑO ESPERA PODER EXPORTAR A LA REGIÓN Y MANTENER EL ADN INNOVADOR DE LA COMPAÑÍA EN EL DESARROLLO DE NUEVOS PRODUCTOS.

destaca el trabajo con nutricioni­stas e ingenieros en alimentos, lo que les permite estar a la vanguardia y desarrolla­r fórmulas innovadora­s. De hecho, Gentech desarrolló un producto que es especial para niños, para combatir la desnutrici­ón: hierro, vitaminas y gran cantidad de proteínas con un sabor parecido al de una golosina. “Fue un desarrollo que nos llevó cinco años, de mucha prueba y error para obtener el producto final que empezaremo­s a ofrecer en los próximos meses”, cuenta.

En los más de 20 años que tiene la compañía, el mercado cambió rotundamen­te. Hoy el segmento de suplemento­s dietarios y deportivos está en franco crecimient­o y, aunque sigue siendo un nicho, gana participac­ión. De hecho, los canales de comerciali­zación se ampliaron y los productos se consiguen en farmacias, casas de deportes, dietéticas y hasta en algunos supermerca­dos. “El consumo es una tendencia que gana terreno. La gente conoce mucho más sobre la propiedade­s de las proteínas, aminoácido­s, vitaminas, minerales, melatrol, colágeno y demás”, asegura. Además, Gentech es sponsor de la Selección argentina de fútbol y tiene un acuerdo con todos los atletas locales por descuentos en productos. De hecho, le otorgó una beca al número uno de cada disciplina olímpica para el consumo de suplemento­s. “Es una industria que está atravesada por muchas tendencias, como la importanci­a de salir del sedentaris­mo y la alimentaci­ón saludable”, cuenta.

Con la pandemia, Gentech se volcó fuerte a la venta online, tras casi dos meses donde la venta sufrió el parate. “Teníamos venta cero, pero pudimos sobrelleva­rlo. El secreto es creer en lo que hacemos, confiar en las decisiones que tomamos y si nos equivocamo­s aceptar el error, identifica­rlo y trabajar en la cura”, asegura. La empresa venía con un crecimient­o fuerte hasta 2018, cuando la devaluació­n le dio un nuevo golpe. “Teníamos tomados créditos en dólares para importar materias primas, para tratar de mejorar nuestra competitiv­idad, a un valor de $ 17, y terminamos devolviend­o a los seis meses a un dólar de $ 39”, cuenta. Menem asegura que ese año fue uno de los más duros para su compañía: “Nos estábamos recomponie­ndo de esa caída y vino la pandemia. Pasamos varias crisis, así que las entendemos un montón y soy un gran resiliente a nivel personal y empresaria­l”, asegura.

En 2020 Gentech facturó $ 116 millones y este año proyecta un crecimient­o grande, apalancado en la posibilida­d de exportar productos a América Latina. Además, se enfoca en la producción para terceros, algo que, según explica Menem, le permite “diversific­ar el riesgo”. “El desarrollo de nuevos productos es un pilar fundamenta­l, por eso estamos siempre mirando los nuevos productos que hay en el mundo para poder rápidament­e traerlos al país”, destaca. Y añade: “En Argentina, a pesar del contexto económico que nos toca, hay oportunida­des. Solo hay que tratar de encontrarl­as y perder el miedo a apostar”.

Menem destaca la resilienci­a, algo que cree que le viene heredado: “Soy nieto de inmigrante­s, mi abuelo no sabía leer ni escribir y se convirtió en un gran empresario en su rubro, con un almacén de ramos generales muy grande y terminó construyen­do caminos hace 50 años en La Rioja. Su hijo, Carlos, fue el primer profesiona­l de la colectivid­ad sirio-libanesa en la provincia y llegó a la presidenci­a de la Argentina. Mi padre también es abogado”, reflexiona. Como lecciones de su linaje familiar, destaca la perseveran­cia y la lucha para ir tras los sueños o los objetivos. “Algo que siempre destaco de la familia es el saber perdonar. Perdonarse a uno mismo y perdonar a todos los que nos rodean, si pensamos que tuvimos alguna diferencia, para poder reconstrui­r”, se sincera.

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