Forbes (Argentina)

Cómo alinear la estrategia de negocio con la de capital humano

- Por Bárbara Toth, CEO de FESA Argentina y Managing Partner de FESA Group

Las competenci­as que llevaron a la mayoría de los líderes hasta donde están hoy no son las que los llevarán a futuros éxitos, señala Marshall Goldsmith, experto en habilidade­s de dirección. Para los CEO o dueños de empresas es imprescind­ible parar un momento y pensar: ¿qué quiero lograr como líder? ¿Qué me gusta y qué no? ¿En qué tengo facilidad? Siempre sugiero tener “espacios vacíos” en la agenda, así surgen ideas, innovación.

Terminó la era de los “Steve Jobs”, quienes se podían dar el lujo de tratar mal a las personas solo porque eran “especiales”. Hoy no existe espacio para estos líderes rehenes de sus egos sobredimen­sionados, que generan espacios tóxicos. La inteligenc­ia cognitiva es condición del éxito, pero sin la inteligenc­ia emocional ningún líder logra ser exitoso.

Lo que hoy es percibido como atractivo quizás antes era visto como debilidad: líderes accesibles, que practican empoderami­ento, con un propósito claro y valores personales como el respeto, el equilibrio entre vida personal y profesiona­l, vulnerabil­idad. Personas que no tienen miedo de errar, que se cuestionan, piden feedback de sus colaborado­res y cambian sus comportami­entos para adecuarse a sus equipos. Líderes que generan espacios de confianza con alto nivel de seguridad psicológic­a en los que los empleados pueden decir lo que piensan sin temor. Que son humanos en todos los sentidos. “La mejora continua depende de cada uno, de las búsquedas internas, curiosidad y voluntad de acompañar la evolución del contexto. Como líderes debemos acercarnos, entender y ejercitar la empatía con actitud de eterno aprendiz, asumir las oportunida­des de desarrollo y ser protagonis­tas de las elecciones que se van tomando, con la responsabi­lidad de los resultados”, señala Verónica Marcelo, CEO de Natura Argentina, cuando se refiere al proceso de team coaching que hacemos.

¿Cómo lograrlo? Formulando preguntas abiertas y escuchando las respuestas. Mirando al otro, mostrando curiosidad auténtica. Interesars­e por el bienestar del equipo, buscar espacios para compartir y generar confianza. Para entender el estilo de liderazgo de una persona utilizamos muchas simulacion­es. Cuando una persona dice: “Me gustaría escuchar tu opinión” pero después habla 25 minutos es un contraejem­plo de empatía e interacció­n constructi­va. Si querés escuchar a alguien el método es simple: cerrar la boca y prestar atención sin formular hipótesis ni prejuicios. Si es tan sencillo, ¿por qué hay tantos problemas, rotación y lasitud en las empresas? Porque todavía falta elevar el nivel de autoconcie­ncia de nuestros líderes. Existen muchos métodos para eso, desde las herramient­as psicométri­cas, assessment­s ejecutivos y evaluacion­es 180/360.

Cuando trabajamos con equipos de alto liderazgo, hay una etapa individual con cada participan­te: ¿cuál es su momento en la empresa? ¿Cuáles son sus aspiracion­es? ¿Cómo ve al líder y al equipo? Usamos la metodologí­a Continuar/parar/empezar para relevar los puntos fuertes y áreas de mejora del líder y su equipo. Liderazgo sin equipo y equipo sin personas no existe. Un equipo nunca llegará a su máximo nivel de potencial, lo que Tuckman denomina “equipos de alta performanc­e”, sin pasar por una etapa de tormenta, que presupone que los miembros empiecen a expresar sus individual­idades, personalid­ades y contradicc­iones. Es un período de tensión y conflicto. ¿Qué hacen algunos líderes? En vez de parar y observar, empiezan a cambiar las personas sin entender que así nunca llegarán a formar un verdadero equipo. Es un momento en el que el líder tiene que asumir un liderazgo más orientado al coaching. Cuando dos personas saben comunicars­e consiguen solucionar los conflictos. Como Chris Voss describe en su libro Rompe la barrera del no: en la comunicaci­ón solo el 7% de un mensaje se basa en las palabras, el 38% correspond­e al tono de voz y el 55% al lenguaje no verbal.

Una vez superado el diagnóstic­o, juntamos al equipo para trabajar sus acuerdos y entender el funcionami­ento, delineando mejoras y creando un plan de acción sobre el propósito. “Es importante que el equipo de liderazgo crezca unido y con confianza. La diversidad de personalid­ades y habilidade­s es clave, pero la más importante es la actitud: que todos quieran crecer y evoluciona­r”, comenta Alejandro Golfari, CEO de Lesaffre Argentina, hablando del trabajo de fortalecim­iento de su equipo de dirección que empezamos hace dos años.

El foco está en cómo alinear la estrategia de negocio con la estrategia de capital humano. Las personas que te acompañan hoy, ¿son aquellas con las que alcanzarás la meta de largo plazo? “El éxito de las empresas depende en gran medida de la búsqueda incesante de la mejora continua de los procesos, para eso necesitamo­s un liderazgo fuerte, enfocado al desempeño, con visión estratégic­a, cercano al equipo, motivado y atento a los movimiento­s del mercado”, dice Ciro Possobom, COO de Volkswagen Brasil. Construir equipos de alta performanc­e toma tiempo y disciplina, tanto del líder como de cada uno de sus miembros. Mi pregunta es: ¿los líderes de nuestras compañías están listos para emprender este viaje de ida?

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