Las cinco claves para el país que viene
Conocer el pasado para comprender el presente e imaginar el futuro es una frase que cobra cada vez más sentido. Un repaso por lo que dejó la tercera edición del Forbes Summit Reinventando Argentina. El debate sobre los consensos y reformas necesarias que urgen en la Argentina de hoy. Entrevistas exclusivas con Javier
Milei, Victoria Tolosa Paz y Martín Tetaz, entre otros empresarios, intelectuales, economistas y científicos.
CONOCER EL PASADO PARA COMPRENDER EL PRESENTE E IMAGINAR EL FUTURO ES UNA FRASE QUE COBRA CADA VEZ MÁS SENTIDO. SOBRE TODO EN LA ARGENTINA ACTUAL. EN LA TERCERA EDICIÓN DEL FORBES SUMMIT REINVENTANDO ARGENTINA, EMPRESARIOS, POLÍTICOS, INTELECTUALES, ECONOMISTAS Y CIENTÍFICOS DEBATIERON SOBRE LOS CONSENSOS Y REFORMAS NECESARIAS QUE URGEN EN LA ARGENTINA DE HOY. LA PREMISA: REPENSAR EL PAÍS EN BUSCA DE VISIÓN, CON CORAJE Y LIDERAZGO.
EL ROL DE LA INDUSTRIA
La industria es uno de los pilares fundamentales del empleo y de la economía del país. Claro está que cada sector y cada empresa en particular afrontan desafíos diferentes, sobre todo en un contexto de cambios tecnológicos tan profundos como los que hubo que afrontar en los últimos años.
Germán Greco, director ejecutivo y gerente general de Motorola Mobility para Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia, cuenta cómo lo vive en su compañía: “Nuestra industria está en un momento único. Crecimos mucho los últimos tres años y creamos muchos puestos de trabajo, sobre todo en Tierra del Fuego”. En esa línea, Greco también explica que “a lo largo de los últimos años se sucedieron muchas crisis en el país”. “Nuestro rol es contener eso y empujar para adelante. Tenemos una gran habilidad para adaptarnos y soy positivo de cara a lo que viene”. En este sentido, Fernando López Iervasi, gerente general de Microsoft Argentina, destacó que en su rubro hay pleno empleo y que Argentina en particular tiene un boom del mundo startup y creación de unicornios que aspiran mucho talento. “Hoy el desafío es cómo capacitamos a gran escala. Nosotros implementamos un programa donde durante el primer año entrenamos a 700.000 personas. La capacitación es clave”, asegura el ejecutivo.
Según datos de distintas organizaciones, en los próximos años se van a generar 58 millones de empleos netos. Pero, en este punto, hay un gran desafío que tiene que ver con la formación de las personas. “Estamos viendo una situación que es propia de un cambio de era: tenemos una polarización del mercado del empleo y quienes tienen habilidades digitales, la capacidad de adaptación y resiliencia, trabajo en equipo y son bilingües tienen el mundo a sus pies. Y, por el otro lado, quienes carecen de estas habilidades tienen pocas oportunidades en el mercado laboral”, destaca Paula Altavilla, CEO de Schneider Electric para Argentina, Paraguay y Uruguay.
Para Guillermo Misiano, fundador y CEO de PTP Group, en este contexto de cambio la educación es fundamental: “Es la base y el sistema actual es analógico para un mundo digital”. “Todos los actores de la actividad económica tenemos que esforzarnos para formar a las personas. No basta con esfuerzos puntuales”, reflexiona. Es por eso que las empresas hacen mucho hincapié en la formación de los jóvenes y en la reconversión de perfiles para que estén más capacitados para la demanda del mercado laboral.
