LAS CLAVES DE UN SECTOR QUE BUSCA SER POTENCIA
Protagonistas de la salud, la investigación y del Gobierno se hicieron presentes en Health in Action Summit, un encuentro organizado por Forbes para debatir sobre el futuro de la salud en el país y la región. Los desafíos por delante y las oportunidades de negocios que se abren en la nueva realidad. Reflexiones sobre una industria que supo colocar a la Argentina en los mejores lugares del ranking de países.
Cse convirtió en un tema de conversación en todos los ámbitos, algo que sin duda se incrementó después de los últimos dos años que le tocó atravesar al mundo entero. Pandemia mediante, la gestión del sector público y privado –donde intervienen diversos prestadores, laboratorios y profesionales médicos– fue tema de los medios de comunicación y muchos actores del sector.
Uno de los debates que están instalados hace años es qué posibilidades reales tiene la Argentina de convertirse en un polo de desarrollo científico con foco en la salud. Desde el punto de vista regional, si se suma el sistema científico público privado del país, es uno de los más desarrollados y que presentan mayores oportunidades.
“Nuestra visión es que la salud es un servicio, un derecho y también una industria. Con la pandemia, casi un 40% de los proyectos que se aprobaron para financiamiento tuvieron que ver con la salud”, explica María Apólito, subsecretaria de Economía del Conocimiento del Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación. Por su parte, la titular del CONICET, Ana Franchi, destaca la labor que desde el organismo se lleva a cabo para evitar que los científicos se marchen del país y que los que logran emigrar para completar sus estudios retornen con el conocimiento adquirido. “Pudimos cerrar la canilla de científicos que emigran. Tenemos el objetivo de promover el retorno pero también federalizar la actividad de investigación y descentralizar la actividad que está muy concentrada en Capital Federal y Gran Buenos Aires”.
La vinculación entre tecnología e investigación científica tiene hoy sus niveles más altos de acuerdos y articulación. “En los últimos 25 años, las tecnologías aplicadas a medicina permitieron incrementar en 7,5 años la sobrevida de la población mundial y eso se debe en gran medida al desarrollo de medicamentos innovadores”, asegura Nicolás Vaquer, titular de la Cámara Argentina de Especialidades Medicinales (CAEME) y gerente general de Pfizer Argentina.
Otro punto que ganó especial relevancia en los últimos dos años –con todo lo que tuvo que ver con los desarrollos por Covid-19, pero que bien podría extenderse a otras patologías– es la posibilidad de que la Argentina se convierta en el corto plazo en un referente mundial de ensayos clínicos. Vaquer lo pone en números: Argentina tiene 20.000 pacientes en estudios clínicos por año. Para el sector de la salud, el desarrollo de esta actividad implica tener acceso a tecnología de última generación y alcanzar estándares de calidad e inversión. “Los ensayos clíni
omo nunca antes la salud
cos son en esencia exportación de servicios. Por ejemplo, generaron $ 20.000 millones en los últimos años. Hoy, Argentina es líder en la región y está en el puesto 14 a nivel global de países con mayor cantidad de estudios clínicos. Tenemos que tener el objetivo de estar entre los primeros cinco países a nivel global”, se entusiasma.
En este sentido, Franchi señala que el área de salud y biomedicina es la más desarrollada en el CONICET y eso permite que hoy la Argentina tenga cuatro posibles vacunas de diseño local para combatir el Covid-19. “Una ya está aprobada para comenzar la fase clínica por ANMAT”, refuerza. Por su parte, Apólito adelanta la posibilidad de que se apruebe una ley para promover los estudios clínicos en la Argentina. “Tenemos que exportar el conocimiento que se genera en el sector salud en asociación con los privados y no las horas de desarrollo. Por eso siempre les pedimos a las empresas que radiquen un centro de desarrollo en el país”, dice. Y añade: “Apuntamos a una ley o un programa nacional para que la Argentina se potencie a nivel mundial en estudios clínicos. Pronto tendremos un marco normativo específico que permita la capacitación en hospitales públicos en todas las provincias y facilite la infraestructura para potenciar este sector dentro de la industria de la salud”.
