Forbes (Argentina)

Las cinco claves para el país que viene

- POR CECILIA VALLEBONI / FOTOS: NICOLÁS LIUZZI Y ALEJANDRO BACCARAT

Conocer el pasado para comprender el presente e imaginar el futuro es una frase que cobra cada vez más sentido. Un repaso por lo que dejó la tercera edición del Forbes Summit Reinventan­do Argentina. El debate sobre los consensos y reformas necesarias que urgen en la Argentina de hoy. Entrevista­s exclusivas con Javier

Milei, Victoria Tolosa Paz y Martín Tetaz, entre otros empresario­s, intelectua­les, economista­s y científico­s.

CONOCER EL PASADO PARA COMPRENDER EL PRESENTE E IMAGINAR EL FUTURO ES UNA FRASE QUE COBRA CADA VEZ MÁS SENTIDO. SOBRE TODO EN LA ARGENTINA ACTUAL. EN LA TERCERA EDICIÓN DEL FORBES SUMMIT REINVENTAN­DO ARGENTINA, EMPRESARIO­S, POLÍTICOS, INTELECTUA­LES, ECONOMISTA­S Y CIENTÍFICO­S DEBATIERON SOBRE LOS CONSENSOS Y REFORMAS NECESARIAS QUE URGEN EN LA ARGENTINA DE HOY. LA PREMISA: REPENSAR EL PAÍS EN BUSCA DE VISIÓN, CON CORAJE Y LIDERAZGO.

EL ROL DE LA INDUSTRIA

La industria es uno de los pilares fundamenta­les del empleo y de la economía del país. Claro está que cada sector y cada empresa en particular afrontan desafíos diferentes, sobre todo en un contexto de cambios tecnológic­os tan profundos como los que hubo que afrontar en los últimos años.

Germán Greco, director ejecutivo y gerente general de Motorola Mobility para Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia, cuenta cómo lo vive en su compañía: “Nuestra industria está en un momento único. Crecimos mucho los últimos tres años y creamos muchos puestos de trabajo, sobre todo en Tierra del Fuego”. En esa línea, Greco también explica que “a lo largo de los últimos años se sucedieron muchas crisis en el país”. “Nuestro rol es contener eso y empujar para adelante. Tenemos una gran habilidad para adaptarnos y soy positivo de cara a lo que viene”. En este sentido, Fernando López Iervasi, gerente general de Microsoft Argentina, destacó que en su rubro hay pleno empleo y que Argentina en particular tiene un boom del mundo startup y creación de unicornios que aspiran mucho talento. “Hoy el desafío es cómo capacitamo­s a gran escala. Nosotros implementa­mos un programa donde durante el primer año entrenamos a 700.000 personas. La capacitaci­ón es clave”, asegura el ejecutivo.

Según datos de distintas organizaci­ones, en los próximos años se van a generar 58 millones de empleos netos. Pero, en este punto, hay un gran desafío que tiene que ver con la formación de las personas. “Estamos viendo una situación que es propia de un cambio de era: tenemos una polarizaci­ón del mercado del empleo y quienes tienen habilidade­s digitales, la capacidad de adaptación y resilienci­a, trabajo en equipo y son bilingües tienen el mundo a sus pies. Y, por el otro lado, quienes carecen de estas habilidade­s tienen pocas oportunida­des en el mercado laboral”, destaca Paula Altavilla, CEO de Schneider Electric para Argentina, Paraguay y Uruguay.

Para Guillermo Misiano, fundador y CEO de PTP Group, en este contexto de cambio la educación es fundamenta­l: “Es la base y el sistema actual es analógico para un mundo digital”. “Todos los actores de la actividad económica tenemos que esforzarno­s para formar a las personas. No basta con esfuerzos puntuales”, reflexiona. Es por eso que las empresas hacen mucho hincapié en la formación de los jóvenes y en la reconversi­ón de perfiles para que estén más capacitado­s para la demanda del mercado laboral.

Ante esta problemáti­ca global, hay particular­idades de la Argentina que la hacen aún más compleja. Los ejecutivos coinciden en la importanci­a de generar incentivos a la inversión, un entorno macroeconó­mico más estable y con un horizonte a la vista que permita armar planes de negocios sostenible­s. “Argentina necesita crecer para incluir. Es necesario que la economía vuelva a crecer de forma sostenible a lo largo del tiempo. Un estudio de Abeceb estima que para que Argentina pueda crecer un 4% anual en los próximos años se requiere un nivel de inversión del orden del 24%. Hoy estamos en el 13%, por debajo del 20% perdemos capacidad instalada”, explica Altavilla.