Ante esta problemática global, hay particularidades de la Argentina que la hacen aún más compleja. Los ejecutivos coinciden en la importancia de generar incentivos a la inversión, un entorno macroeconómico más estable y con un horizonte a la vista que permita armar planes de negocios sostenibles. “Argentina necesita crecer para incluir. Es necesario que la economía vuelva a crecer de forma sostenible a lo largo del tiempo. Un estudio de Abeceb estima que para que Argentina pueda crecer un 4% anual en los próximos años se requiere un nivel de inversión del orden del 24%. Hoy estamos en el 13%, por debajo del 20% perdemos capacidad instalada”, explica Altavilla.
En este sentido, Greco cuenta que en el caso de Motorola la industria se encuentra en crecimiento y eso se acompaña con mayor empleo. “Mientras el sector crezca, seguiremos en este camino”, destaca.
En el caso de PTP Group, Misiano destaca que como la actividad está ligada al comercio exterior hay una generación fuerte de nuevos puestos de trabajo. Pero todavía quedan desafíos: “Argentina está ante una oportunidad histórica con los cambios que va a tener el consumo por el cambio climático. Somos uno de los principales países con potencial de ge
nerar energía verde. Pero necesitamos las condiciones. Necesitamos reglas claras para mirar a mediano y largo plazo, que permita generar empleo de calidad”, asegura.
ECONOMÍA DEL CONOCIMIENTO
La pandemia aceleró la transformación digital y la economía del conocimiento cobra cada vez mayor importancia. “Es un sector muy dinámico a nivel mundial y creció cuatro veces más que la economía tradicional. Hay innovaciones permanentes que la industria del conocimiento provee al resto de la economía. Lo que cambia son los hábitos de consumo de la sociedad. La Argentina compite en el mundo por radicar la economía del conocimiento. Se produce un ciclo de valor tan interesante que se genera superávit fiscal, por lo que el país tiene que estar en esa carrera”, enfatiza Luis Galeazzi, director ejecutivo de Argencon.
En la misma línea, María Apólito, subsecretaria de Economía del Conocimiento del Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación, coincide en que el sector tiene un potencial “enorme” en general, dentro del cual el segmento dedicado al software es “el más consolidado”. “Tenemos que ir diferenciando estrategias que potencien cada área: la biotecnología, el agro, las vacunas, la sanidad animal, la salud, son todas áreas con un gran potencial que hay mucho por explotar. El régimen de economía del conocimiento sancionado este año apunta a eso, a aumentar la capacidad exportadora, a generar empleo de calidad y permitir a las industrias tradicionales agregar valor. Cualquier pyme del sector textil, metalmecánico o farmacéutico puede ser mejorada en su proceso competitivo por la economía del conocimiento”, amplía.
Como una industria en pleno crecimiento, lo importante es entender cuáles son los factores que favorecen aún más su desarrollo a largo plazo. Los recursos humanos y los talentos son un punto importante. En el sector hay pleno empleo, escasez de talento y competencia global. Pero además está el rol que debe asumir el Estado para darle más fuerza. Y ahí hay dos aspectos que se destacan: la competitividad y la estabilidad macroeconómica. “El Estado debe esforzarse por garantizar una conectividad realmente federal, tener una macroeconomía que permita proyectar en el mediano y largo plazo, y propiciar una interacción más sistemática y virtuosa entre el sector productivo, el científico, el tecnológico y el académico, para desarrollar productos, procesos y patentes. Debemos trasladar los resultados de las investigaciones, de una
universidad, de un centro, a bienes que la Argentina exporte al mundo a través de pymes o de unicornios”, dice Apólito.
“La Ley de Economía del Conocimiento es un buen primer paso pero, si se lo compara con el resto de los países que están en el mismo plan de atracción, aún no es suficiente”, dice Galeazzi.
EL AGRO
El campo es de los grandes sectores de la economía y motor histórico del crecimiento del país. Por capacidad instalada, por sus dimensiones y amplitud, la Argentina es uno de los principales jugadores globales. “No hay dimensión de lo que el sistema complejo del agro puede dar. Algunos piensan que llegó el momento de ordeñarlo. Pero en realidad hay un potencial enorme en el sector, inexplorado. No hay que crear la demanda, vino para quedarse de parte del mundo y es una de las columnas vertebrales sobre las que Argentina puede salir del encierro en el que está”, asegura Gustavo Grobocopatel, fundador del Grupo Los Grobo.
