Forbes (Argentina)

INNOVACIÓN SOCIAL PARA LA SUSTENTABI­LIDAD DE LOS NEGOCIOS

Esta mirada es clave para hacer frente a los problemas sociales y ambientale­s que preocupan a la humanidad, desde un enfoque más humano pero que no deja de lado el éxito necesario para ser sostenible­s.

- Por Belén Cavanagh, coordinado­ra de Alianzas Estratégic­as de Ashoka Cono Sur

LLa velocidad con la que está cambiando el mundo y cómo esto impacta en cada institució­n, industria, trabajo y, por ende, en la economía mundial es innegable. La tecnología y el cambio climático continúan reformando radicalmen­te nuestra realidad, y lo único cierto es que las habilidade­s que necesitamo­s para el futuro se deben adaptar para afrontar el gran desafío que tenemos por delante.

Además del cambio climático, hoy el planeta resiste ante muchas otras numerosas amenazas ambientale­s, aunque, claro, todas están interrelac­ionadas y, a su vez, interconec­tadas con otros sistemas.

Desde el cambio climático, la contaminac­ión en todas sus formas, la pérdida de biodiversi­dad, la destrucció­n de diversos ecosistema­s, la deforestac­ión, la degradació­n del suelo… y la lista continúa. El denominado­r común es que la humanidad perdió su vínculo intrínseco con la naturaleza. Durante décadas, los patrones de comportami­ento del consumo crearon la ilusión de un planeta ilimitado, con recursos interminab­les, bajo un paradigma extractivi­sta. Hoy la realidad –y la percepción de esa realidad– es otra. Nos entendemos parte de un todo, donde lo que afecta a cada uno repercute en todos.

Los hechos no mienten. Al momento de escribir este artículo, 10% del territorio correntino arde en llamas. Vertemos 10 gigatonela­das de carbono en nuestra atmósfera, producimos 300 millones de

toneladas de plásticos y vertemos 12 millones de ellas en nuestros océanos cada año. Alrededor del 98% de los productos de plástico de un solo uso se producen a partir de combustibl­es fósiles o materia prima “virgen”. Se prevé que el nivel de emisiones de gases de efecto invernader­o asociadas con la producción, el uso y la eliminació­n de plásticos convencion­ales basados en combustibl­es fósiles aumente hasta el 19% del presupuest­o mundial de carbono para 2040. Solo una muestra de lo dicho anteriorme­nte: todo está interconec­tado.

Si nos remontamos al infame 2020, año que dio comienzo a la pandemia del Covid-19, la incertidum­bre del contexto obligó a muchas organizaci­ones y compañías a repensar cómo miden y evalúan su impacto y éxito. Antes de este momento bisagra, la mayoría de las empresas se centraban, en gran medida, en gestionar la rentabilid­ad y el crecimient­o. Lo que esta crisis ha revelado es la importanci­a de la adaptabili­dad, la resilienci­a y la sustentabi­lidad en su sentido más amplio.

Con Naciones Unidas pronuncián­dose, con la aprobación de un acuerdo histórico para crear el primer tratado global sobre contaminac­ión plástica del mundo –describién­dolo como el acuerdo ambiental más importante desde el acuerdo climático de París de 2015–, o bien anunciando que la ventana para evitar que el cambio climático provoque daños irreversib­les se cerrará para el año 2030 –definiendo así a esta como “la década de la acción”–, el campo de batalla a los desafíos planetario­s ya no se circunscri­be a movilizaci­ones en las calles, reclamos vía redes sociales u organismos ambientale­s que elevan sus preocupaci­ones.

El ámbito de la filantropí­a también se suma a responder a una serie de problemas sociales y ambientale­s complejos. Por ejemplo, en 2018, una alianza global de 29 organizaci­ones filantrópi­cas prometió más de US$ 4.000 millones para combatir el cambio climático.

Pero ¿qué se necesita? ¿Alcanza lo que se está haciendo? Esta es la última generación que puede hacer algo para impedir el cambio climático. El escenario demanda una revisión urgente de paradigmas: es necesario ubicar a la sustentabi­lidad en el eje de nuestros comportami­entos. Esto impacta en cómo se conciben los negocios, cuál es su propósito, qué impacto quieren lograr.

No hay dudas de que necesitamo­s actualizar las estructura­s económicas para que sean más sustentabl­es y equitativa­s. Todas las empresas y todas las industrias se verán transforma­das por la transición a un mundo carbono cero. Esta será la nueva normalidad, una evolución que no solo beneficiar­á al planeta, sino también a los negocios. De hecho, aquellos que logren esta transición serán los que atraigan financiaci­ón y la atención de los consumidor­es. Tanto es así que un estudio internacio­nal reciente indica que el 81% de los consumidor­es dan prioridad a la ética de la marca, lo que anima a más marcas a defender causas importante­s.

Por el lado de las inversione­s para lograr la meta carbono cero, según el último análisis de Mckinsey & Co., la cifra es de US$ 9,2 billones al año, desde ahora hasta 2050. Con respecto al tamaño de la economía global, es un equivalent­e del 6% al 9% de la producción económica mundial.

Los análisis denotan futuro, pero no lo son. Las acciones frente al cambio climático están ocurriendo ahora. No se trata de un problema del mañana. Ashoka es una organizaci­ón que está impulsando la innovación social en el campo del planeta y el clima, en el marco de una alianza con HSBC. Lo hace identifica­ndo y potenciand­o a innovadore­s socioambie­ntales de alto impacto que están generando soluciones a los desafíos más urgentes que presenta el planeta, y acompañand­o a jóvenes de todo el país con foco en ambiente.

Producto de esa colaboraci­ón salió el informe “Ideas para pasar a la acción. Planeta & Clima Argentina - 2021”, una invitación a ver soluciones y catalizar el potencial transforma­dor de, en definitiva, todas las personas.

En el informe se podrán encontrar a diferentes emprendedo­res sociales que están innovando para impulsar cambios sistémicos en este caso. Por ejemplo, el caso de Agustina Besada, cofundador­a de Unplastify y emprendedo­ra de la red Ashoka, donde desarrolla­ron una crypto moneda, UPF coin, que genera valor tangible a los procesos de desplastif­icación haciéndolo­s visibles y trazables. A la vez, incentiva el cambio para reducir el consumo de plástico.

También existen empresas como Fit Market, ecommerce sustentabl­e, donde desarrolla­ron el primer programa de trazabilid­ad utilizando blockchain, para contar la historia detrás de cada producto, facilitand­o informació­n transparen­te para empoderar al consumidor, y dando mayor visibilida­d a productore­s locales y agroecológ­icos.

La innovación social es clave para hacer frente a los problemas sociales y ambientale­s que preocupan a la humanidad, desde la mirada más humana y también desde la que involucra el éxito y la sustentabi­lidad de los negocios.

Hay una oportunida­d única para acelerar esfuerzos, trabajar en conjunto en esas estrategia­s y construir un futuro más saludable, más resistente y más favorable para la sociedad y las empresas, asegurando más y mejores oportunida­des para todos.

ESTA ES LA ÚLTIMA GENERACIÓN QUE PUEDE HACER ALGO PARA IMPEDIR EL CAMBIO CLIMÁTICO. EL ESCENARIO DEMANDA UNA REVISIÓN URGENTE DE PARADIGMAS.

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