EFICIENTE Y SUSTENTABLE
“El sistema de salud argentino está en crisis hace años, fragmentado, aunque siempre dio respuesta. La articulación pública y privada que dejó la pandemia no debe desaprovecharse y hay que llegar a la eficiencia de recursos. Pero es responsabilidad de todos: la sociedad tiene que involucrarse en tener buenos hábitos”, asegura Fernando Werlen, director general del Grupo Sancor Salud. El ejecutivo destaca el buen nivel del sistema de salud, la calidad científica y tecnológica, pero advierte: “En el interior tiene dificultades para ser renovada. Hay buena base pero lo social es clarísimo y ahí hay que apuntar. La tecnología no sirve frente a un chico desnutrido”. Además sostiene que hay que “ganar consenso y continuar con una discusión que está abierta” en procura de la articulación de los sistemas públicos y privados y ser más eficientes para que “la buena salud llegue a todos los argentinos”.
“Tenemos que construir un modelo distinto de salud, más fluido, colaborativo en todos los niveles, que sea sustentable y accesible. Para eso hay que descomprimirlo, que el paciente sea el centro pero no cuando está enfermo sino antes: trabajar en acceso primario, prevención y educación”, afirma Lorice Scalise, gerente general de Roche Pharma Argentina. En este escenario, la ejecutiva se muestra optimista: “Recorrí varias provincias y veo iniciativas en las que se intenta encontrar formas de dar acceso más temprano y con menos costos. Todos somos responsables de esa construcción”.
Por su parte, el gerente general de Laboratorios Bagó, Edgardo Vázquez, precisa que Argentina tiene la misma cantidad de empleados registrados que hace 30 años, por lo que “la posibilidad de financiamiento del sistema no
crece” y se requiere una “discusión mucho más profunda sobre equidad y consensos”. También cree que, si bien en líneas generales el sistema respondió bien al pico de estrés que provocó la pandemia de Covid-19 y que la cantidad de médicos –unos 140.000 profesionales– y de camas es “la misma que cualquier país desarrollado”, el problema se presenta con la infraestructura y su distribución.
“El gran desafío es la eficiencia y la reforma del sistema de salud. Pero la gente tiene que llegar viva a los 50 años para que pueda exigir un medicamento. El país debe ser capaz de garantizar alimento, agua potable, servicios sanitarios, educación y vivienda. Todo eso es más importante que el último fármaco. Los países que avanzan hicieron eso”, destaca Marcelo Marchetti, director médico del Hospital Italiano.
El experto considera que los tres subsistemas –el privado, el público y el de las obras sociales– “dicen que están subfinanciados pero la so
ciedad asume que los actuales son los recursos que quiere destinar a la salud. Y los fondos deben salir de los impuestos, de los que trabajan y aportan o de los que pagan por los servicios”. “En la salida de la pandemia, la demanda contenida de consultas, más la inflación sin ajuste de precios del primer año del Covid-19, nos dejó casi un 25% abajo. Eso hace que haya un deterioro en la calidad y, como nosotros en el Hospital Italiano no lo aceptamos, empiezan los problemas de accesibilidad y de demoras en los turnos. Pero mientras tanto nadie cuestiona los aumentos de los seguros de los autos… La percepción es que la salud es un derecho y no hay que pagar por ella. Pero lo cierto es que se paga: con impuestos, con trabajo, con la cuota, esperando o recibiendo peor calidad”, resalta el especialista.
Como conclusión, Scalise señala que “la Argentina va a tener un servicio de salud sustentable si todos los actores trabajan en educación, infraestructura, prevención. Es una tarea integral. Hay innumerables recursos que hoy no utilizamos: los chicos van todos los días a la escuela, y eso da un acceso tremendo a alimentos, actividad física. Nos falta un programa que piense en las personas con salud”.
PACIENTE SANO VERSUS PACIENTE A CURAR
“El recurso médico será cada vez más escaso a medida que aumenten las enfermedades crónicas. Por eso la Inteligencia Artificial permitirá analizar con mucha precisión daños y patologías para que el profesional pueda dedicarse a la contención y la experiencia del paciente, a trabajar para mantenerlo sano, no solo curarlo”, asegura Daniel Nasutti, director general de Siemens Healthineers Argentina.