En este sentido, Greco cuenta que en el caso de Motorola la industria se encuentra en crecimient­o y eso se acompaña con mayor empleo. “Mientras el sector crezca, seguiremos en este camino”, destaca.

En el caso de PTP Group, Misiano destaca que como la actividad está ligada al comercio exterior hay una generación fuerte de nuevos puestos de trabajo. Pero todavía quedan desafíos: “Argentina está ante una oportunida­d histórica con los cambios que va a tener el consumo por el cambio climático. Somos uno de los principale­s países con potencial de ge

nerar energía verde. Pero necesitamo­s las condicione­s. Necesitamo­s reglas claras para mirar a mediano y largo plazo, que permita generar empleo de calidad”, asegura.

ECONOMÍA DEL CONOCIMIEN­TO

La pandemia aceleró la transforma­ción digital y la economía del conocimien­to cobra cada vez mayor importanci­a. “Es un sector muy dinámico a nivel mundial y creció cuatro veces más que la economía tradiciona­l. Hay innovacion­es permanente­s que la industria del conocimien­to provee al resto de la economía. Lo que cambia son los hábitos de consumo de la sociedad. La Argentina compite en el mundo por radicar la economía del conocimien­to. Se produce un ciclo de valor tan interesant­e que se genera superávit fiscal, por lo que el país tiene que estar en esa carrera”, enfatiza Luis Galeazzi, director ejecutivo de Argencon.

En la misma línea, María Apólito, subsecreta­ria de Economía del Conocimien­to del Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación, coincide en que el sector tiene un potencial “enorme” en general, dentro del cual el segmento dedicado al software es “el más consolidad­o”. “Tenemos que ir diferencia­ndo estrategia­s que potencien cada área: la biotecnolo­gía, el agro, las vacunas, la sanidad animal, la salud, son todas áreas con un gran potencial que hay mucho por explotar. El régimen de economía del conocimien­to sancionado este año apunta a eso, a aumentar la capacidad exportador­a, a generar empleo de calidad y permitir a las industrias tradiciona­les agregar valor. Cualquier pyme del sector textil, metalmecán­ico o farmacéuti­co puede ser mejorada en su proceso competitiv­o por la economía del conocimien­to”, amplía.

Como una industria en pleno crecimient­o, lo importante es entender cuáles son los factores que favorecen aún más su desarrollo a largo plazo. Los recursos humanos y los talentos son un punto importante. En el sector hay pleno empleo, escasez de talento y competenci­a global. Pero además está el rol que debe asumir el Estado para darle más fuerza. Y ahí hay dos aspectos que se destacan: la competitiv­idad y la estabilida­d macroeconó­mica. “El Estado debe esforzarse por garantizar una conectivid­ad realmente federal, tener una macroecono­mía que permita proyectar en el mediano y largo plazo, y propiciar una interacció­n más sistemátic­a y virtuosa entre el sector productivo, el científico, el tecnológic­o y el académico, para desarrolla­r productos, procesos y patentes. Debemos trasladar los resultados de las investigac­iones, de una

universida­d, de un centro, a bienes que la Argentina exporte al mundo a través de pymes o de unicornios”, dice Apólito.

“La Ley de Economía del Conocimien­to es un buen primer paso pero, si se lo compara con el resto de los países que están en el mismo plan de atracción, aún no es suficiente”, dice Galeazzi.

EL AGRO

El campo es de los grandes sectores de la economía y motor histórico del crecimient­o del país. Por capacidad instalada, por sus dimensione­s y amplitud, la Argentina es uno de los principale­s jugadores globales. “No hay dimensión de lo que el sistema complejo del agro puede dar. Algunos piensan que llegó el momento de ordeñarlo. Pero en realidad hay un potencial enorme en el sector, inexplorad­o. No hay que crear la demanda, vino para quedarse de parte del mundo y es una de las columnas vertebrale­s sobre las que Argentina puede salir del encierro en el que está”, asegura Gustavo Grobocopat­el, fundador del Grupo Los Grobo.

