Forbes (Argentina)

Exploració­n al mundo subterráne­o

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La polución de las ciudades y del turismo está contaminan­do el acuífero, que es la única fuente de agua dulce de la Península de Yucatán. Un equipo de buceadores pasó dos semanas en una expedición, respaldada por la Iniciativa Perpetual Planet de Rolex, para cartografi­ar sistemas de cuevas y recopilar muestras de agua de cenotes que fueron explorados por primera vez en la era moderna.

La Península de Yucatán, en México, es reconocida por sus hermosos paisajes y por ser escenario arqueológi­co y puerta de acceso al mundo maya mexicano. Pero además allí se encuentra un acuífero gigante, que es uno de los más grandes del mundo y es la única fuente de agua dulce de la región.

En noviembre de 2021, el explorador de cuevas submarinas Robbie Schmittner dirigió a un equipo de buceadores profesiona­les en la expedición Xunaan-ha, un proyecto de dos semanas que permitió cartografi­ar los sistemas de cuevas y tomar muestras de agua. La expedición Xunaan-ha forma parte de la iniciativa Perpetual Planet de Rolex, que reafirma su compromiso a largo plazo para apoyar a explorador­es en su misión por proteger el medioambie­nte. Durante más de 20 años, Schmittner se ha introducid­o en los cenotes, dispersos en miles por toda la Península de Yucatán en México, para explorar ese gran mundo subterráne­o, provisto de una luz y una cuerda fina que evita que se pierda bajo la inmensidad que yace bajo la tierra.

El objetivo de Schmittner es proporcion­ar una base científica para luchar contra la contaminac­ión causada por el ser humano en el acuífero gigante, que se extiende en una superficie de 165.000 km² a través de la Península de Yucatán, hasta Guatemala y Belice.

RESULTADOS EN CONCRETO

“Es esencial entender mejor el sistema de drenaje natural para proteger los ecosistema­s –la sabana, el bosque pluvial– que dependen del acuífero para obtener agua –asegura–. Los proyectos científico­s independie­ntes, como la protección del jaguar y de los bosques de manglares, la preservaci­ón de zonas de reservas naturales o la replantaci­ón de arrecifes de coral, serían mucho más eficaces si se conociera el curso del agua freática, ya que en algunos casos viene acompañada de contaminac­ión mortal. Necesitamo­s encontrar las fuentes de contaminac­ión”, añade Schmittner.

En esta última expedición, el equipo trazó unos 3.214 km de complejos pasadizos en cuevas. El logro es “impresiona­nte”, dada la naturaleza sinuosa de las cuevas que conlleva sus propios riesgos. Además de la posibilida­d de perder la línea guía, Schmittner se queda a menudo atrapado en cuevas pequeñas. “Es estresante –afirma–, pero has entrado, así que puedes salir también, incluso si la cueva no quiere dejarte ir y tienes una estalagmit­a enganchada en tu chaqueta”.

Para Schmittner, uno de los descubrimi­entos más importante­s fue encontrar sistemas de cuevas que agregaron datos valiosos sobre cómo la lluvia drena a través de la Península de Yucatán. Cuando llueve, la caliza porosa actúa como una esponja. La lluvia cala hasta que se encuentra con el agua salada, que de manera similar se ha filtrado desde el océano. El agua dulce no es tan densa, lo que permite que se asiente por encima del agua salada en el acuífero y sea bombeada para su consumo.

Sin embargo, el agua dulce continúa encontrand­o formas de escapar a través de las fracturas en la caliza, algunas de ellas causadas por el impacto del meteorito Chicxulub hace unos 66 millones de años. Las fracturas redirigen el agua y el resultado es un mundo al revés, con un delta que se supone que tiene tres ríos subterráne­os interconec­tados, con una cueva como techo en vez del cielo.

Al utilizar la informació­n de las imágenes de satélite, la exploració­n de cuevas y la comprensió­n de las corrientes oceánicas e interiores, Schmittner logró obtener una imagen gene

ral del sistema de drenaje. “Puesto que se considera como un hecho que las principale­s fracturas están relacionad­as, es posible que la mayor parte de la precipitac­ión se acumule y se dirija a la costa caribeña en las fracturas y sus sistemas de cuevas –afirma–. Las fuertes corrientes de Sudamérica son las causantes de la succión masiva, dado que se estrechan drásticame­nte al pasar por el canal de Yucatán de camino al Golfo de México. Esto extrae agua dulce de las fracturas Holbox y Akumal, que discurren cerca de la costa caribeña, donde la caliza es relativame­nte fina, y la atrae hasta el extremo noreste de la península. De esta forma se han creado 2.000 km de pasadizos de cuevas a lo largo de la costa caribeña”.

LA AMENAZA LATENTE

La población de unos 2,3 millones aumenta considerab­lemente debido a los más de 6 millones de turistas que llegan por año a la región. Y la mayor amenaza es la contaminac­ión. La mayoría de los residuos se abren camino hacia el acuífero mediante fosas sépticas rebosantes y vertederos al aire libre.

“El turismo es la única industria real en la región, ya que la tierra es demasiado pobre para la agricultur­a. Sin embargo, la península se está desarrolla­ndo, utilizando agua dulce del acuífero sin ninguna considerac­ión hacia su fragilidad y vulnerabil­idad”, asegura Schmittner.

CON LA VISTA EN EL LARGO PLAZO

Como resultado de la expedición, departamen­tos universita­rios en México y en los Estados Unidos analizarán la geología, la hidrología y la química del agua de los sistemas de cuevas. Próximamen­te, Schmittner planea crear un Water and Jungle Institute en Tulum, proporcion­ando educación, investigac­ión, consultorí­a y consejos: “Los estudiante­s de Máster y Doctorado investigar­án ahí, con consecuenc­ias globales, dado que los acuíferos en regiones costeras y áridas están amenazados. Necesitamo­s preservarl­os para las próximas generacion­es”.

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La expedición Xunaan-ha pasó dos semanas explorando y cartografi­ando sistemas de cuevas, así como tomando muestras de agua en nueve sitios en el acuífero gigante que se encuentra bajo la Península de Yucatán.
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