En este sentido, el empresario destaca la oportunidad del país de ver al agro más allá de lo que ocurre en el campo tradicional. Y en ese punto coincide Mariano Bosch, CEO y cofundador de Adecoagro: “El mundo está demandando alimentos y energías renovables producidas en forma sustentable, desde lo ambiental, lo social y lo económico”. “Tenemos una oportunidad clarísima y tenemos todo para ser muy competitivos. Por ejemplo, mediante el concepto de la huella
de carbono, de fijarlo a través de la fotosíntesis, de aprovechar la combinación de suelo y clima para hacer alimentos, energía renovable y hasta elementos de construcción. Ahora aprovechamos la cáscara de arroz para hacer ladrillos, con la bosta de las vacas producimos metano que genera electricidad para los pueblos… Tenemos que seguir pensando en economía circular y presentarnos así al mundo”, dice.
Hacia adelante, los dos empresarios coinciden en el potencial del campo local, más allá de los granos, en los productos agroindustriales o procesados. Hay una clave en el know how. “Argentina puede vender productos sofisticados y tecnología para agricultura extensiva que es muy demandada en lugares donde están más atrasados”, asegura Grobocopatel. El principal obstáculo es el cómo. “Tenemos dificultades de gestión: tenemos que tener más vínculos e integrarnos más al mundo. Sin una base regional es difícil competir en el mundo”, añade el empresario, que destaca además la falta de acceso al mercado de capitales y las barreras para exportar como otras dificultades adicionales.
En Adecoagro se enfocan en el largo plazo. “Soy optimista con la Argentina y con base fundada en lo que venimos haciendo. Soñamos una compañía que se va logrando. La oportunidad es clara y la estamos tomando, avanzando todos los días un poquito”, concluye Bosch.
CONSENSOS BÁSICOS
El punto de partida para pensar la Argentina que viene son los acuerdos y consensos para propiciar el crecimiento económico del país. Educación, modelo económico, integración social y el rol del Estado están entre los principales ejes del debate. Juan Carlos Rabbat, fundador y presidente de la Universidad Siglo 21, destaca que el país se encuentra en un punto de partida: “Tenemos que encarar un programa de desarrollo económico capitalista e integrado al mundo, con un Estado que se ocupe de salud, justicia, seguridad. Si el sistema político no logra imponer ideas de un Estado racional, austero, mínimo, dedicado a lo que tiene que hacer, si no se recurre a la educación como única forma de salir de la pobreza, si no se liberan las fuerzas productivas, no vamos a salir jamás de la decadencia”, advierte.
Desde su rol como fundador de la universidad, destaca la importancia de la educación como base fundamental para el desarrollo futuro. “Es claro que la educación es un valor para la sociedad y el Estado debe hacerse cargo de que hoy no educamos bien. Las pruebas PISA ponen en evidencia esto. Debe haber programas más enfocados al trabajo y debe jerarquizarse el rol docente y la formación de ellos adaptada a los tiempos que corren”, enfatiza.
Por su parte, Daniel Funes de Rioja, presidente de la UIA, de COPAL y del CICYP, considera que la Argentina se encuentra en un punto de inflexión pero eso no necesariamente es optimista. “Hay que ir a acuerdos sobre determinados tipos de políticas, pero esas políticas tienen que ser las cruciales, las vigas maestras sobre las que se apoye la nueva realidad argentina”, explica. Como representante del sector productivo, Funes de Rioja se explaya sobre la relación entre las empresas y el Estado. “La redefinición de roles tiene que implicar la asunción de roles. El rol de la iniciativa privada existe y es central. El Estado debe reconocerlo. Nuestro rol es producir bienes y servicios para un modelo de desarrollo inclusivo, en toda la dimensión de la empresa y de la sociedad. Hay que reconstruir un tejido social que está herido y hay que reconstituir confianza e ir a concertaciones que impliquen abdicación de las pasiones que nos liguen a uno u otro sector”, asegura.