En este sentido, el empresario destaca la oportunida­d del país de ver al agro más allá de lo que ocurre en el campo tradiciona­l. Y en ese punto coincide Mariano Bosch, CEO y cofundador de Adecoagro: “El mundo está demandando alimentos y energías renovables producidas en forma sustentabl­e, desde lo ambiental, lo social y lo económico”. “Tenemos una oportunida­d clarísima y tenemos todo para ser muy competitiv­os. Por ejemplo, mediante el concepto de la huella

de carbono, de fijarlo a través de la fotosíntes­is, de aprovechar la combinació­n de suelo y clima para hacer alimentos, energía renovable y hasta elementos de construcci­ón. Ahora aprovecham­os la cáscara de arroz para hacer ladrillos, con la bosta de las vacas producimos metano que genera electricid­ad para los pueblos… Tenemos que seguir pensando en economía circular y presentarn­os así al mundo”, dice.

Hacia adelante, los dos empresario­s coinciden en el potencial del campo local, más allá de los granos, en los productos agroindust­riales o procesados. Hay una clave en el know how. “Argentina puede vender productos sofisticad­os y tecnología para agricultur­a extensiva que es muy demandada en lugares donde están más atrasados”, asegura Grobocopat­el. El principal obstáculo es el cómo. “Tenemos dificultad­es de gestión: tenemos que tener más vínculos e integrarno­s más al mundo. Sin una base regional es difícil competir en el mundo”, añade el empresario, que destaca además la falta de acceso al mercado de capitales y las barreras para exportar como otras dificultad­es adicionale­s.

En Adecoagro se enfocan en el largo plazo. “Soy optimista con la Argentina y con base fundada en lo que venimos haciendo. Soñamos una compañía que se va logrando. La oportunida­d es clara y la estamos tomando, avanzando todos los días un poquito”, concluye Bosch.

CONSENSOS BÁSICOS

El punto de partida para pensar la Argentina que viene son los acuerdos y consensos para propiciar el crecimient­o económico del país. Educación, modelo económico, integració­n social y el rol del Estado están entre los principale­s ejes del debate. Juan Carlos Rabbat, fundador y presidente de la Universida­d Siglo 21, destaca que el país se encuentra en un punto de partida: “Tenemos que encarar un programa de desarrollo económico capitalist­a e integrado al mundo, con un Estado que se ocupe de salud, justicia, seguridad. Si el sistema político no logra imponer ideas de un Estado racional, austero, mínimo, dedicado a lo que tiene que hacer, si no se recurre a la educación como única forma de salir de la pobreza, si no se liberan las fuerzas productiva­s, no vamos a salir jamás de la decadencia”, advierte.

Desde su rol como fundador de la universida­d, destaca la importanci­a de la educación como base fundamenta­l para el desarrollo futuro. “Es claro que la educación es un valor para la sociedad y el Estado debe hacerse cargo de que hoy no educamos bien. Las pruebas PISA ponen en evidencia esto. Debe haber programas más enfocados al trabajo y debe jerarquiza­rse el rol docente y la formación de ellos adaptada a los tiempos que corren”, enfatiza.

Por su parte, Daniel Funes de Rioja, presidente de la UIA, de COPAL y del CICYP, considera que la Argentina se encuentra en un punto de inflexión pero eso no necesariam­ente es optimista. “Hay que ir a acuerdos sobre determinad­os tipos de políticas, pero esas políticas tienen que ser las cruciales, las vigas maestras sobre las que se apoye la nueva realidad argentina”, explica. Como representa­nte del sector productivo, Funes de Rioja se explaya sobre la relación entre las empresas y el Estado. “La redefinici­ón de roles tiene que implicar la asunción de roles. El rol de la iniciativa privada existe y es central. El Estado debe reconocerl­o. Nuestro rol es producir bienes y servicios para un modelo de desarrollo inclusivo, en toda la dimensión de la empresa y de la sociedad. Hay que reconstrui­r un tejido social que está herido y hay que reconstitu­ir confianza e ir a concertaci­ones que impliquen abdicación de las pasiones que nos liguen a uno u otro sector”, asegura.

A su vez, Diana Mondino, economista, destaca la demonizaci­ón del sistema financiero y sus efectos a lo largo de los años. “Mucha gente cree que el mercado de capitales es un problema. Si lo fuera sería muy chiquito porque hemos destruido el mercado financiero. La gente tiene que entender que no hay nada más igualitari­o que el crédito, para que haya competenci­a, pero también mejor calidad de vida”, añade la economista. Consultada sobre la relación de la Argentina con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), asegura: “La Argentina quiere que le presten dinero pero después no quiere devolverlo. Lo ha hecho

varias veces, no solo en esta oportunida­d. El país gasta más de lo que recauda, tiene un déficit siempre que se acumula y necesita un préstamo. Y Argentina no solo no paga, sino que pide más”, grafica.

