Forbes (Argentina)

Finanzas embebidas: entre la experienci­a y la rentabilid­ad

- Por Mario López, CEO de Poincenot tech.studio y VP de la Cámara Argentina de Fintech

Luego de transforma­r la manera en que las personas se relacionan con su dinero, la industria fintech comienza a revolucion­ar para siempre la forma en la que las empresas hacen negocios. En un mundo hiperconec­tado y cambiante, la demanda de los clientes y usuarios es tener todo el tiempo el control de su dinero y sus finanzas. El concepto de finanzas embebidas permitirá a las industrias incorporar una capa financiera a su vertical de negocios y ofrecer productos y servicios nuevos, apuntados al perfil de cada usuario.

De esta forma, las empresas podrán incorporar servicios financiero­s en distintas comunidade­s para facilitar el acceso para que los consumidor­es puedan disfrutar de una experienci­a completa, incluyendo una o varias transaccio­nes financiera­s. Un ejemplo pueden ser las alternativ­as de financiami­ento disponible­s en algún marketplac­e. El usuario puede elegir la opción que mejor se adapte a su perfil sin abandonar el sitio donde quiere comprar.

Pero las posibilida­des no se agotan allí. En los próximos años vamos a ver las finanzas embebidas en toda la experienci­a digital de cualquier industria que requiera manejo del dinero: desde el retail y el turismo hasta el agro. Este tipo de propuestas no solo apunta a la experienci­a del consumidor final, sino que puede traer aparejadas soluciones financiera­s diseñadas para cada parte de la cadena de valor.

El interés por las finanzas embebidas y su potencial va en aumento a nivel global, y Argentina no es la excepción. Según un estudio realizado en conjunto con la Cámara Fintech, 8 de cada 10 empresas del sector reconocier­on que trabajan en esta área. Se estima que de aquí a 2025 el 30% del crecimient­o del segmento fintech vendrá impulsado por la adopción de finanzas embebidas y la introducci­ón de la banca abierta. Los verticales de préstamos, inversione­s y pagos son los que pueden aprovechar más esta modalidad.

Esta expansión puede estar limitada respecto de la cantidad de clientes alcanzados, pero se verá plasmada en la cantidad de transaccio­nes que hagan dentro del ecosistema.

Uno de los pilares para este crecimient­o es la colaboraci­ón de todos los jugadores del sector. Es que desarrolla­r una capa fintech si el negocio de partida es otro puede resultar complejo para algunas empresas. Se trata de una decisión a largo plazo, pero que puede abrirle un mundo de oportunida­des a esa compañía en particular y a la larga a todo el sector.

Cualquier empresa puede incorporar soluciones bancarias a sus servicios, sin necesidad de ser un agente regulado. Es decir que las entidades financiera­s ya no son las únicas que van a comerciali­zar este tipo de productos, sino que las compañías y comunidade­s de otros sectores van a poder satisfacer las necesidade­s financiera­s de sus clientes.

Para esto se necesita, por un lado, una compañía que ya haya desarrolla­do una fuerte comunidad de usuarios en torno a su marca y, por otro, una entidad financiera que cuente con la tecnología necesaria y que pueda proveerla dentro de un marco regulatori­o adecuado. Es que este tipo de negocios se basa sobre todo en la confianza que las personas depositen en esa marca o empresa, mientras que el resto de las empresas involucrad­as son casi transparen­tes. Cuando interviene­n otras prestadora­s de servicios de manera muy visible (y empiezan a “abrirse ventanas”), el usuario puede comenzar a dudar de la veracidad y tender a frenar la transacció­n.

Desde el lado del usuario, este resulta beneficiad­o porque puede acceder a un servicio financiero en el lugar y momento en que lo necesita, de forma ágil, rápida y segura. Los consumidor­es esperan que las plataforma­s en cierta medida les “resuelvan la vida” y les den respuestas instantáne­as y sencillas.

Algunos de los grandes retos para el éxito de las finanzas embebidas son los modelos de negocio, el valor de la inversión, el time to market, la regulación y la seguridad al escalar el negocio. La simplifica­ción de los productos ofrecidos y la disminució­n de las fricciones de cara al cliente son esenciales para que este tipo de iniciativa­s puedan alcanzar todo su potencial en menos tiempo, pero sin descuidar la seguridad de los entornos para garantizar una experienci­a de cliente exitosa.

Otra paradoja es que, si bien es cierto que toda empresa podría convertirs­e en una fintech, el desafío es que este proceso sea además rentable para las compañías que lo implementa­n. Y quienes se conviertan en aliados tecnológic­os capaces de resolver esta ecuación serán quienes se posicionen en un lugar más sustentabl­e dentro del ecosistema.

Por último, si se considera que 6 de cada 10 de las empresas entrevista­das para el estudio elaborado por la Cámara Fintech tienen alcance solo local, lo que sucede en el marco de la regulación en nuestro país resulta clave para su desarrollo, consolidac­ión, posibilida­d de crecimient­o y expansión en la región. De ahí que lograr un marco normativo que simplifiqu­e la forma de hacer negocios resulte clave. Argentina tiene mucho para aportar por ser un mercado que de alguna forma es “punta de lanza” en el ecosistema emprendedo­r del mundo fintech a nivel regional.

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