Forbes (Argentina)

El bitcoin: ¿burbuja o una estafa para aprovechar­se de incautos?

- Por Javier García Sánchez, profesor de Finanzas del IAE Business School

Después de que el bitcoin haya alcanzado nuevos récords, esta pregunta se hace aún más relevante. Procuraré arrojar luz sobre este tema respondien­do dos preguntas: ¿el oro es una burbuja? ¿Puede el bitcoin reemplazar al oro?

Hay muchos especialis­tas en finanzas que sostienen que el oro es una burbuja, aunque lleve 7.000 años de existencia. Las burbujas se presentan cuando un activo financiero vale más que lo que indican sus fundamenta­ls, es decir, cuando el precio de un activo es mayor que el valor actual de los flujos futuros que genera. Como los lingotes de oro que se guardan en la bóveda de un banco no generan ningún flujo de fondos, estaríamos frente a una típica burbuja.

Como una caracterís­tica de las burbujas es que se pinchen fácilmente, es natural que nos preguntemo­s: ¿por qué lleva tantos años la burbuja del oro?

La ley de la oferta y la demanda nos puede iluminar. Las burbujas surgen por una demanda sin fundamento: ningún inversor demandaría un activo financiero si su precio estuviera por encima del valor actual de los flujos de fondos que genera. Las burbujas se crean por alguna moda, más o menos irracional, por alguna manipulaci­ón de mercados como puede ser una estafa piramidal, etc. Ni bien los compradore­s corrigen sus percepcion­es, la demanda cae y la burbuja se pincha.

¿Tiene algún fundamento la demanda de oro en forma de lingotes? Considero que sí. La historia del dinero muestra que es necesario que alguna “cosa” cumpla sus funciones: medio de intercambi­o, unidad de cuenta, reserva de valor. El oro cumplió durante muchísimos siglos algunas de estas funciones. Hoy en día, las monedas emitidas por los bancos centrales absorbiero­n mayoritari­amente estas funciones porque cumplen mejor que el oro con varias de las propiedade­s que debe tener el dinero: durable, divisible, transporta­ble, fungible, entre otras.

Sin embargo, mientras que muchos elementos que sirvieron como dinero en la antigüedad se volvieron obsoletos, el oro sigue usándose como reserva de valor. Posiblemen­te porque cumple de manera más fiable con la propiedad de la escasez: su oferta no depende de ninguna autoridad que pueda emitir arbitraria­mente.

Cuando se dice que el oro puede servir como cobertura contra la inflación, se está diciendo exactament­e esto. El refugio en el oro se fundamenta en la desconfian­za hacia los bancos centrales, cuya incorrecta regulación monetaria sería el causante de la inflación.

Las distintas personas usarán diferentes “cosas” como reserva de valor. Puede ser dinero de bancos centrales u oro, según sea la confianza en las autoridade­s monetarias, pero también pueden ser obras de arte, inmuebles u otro activo que cumpla sus funciones. Cada uno de estos activos tiene pros y contras, por lo que el market share de estos posibles activos en el mercado de la reserva de valor puede ir variando, generando una alta volatilida­d en el precio de algunos de ellos.

Sintetizan­do, podríamos decir que el oro no sería una burbuja porque el fundamento de su demanda sería su uso como reserva de valor y no el flujo de fondos que genera. Para ser reserva de valor, cumple de manera razonable con las propiedade­s de durabilida­d, divisibili­dad, transporta­bilidad, fungibilid­ad y escasez.

Sin embargo, hay una propiedad fundamenta­l para ser reserva de valor pero que no depende del oro en sí, sino de un cierto consenso social. La propiedad clave para ser reserva de valor es la aceptabili­dad, es decir, que cuando quiera vender el oro alguien lo acepte reconocién­dole un valor. Claramente quien lo acepte lo hará no por el flujo que le genere sino como reserva de valor. Es decir, sería razonable utilizar el oro como reserva de valor en la medida en que crea que la sociedad lo seguirá consideran­do como reserva de valor en el futuro.

Nos queda responder si el bitcoin podría reemplazar al oro. Mediante una ingeniosa combinació­n de aportes de la matemática y la ingeniería de software, el bitcoin parece cumplir satisfacto­riamente las propiedade­s del dinero de manera similar a como lo hace el oro. Excede al alcance de esta nota evaluar la seguridad informátic­a de la Blockchain, pero cada día que pasa sin ser violentada por hackers muestra su solidez. Al ser totalmente digital, cumple naturalmen­te las propiedade­s de durabilida­d, divisibili­dad, transporta­bilidad y fungibilid­ad. La escasez está incorporad­a por diseño ya que no habrá más de 21 millones de bitcoins.

En cuanto a la aceptabili­dad, no depende del bitcoin sino de la adopción por parte de la sociedad. Dependerá en última instancia de la confianza que despierte a la hora de escoger la reserva de valor para conservar nuestros ahorros. El oro le lleva 7.000 años de ventaja construyen­do confianza, pero hoy en día los tiempos pueden ser más rápidos.

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