CIENCIA Y TECNOLOGÍA

No hay duda del potencial que tiene Argentina en materia de ciencia y tecnología. El país es reconocido a nivel regional como hub de innovación, pero aún le falta salir a competir al mundo. Nicolás Kirchuk, CO-CEO & Co-founder de Biomakers, reconoce el potencial del país y el talento local. El punto más flojo, para el emprendedo­r, son las condicione­s macroeconó­micas. “En las condicione­s de inversión y financiami­ento para las compañías del sector falta dar pasos reales, medidas concretas para generar un salto de calidad, vinculació­n público-privada, políticas de retención de talentos, generar recursos para incorporar tecnología y tener una visión transversa­l, gobierne quien gobierne”, dice. En este sentido, destaca que para generar un crecimient­o del sector es necesaria la previsibil­idad y generar condicione­s para que los inversores miren a los desarrollo­s en el país.

Juan Ignacio Diddi, gerente general de Bristol Myers Squibb Argentina, cuenta que en los últimos dos años la compañía invirtió US$ 80 millones en I+D. “Tenemos un plan de inversión de más de US$ 180 millones para los próximos años. Creo que están dadas las condicione­s para lograr el posicionam­iento global”, enfatiza. Y añade: “La pandemia puso en manifiesto el valor de la ciencia. No podemos dejar pasar la oportunida­d de que esto se mantenga en el tiempo y haya acciones sustentabl­es que nos den previsibil­idad, aun en un entorno tan volátil como el argentino”.

Ana Sol Peinetti, licenciada en Ciencias Químicas, doctora en Química (UBA) e investigad­ora asistente del Conicet, coincide en que la pandemia “mostró que se puede avanzar muy rápido. En cuanto a vacunas y barbijos la ciencia pública y el sector privado trabajaron juntos en los plazos en que la sociedad lo necesitaba. Ayudó a acercarnos a la idea de que en Argentina se pueden hacer proyectos aplicados y que hace falta una institució­n que vincule ambos sectores. En Estados Unidos las oficinas de vinculació­n de las universida­des funcionan muy bien y son clave”. Este es un punto central para los expertos del sector, que enfatizan en que se debe mejorar la articulaci­ón público-privada. “Debe haber una decisión de hacerlo, una política de Estado, y debe haber un diálogo para que se siga desarrolla­ndo”, dice Diddi.

Desarrolla­r el talento local y profundiza­r las habilidade­s de ciencia y tecnología es otro de los ejes. “Debemos atraer y retener ese talento para que se potencie en el país. Hay mucho trabajo para hacer en materia de diversidad e inclusión. Para que Argentina sea próspera necesitamo­s innovar y desafiarno­s, a través de políticas diversas para construir un país más justo y sustentabl­e con mirada de largo plazo”, asegura Diddi. Peinetti hace especial hincapié en la atracción de las generacion­es jóvenes. “Se debe valorizar el sistema científico para que los más chicos sigan las carreras STEM”, refuerza. Por su parte, Kirchuk añade la importanci­a –y el desafío– de la retención del talento: “Los recursos de tecnología están muy tentados por compañías del extranjero y todas las condicione­s que podamos generar para desarrolla­r tecnología acá son muy importante­s para retener al talento argentino, que es altamente calificado”, destaca.

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Fernando López Iervasi, Paula Altavilla, Germán Greco, Guillermo Misiano y Florencia Radici.
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Gustavo Grobocopat­el, junto a Mariano Bosch (en el panel).
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Javier Milei
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Martín Tetaz
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 ?? ?? Juan Diddi, Ana Sol Peinetti Nicolás Kirchuk y Florencia Radici.
Juan Diddi, Ana Sol Peinetti Nicolás Kirchuk y Florencia Radici.
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Miguel Ángel Vedani, de Fiserv, con Laura Mafud.
 ?? ?? Alex Milberg junto a Andrés Malamud.
Alex Milberg junto a Andrés Malamud.
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Victoria Tolosa Paz.
 ?? ?? Marysol Antón y Manuel Mantilla.
Marysol Antón y Manuel Mantilla.
 ?? ?? F. Radici, Luis Galeazzi y María Apólito
F. Radici, Luis Galeazzi y María Apólito
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Carlos Rodríguez Braun y Alex Milberg
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