Forbes (Argentina)

¿Biden aplicará controles de precios para combatir la inflación?

- Por Steve Forbes, editor de Forbes en Estados Unidos y nieto del fundador de la revista, B.C. Forbes

Para evitar la culpa del aumento de los precios, el presidente Joe Biden y su equipo están culpando a las empresas codiciosas, principalm­ente a los procesador­es de carne, productore­s de petróleo y gas, y compañías farmacéuti­cas. Se habla cada vez más de que, si la inflación no disminuye pronto, la Casa Blanca puede imponer –y cito textual– controles de precios “temporales” a productos sensibles a los votantes, como la carne, el pollo, el combustibl­e para calefacció­n y varios medicament­os recetados. Esto será desastroso como lo demostraro­n varios miles de años de experienci­a: los controles no funcionan. De hecho, empeoran las cosas porque atacan los síntomas, no la causa subyacente, que es la disminució­n del valor de la moneda.

Los gobiernos siempre buscan chivos expiatorio­s de la inflación. El Imperio Romano culpando a los cristianos, Europa saltando a las brujas durante la época medieval, o el presidente Nixon señalando con el dedo a los especulado­res y los productore­s de petróleo árabes por la gran inflación de la década de 1970.

Al bajar artificial­mente los precios, los controles aumentan la demanda de los productos y perjudican la creación de más productos de este tipo, porque los productore­s no pueden cubrir sus costos crecientes. Tomemos el objetivo favorito de la Casa Blanca: la carne. La demanda de carne en todo el mundo se disparó durante la pandemia. Ese aumento inesperado hizo subir los precios. Por eso las ganancias de los procesador­es de carne aumentaron temporalme­nte. Pero eso cambiará a medida que aumenten los costos de producción, del transporte debido a la escasez de conductore­s y a los precios significat­ivamente más altos del combustibl­e. Otros materiales como el packaging también son más costosos. Entonces hay una grave escasez de mano de obra. Los salarios están subiendo, lo que también significa precios elevados. Esas jugosas ganancias no van a durar. No obstante, la administra­ción de Biden está imponiendo más regulacion­es y está dispuesta a gastar US$ 1.000 millones para subsidiar pequeños procesos regionales para promover la competenci­a. Las compañías de petróleo y gas siempre son un objetivo político popular, y más aún en períodos inflaciona­rios como este. La administra­ción de Biden asumió arrasando la industria, cancelando oleoductos, restringie­ndo la exploració­n y producción, y dejando en claro que el objetivo a largo plazo del presidente era enviar a estas empresas al cementerio corporativ­o. No es de extrañar: los precios del combustibl­e se dispararon como un cohete. Ahora, la Casa Blanca está rogando a la OPEP rusa que aumente la producción, y sus productore­s nacionales están amenazados.

Los controles de precios de los medicament­os recetados matarían la innovación, que es lo que sucedió en Europa. Las compañías farmacéuti­cas alguna vez fueron una fuente de nuevos medicament­os, pero incapaces de recuperar el alto costo de desarrolla­r estos medicament­os y dispositiv­os médicos. Las causas fundamenta­les de la inflación actual son la escasez provocada por políticas de pandemia mal concebidas y la creación de demasiado dinero por parte de la Reserva Federal.

Los controles de precios no funcionaro­n en el pasado. Empeorarán los problemas en el futuro.

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