En este sentido, Diego Pereyra, asesor médico de KPMG Argentina, explica que en la actualidad la industria se encuentra en un proceso de transición hacia la omnicanalidad en medicina. “Trabajamos en pos de algo muy provocador y que suena invasivo pero que son las tecnologías de datos que permiten pesquisar patologías y ofrecer tratamientos personalizados a los pacientes a partir de, por ejemplo, sus consumos de medicamentos, comidas o perfiles genéticos”, describe.
En este punto hace especial hincapié Nasuti, que cree que estamos en un momento de cambio para la medicina: “El aumento de la expectativa de vida y la prevalencia de enfermedades crónicas nos va a llevar a modificar el modelo actual basado en el volumen por otro basado en el valor. Debemos expandir la medicina de precisión y encontrar el tratamiento adecuado para el paciente adecuado en el momento adecuado. Tenemos que mantener siempre el centro en el paciente”. Para eso, apela a interpelar datos, agregar valor clínico a los resultados de laboratorio e imágenes y “predecir qué patología podría tener un paciente”. También aboga por la llegada y difusión en el país de la infraestructura de comunicaciones 5G porque posibilita “más acceso, menos traslados, menos gastos y una mejora de la experiencia”. “En 15 países del mundo se han hecho telecirugías, con el médico guiando a distancia y un brazo robótico que coloca un stent y resuelve una angioplastía. Así como hoy tenemos smartwatches que monitorean signos vitales –como saturación de oxígeno y pulsaciones–, sería fantástico que hubiera dispositivos que detecten patologías, definan consultas médicas o indiquen análisis”, asegura.
“Todo tiene que girar en torno del paciente, pero hay que pensar en la omnicanalidad para las distintas generaciones porque no es lo mismo atender a mi mamá que a un centennial. Vamos de la transición de lo analógico a lo digital, y muchos rubros evolucionaron pero la salud está un poco estancada”, considera Pereyra. Para hacer cada vez más positivo el “patient journey map”, el ejecutivo menciona algunos ejemplos. Por caso, en China funciona un software que en KPMG están adaptando para el entorno local y permite que las computadoras detecten patrones y emitan alarmas. Se usó con la falta de olfato y gusto para el Covid, antes de que la OMS declarara el brote, y cree que en el país podría emplearse frente a casos de fiebre, dolor intraarticular y recuento inusual de plaquetas: puede ser indicio de dengue.
LA SALUD TRANSFRONTERAS
La logística y el acceso a los insumos médicos es otro de los temas relevantes para la industria. A la pandemia de Covid-19 se le sumó la guerra en Europa, entre Rusia y Ucrania, que altera todo el movimiento logístico del mundo. Andrea Bonilauri Vigil, gerente de Marketing y Comunicación de Lectus, señala que “como nunca antes tuvimos que repensarnos como empresa. Eso nos permitió estar en nuevos mercados con diferentes productos”. Fundada en 1996, con sede en Buenos Aires, Lectus es el principal proveedor nacional de soluciones y servicios en higiene, control y prevención de infecciones del sector salud. “Repentinamente el mundo se volvió un lugar donde todos los sectores requerían higiene y desinfección profesional. Se disparó la demanda y comenzó una escasez de insumos globales”, agrega Vigil.
El escenario para el negocio mundial de insumos médicos es complejo. Emiliano Bello, fundador y CEO de Altitude Logistics, admite que para permanecer y crecer en el sector hay que ser muy dinámicos. “Hoy gran parte de China está cerrada al comercio por las nuevas restricciones. Los espacios aéreos para el transporte de cargas están limitados y además tenemos una guerra en Europa que tensa toda la situación y los valores cambian todo el tiempo: un contenedor de China llegó a costar US$ 15.000”, describe.
En este contexto, el sector logístico tuvo y tiene un rol fundamental para el acceso de insumos de salud. “La pandemia nos obligó a ser aún más dinámicos porque la opción de no estar presentes nunca es una solución para nosotros”, agrega Bello, al frente de una empresa que ofrece servicios de logística por tierra, aire o mar.