A su vez, Diana Mondino, economista, destaca la demonización del sistema financiero y sus efectos a lo largo de los años. “Mucha gente cree que el mercado de capitales es un problema. Si lo fuera sería muy chiquito porque hemos destruido el mercado financiero. La gente tiene que entender que no hay nada más igualitario que el crédito, para que haya competencia, pero también mejor calidad de vida”, añade la economista. Consultada sobre la relación de la Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI), asegura: “La Argentina quiere que le presten dinero pero después no quiere devolverlo. Lo ha hecho
varias veces, no solo en esta oportunidad. El país gasta más de lo que recauda, tiene un déficit siempre que se acumula y necesita un préstamo. Y Argentina no solo no paga, sino que pide más”, grafica.
CIENCIA Y TECNOLOGÍA
No hay duda del potencial que tiene Argentina en materia de ciencia y tecnología. El país es reconocido a nivel regional como hub de innovación, pero aún le falta salir a competir al mundo. Nicolás Kirchuk, CO-CEO & Co-founder de Biomakers, reconoce el potencial del país y el talento local. El punto más flojo, para el emprendedor, son las condiciones macroeconómicas. “En las condiciones de inversión y financiamiento para las compañías del sector falta dar pasos reales, medidas concretas para generar un salto de calidad, vinculación público-privada, políticas de retención de talentos, generar recursos para incorporar tecnología y tener una visión transversal, gobierne quien gobierne”, dice. En este sentido, destaca que para generar un crecimiento del sector es necesaria la previsibilidad y generar condiciones para que los inversores miren a los desarrollos en el país.
Juan Ignacio Diddi, gerente general de Bristol Myers Squibb Argentina, cuenta que en los últimos dos años la compañía invirtió US$ 80 millones en I+D. “Tenemos un plan de inversión de más de US$ 180 millones para los próximos años. Creo que están dadas las condiciones para lograr el posicionamiento global”, enfatiza. Y añade: “La pandemia puso en manifiesto el valor de la ciencia. No podemos dejar pasar la oportunidad de que esto se mantenga en el tiempo y haya acciones sustentables que nos den previsibilidad, aun en un entorno tan volátil como el argentino”.
Ana Sol Peinetti, licenciada en Ciencias Químicas, doctora en Química (UBA) e investigadora asistente del Conicet, coincide en que la pandemia “mostró que se puede avanzar muy rápido. En cuanto a vacunas y barbijos la ciencia pública y el sector privado trabajaron juntos en los plazos en que la sociedad lo necesitaba. Ayudó a acercarnos a la idea de que en Argentina se pueden hacer proyectos aplicados y que hace falta una institución que vincule ambos sectores. En Estados Unidos las oficinas de vinculación de las universidades funcionan muy bien y son clave”. Este es un punto central para los expertos del sector, que enfatizan en que se debe mejorar la articulación público-privada. “Debe haber una decisión de hacerlo, una política de Estado, y debe haber un diálogo para que se siga desarrollando”, dice Diddi.
Desarrollar el talento local y profundizar las habilidades de ciencia y tecnología es otro de los ejes. “Debemos atraer y retener ese talento para que se potencie en el país. Hay mucho trabajo para hacer en materia de diversidad e inclusión. Para que Argentina sea próspera necesitamos innovar y desafiarnos, a través de políticas diversas para construir un país más justo y sustentable con mirada de largo plazo”, asegura Diddi. Peinetti hace especial hincapié en la atracción de las generaciones jóvenes. “Se debe valorizar el sistema científico para que los más chicos sigan las carreras STEM”, refuerza. Por su parte, Kirchuk añade la importancia –y el desafío– de la retención del talento: “Los recursos de tecnología están muy tentados por compañías del extranjero y todas las condiciones que podamos generar para desarrollar tecnología acá son muy importantes para retener al talento argentino, que es altamente calificado”, destaca.