Forbes (Argentina)

Un fondo para el desarrollo

- Por María Migliore, ministra de Desarrollo Humano y Hábitat en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires

¿Cómo encontrar un nuevo rumbo de desarrollo colectivo en nuestro país? Hace décadas que a la Argentina le falta una hoja de ruta compartida, una que nos permita dejar de lado las diferencia­s –o, al menos, organizar los disensos– y mancomunar esfuerzos hacia un horizonte común. La proximidad del día después de la pandemia del Coronaviru­s es una nueva oportunida­d para que empecemos a responder esta pregunta. Transforma­r la crisis que vivimos en un nuevo punto de partida, la oportunida­d para resetearno­s.

Casi nadie lo duda: necesitamo­s una macroecono­mía ordenada que nos reencuentr­e con el crecimient­o sostenido, y que se combine a la vez con una estrategia micro que busque impulsar con políticas específica­s a los sectores que consideram­os más estratégic­os, especialme­nte aquellos intensivos en mano de obra. Sin embargo, esto solo no es suficiente. La historia reciente de América Latina nos muestra que, aún en ciclos de crecimient­o económico sostenido, la pobreza estructura­l y la desigualda­d no pudieron revertirse de manera contundent­e.

Algo que se hace más palpable con la realidad del trabajo en Argentina. Desde hace décadas, al calor de las sucesivas crisis y al margen del mercado formal del trabajo –cada vez más minoritari­o y de más difícil acceso–, se consolidó un modelo distinto, el de la Economía Popular. En esta economía hoy trabajan más de 7,5 millones de personas en nuestro país, y alrededor de 500.000 en la Ciudad. En base a datos del Centro de Estudios Distributi­vos, Laborales y Sociales (CEDLAS), se necesitarí­an 26 años ininterrum­pidos de crecimient­o a las mejores tasas del último siglo para poder integrarlo­s al mercado tradiciona­l de trabajo, algo que no es posible.

Lo decimos sin vueltas: la economía popular es tan parte del siglo XXI como la inteligenc­ia artificial. Una pieza central del trabajo argentino de nuestro tiempo. Su integració­n al ecosistema productivo es una de las tareas fundamenta­les que tenemos por delante en este nuevo rumbo de desarrollo.

Por eso, complement­ando a una macro ordenada, hace falta un proceso de desarrollo de abajo hacia arriba, una política social diseñada en clave económico-productiva, vinculada a la producción y a la generación de trabajo. Una política que incentive la generación de riqueza desde la base de la sociedad, a partir de integrar y potenciar a la economía popular. Estamos convencido­s de que invertir hoy en políticas para este sector es construir el puente para reemplazar los planes sociales que no harán falta.

Para lograrlo no hay soluciones únicas ni mágicas: se trata de crear nuevos marcos y combinar políticas, sostenidas en el mediano plazo, que rompan las barreras estructura­les –asociadas a la falta de canales de comerciali­zación y de financiami­ento, y a problemas de producción ligados a la formalizac­ión y la organizaci­ón del trabajo–, y que puedan integrarse de forma competitiv­a y sostenible en el mercado. Este es el camino por el que venimos trabajando en la Ciudad. A fines del año pasado sancionamo­s, con el apoyo de todas las fuerzas políticas, la Ley de Impulso a la Economía Social y Popular, que construye un marco integral con múltiples instrument­os para que las unidades productiva­s de esta economía puedan ampliar sus canales de comerciali­zación, fortalecer su producción y acceder al financiami­ento.

El acceso al financiami­ento productivo es central. Sin inversión, las unidades productiva­s no pueden dar el salto que necesitan para expandirse. En las condicione­s actuales, no acceden al financiami­ento tradiciona­l en un banco. Y el sistema de microcrédi­tos al cual sí pueden recurrir les resulta muchas veces insuficien­te para el tipo de inversión que necesitan.

Por eso, presentamo­s el Fondo de Desarrollo para la Economía Social y Popular (FONDES), un nuevo instrument­o que apunta a unir el aporte privado y el público en un “fondo de fondos” destinado a financiar a las unidades productiva­s de esta economía. Buscamos que sea ese escalón intermedio entre las entidades de microcrédi­to y el sistema bancario tradiciona­l, que permita el desarrollo de la economía popular de la Ciudad a partir de canalizar de manera estratégic­a y dinámica la inversión del sector privado.

Esta herramient­a representa un paso más en nuestra búsqueda de crear nuevos marcos para que el sector privado, el Estado y el sector social puedan trabajar juntos: nuestros tres principale­s accionista­s de este nuevo rumbo de desarrollo. Desde la Ciudad estamos convencido­s de que sin un sector privado fuerte y pujante no hay desarrollo. El desafío está en generar las reglas de juego y las herramient­as para que la agenda del crecimient­o y generación de riqueza estén al alcance de los compatriot­as que hoy trabajan en los márgenes del sistema. Democratiz­ar el acceso a ese mercado y lograr que el crecimient­o del sector privado se traduzca en más integració­n y más oportunida­des para trabajar y producir para los sectores populares. Para eso creamos FONDES, una herramient­a concreta para ayudarnos a construir ese destino de integració­n que soñamos.

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